Un poco más de Jaquetía o Haketía, que hemos de preservar como otra de las joyas de Larache. Para ello, dos pequeños relatos de Mercedes Dembo y de Sara Fereres, que además de ser curiosos por el uso de este lenguaje tan peculiar nos hacen sonreír.
Sergio Barce, julio 2012
LOS CELOS DE YAAKOB EL LOBO
por Mercedes Dembo Barcessat
Yaakob el lobo estaba bebiendo en el rió Lukus, halaqui (he aquí) que le aparece en el espejo una lobita endiamantada (hermosa), una al’hazba (moza) ujlas (nada más). Jameo (penso), jameo mala suerte que me cayo del sahtela (cielo), uena fermozura, tengo que tratarla con dabagar (despacio). Ua s’acercó como el que no faze nada y ampezó a golerla (olerla), ad Dió (Dios mío) que golor! Te fnea (alza) el alma, tiernezita ez esta, todavía no estrenada, esto es una ganga que no voy a deshar (dejar) pasar.
-Ola, la dize, ¿ez la primera vez que vienes por aquí? Nuncua te vi.
-Si -dize ella- no conosco a nadie
-Soy Yaakob, vivo cerca
-Soy Orito, acabo de llegar, vivo con mi auela.
Agüera (ahora) el mamzer (canalla) no la disho que estaba cazzado con una bel’a (muchos) de hijos.
-Que bien, vamos t’anseñaré (enseñaré) los derredores-. Y la lebo (llevó) al jardín de las Hespérides, los leones que estaban de hassas (guardia) afera (afuera) le shatearon (tiraron) una mirada de muerte, ellos ya conocían a Yaacob.
No paraba de fojmearse (exagerar) de lo que tenia de tierras y obreros. Ella le miraba con admiración, de vez en cuando el se paraba a recojer (recoger) una flor y se la mekneaba (daba). Ansi pasaron unaz horas, hatta (hasta) que se fizo escuraña y ella disho (dijo):
-¡Que tarde! Deboy volver a caza mi abuelita se va inquietar.
La acompaño hatta la cuerta (puerta) de su cazza detrás del cine Ideal, fijaron una cita para el día siguiente.
Ansí pasaron los días cada vez la lebaba a un luar (lugar) maz aizlado (aislado) que no los mire alguno (alguien); la levo en su coche caballo por la ghaba (bosque), la hípica…
Yakob estaba perdidamente enamorado de Orito y con un celo preto; no le levaba el sueño la noche entera doreando (dando vueltas) en el catre (cama). La llenaba de regalos: un conejito o una ternerita, la fazia collares y zarcillos con los huesos y hatta un poncho con la piel de la ternera. Se alevantaba almuddén (al amanecer) y cunando (cuando) la veía el corassón le dukeaba (golpeaba) com’el tambor. La siguia por todas partes cunando (cuando) entraba en la baqqala (tienda) se quedaba fera (fera) uaqfeado (de pie) contra la pared com’ el hassas (guardia) y si hadraba (hablaba) con alguno se enca’asaba (furioso), le subía una jenia (cólera) demudada (muy desagradable). A la garrada (de repente) se plantaba frente a Orito con alguna excusa. Adole (donde esta) él que iba todas las tardes a tomar una copa en el bar Cocodrilo o al Perico o al Canaletas, ualu, no se le veía el hes (cara).
Tanto estaba acupado vigilandola que ni siquiera abría su ferretería en la caleja Real, lo deshaba (dejaba) todo en manos de su ayudante, su ceguera era tal qu’el ayudante le vazio (arruino) ujlas (nada más) y fuyó (huyó).
Mazalika, la mujer de Yaakob, se iba enloquecer la mel’oqa (desgraciada) no tenia ni una chica para mercar de comer a sus fijos, y no sabia en que me’ara (tumba) se había metido Yaacob. Los vezinos los daban manzia y la traían algún guizzado (comida), saha (es que) los tiempos estaban m’kefsin (duros) ampezó una sequía preta no sepis de mal. Cojieron los vezinos y se feron (fueron) al majzen local (governante) a acuzzar (culpar) a Yaacob que abandono a su mujer y a sus fijos, se puzieron a shautear (gritar) tanto que Mojlufito un ghial (apuesto) de lobo los oyó y salio a talear (checar).
-¿Que ez este haraj, que pasa?
Se lo contaron. Agüera (ahora) Mojlufito tenia una cuenta larga con Yaacob y esto le vino l’anillo al dedo. Yaakob le había robado su novia Mazalika y el juro que se iba a vengar. Cojio la pata y salio pitando a bushcar a Yaakob horas y el doreando (dando vueltas) hatta que le vio, s’acercó con dabagar y le tarsheó (abofeteó) las doz caras, le metió una tresha (paliza) que le deshó seco.
Encontraron a Yaakov y le metieron a la cárcel, todos los días le ponía el gendarme un collar y le levaba a la ghaba (bosque) a cazar para su famia (familia), volvía Yaakob alqueado (muy cansado) y se shateaba (tiraba) a durmir en el suelo.
En demientras (mientras) Mojlufito estaba namorando con Orito, él era un caballero y fe a la auela a pidirla permiso de hadrear con ella (hablarla). Subían y abashaban la caleja Chinguiti a los ojos de todos, la levaba a la pastelería Montecatine, a dorear por la plaza España, la trataba de como y como.
DE ESTE CUENTO HAY UN VÍDEO QUE PODÉIS VER EN:
http://youtu.be/OI2bbGbtuj8?hd=1
6 respuestas
Gracias Mercedes y Señora Fereres.Es verdad que el haketia no debe perderse.Un saludo de una paisana
¡Uuuuuuuuhhhhh … menudo olfato el de Yaakob «el lobo»! y qué fuerte el celo le entró por la endiamantada Orito. Y, naturalmente, como todo cuento que se precie, al final también tuvo su escarmiento. Qué buen rato he pasado leyendo este delicioso relato y cuanto me he reído con los regalos que el lobo le hacía a su enamorada (conejitos, collares de huesos, y pieles de ternera) jajajjajja.
Me ha trasladado, en cierto modo, a lo que debieron ser los romanceros de ciego, y esos relatos de cordel (siglos XVI – XVII) en los que sobre un palo vertical se desenrollaba una tela, y aparecían unas láminas y dibujos que ilustraban, paso a paso, la historia que se narraba.
Poder escuchar a la sra. Dembo Barcessat recitar este cuento con la musicalidad y riqueza de entonación del Haquetía es un placer y un interesante documento lingüístico.
Igualmente entrañables y divertidas, las escenas familiares que nos describe Dña. Sara Fereres en esos días previos a las fiestas y pascuas judías. He tenido la suerte y el privilegio,- además de ser vecinos puerta con puerta en distintas ciudades y calles -, el que mis padres disfrutaron de la amistad de varias familias hebreas. Y en la cocina, era uno de los sitios donde mayormente se notaba dicha influencia que aún perdura: las diferentes maneras de cocinar el pescado, la exquisita adafina, el amplio recetario sobre las berenjenas ¡incluso en dulce!, y por supuesto la repostería.. los almendrados, la carne de membrillo y los letuarios. Mi madre aún hace una mermelada de naranja amarga con jengibre que jamás faltó en casa.
Qué niño goloso no sucumbió al poder de seducción de los jáluas..
¡Uff, cómo me enrollo! ¡Fran, baraka l ‘hadra!
Pero como dice Mercedes Dembo: Todo esto «te fnea el alma».
Yahasra por esas pascuas y los carneros que se asaban en ese anafe, como te venia, no hablmos cuando uno salia terefa. De todo m’acordo como si fera hoy y lo escribo que se quede, bendita sea muestra memoria.
Gracias señora Sara ya sabe usted como me plaze meldarla. sana y uena este rodeada de su famia en diamantada.
bezzos alcofas repletas.
Gracias Isabela, lo importante es que nos leen.
besitos
Gracias mi ueno Fran me alegra te gusto y t’acordas de muestras costumbres.
Dices que tu madre hace la mermelada de naranja amarga que sale deliciosa.
Hay una ensalada que hacemos con la naranja amarga, la ranja (leer j como la g francesa) con pimiento picante y ajo es deliciosa. En cuantito llego a israel para Pesaj mi hermano las trae de su arbol y hago la ensalada.
besitos
Gracias a los que escriben comentando los escritos de mi madre, y las comidas que mencionas Fran, todo eso lo seguimos haciendo, las tradiciones son nuestra base, y hay comidas que son especificas para cada pascua, fiesta o celebración….esa ensalada de naranja amarga, ranjja, es una exquisitez, con ajo picadito, apio en rodajitas, pimentón jarro en polvo, y aceitunas negras decorándola…mi suegra z`l era especialista en ella…cuando no se encuentran las ranjjas se hace con toronjas….
Las berenjenitas en dulce, otra exquisitez de nuestra cocina….
Como dicen, la haketia no debe perderse, hay que trasmitirla y Mercedes es la indicada para hacerlo, tiene mucha gracia…mi madre no la escribe hace años, la edad ya no se lo permite…
Saludos y que estén todos muy bien