Abdelatif Belaziz nació en Larache en 1953. Cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes de Tetuán.
Su pintura combina la abstracción con la tendencia figurativa, pero en la que la aparente simplicidad cobija una cosmogonía personal y reconocible. Las obras de Belaziz están cargadas de sensualidad, carnalidad y de propuestas transgresoras, enfrentando al espectador de sus cuadros con la explicitud de sus planteamientos.
Lo que más me atrae de la pintura de Abdellatif Belaziz es su clara vocación a la visceralidad carnal de sus desnudos. No hay trampa ni cartón en esos cuerpos que se muestran tal y como son, la carne adueñándose de la obra, los volúmenes en un permanente movimiento cargado de insinuaciones. La mujer lo domina todo con su poder telúrico, y Belaziz la deja apoderarse de las sensaciones de quienes se asoman a verlas, es como si supieran que pueden dominarnos con sus cuerpos, con sus promesas silenciosas.
Le Baisé, por ejemplo, está llena de connotaciones perturbables. Hay un beso, pero hay también unos brazos y unas piernas que se entrelazan y se rozan, hay un acercamiento de los cuerpos claramente significativa: la sexualidad como imán irreprimible. El deseo y la carnalidad se tornan en armas imposibles de dominar, y el pincel de Belaziz les otorga el aura del misterio, de una dosis de irrealidad cercana al abstracto pero que no olvida en ningún instante la cercanía de lo que pinta, de lo que le interesa. Me seduce el color rojo oscuro caldera del hombre provocando el desmayo de esa mujer, verde esperanza, la combinación del amarillo con los otros tonos, poderosa combinación para expresar la mutua atracción irreprimible. Como también me atrae la imagen en L´assise, de más arriba, ocultándonos deliberadamente el rostro de la mujer pero no asi el resto de su cuerpo desnudo, una declaración de principios del autor.
En la aparente quietud de sus cuadros, percibimos, sin embargo, el movimiento de los cuerpos retratados. Se deslizan sobre la superficie erótica de sus camas o de los sillones en los que descansan de forma voluptuosa, no se ocultan, brazos, piernas, las extremidades se abandonan a posturas complacientes, exhibicionistas, personajes que parecen aguardar a ser poseídos o a ser dominados. El sexo y la sensualidad planean permanentemente en un ritual en el que las formas rotundas de la mujer -siempre la mujer carnal en la cultura marroquí- señorean como reinas de este mundo onírico.
Belaziz juega con los colores. Su visceral y rotundo empleo del desnudo, que convierten su obra en un hito en el panorama pictórico actual del norte de Marruecos, se combina a la perfección con su arriesgada apuesta por colores explosivos como el rojo o el azul, que dejan paso, en ocasiones, a tonos más cálidos o directamente neutros. Todo depende de cuál sea su intencionalidad: ya lo hemos visto con el rojo caldera, como pasión explosiva, y del verde como atemperada espera.
Es una pintura tan aparentemente simple como jugosamente compleja.
Hace años, estuve en su estudio, en su casa de Larache, en la zona de Rakada, y sus tablas se multiplicaban por los rincones de esa estancia, sobre los muebles, en el suelo, apoyadas contra las paredes, en un multiplicador efecto de alucinación.
Los vibrantes tonos compeliendo a los desnudos a removerse de los límites impuestos por los cuadros para salir de ellos y moverse libremente, para ofrecerse a quienes les observan, éste y no otro es el poder de sus obras, que escapan para hacerte sentir el inevitable deseo carnal.
Normalmente es fácil ver a Abdellatif Belaziz por Larache. Es un hombre alto, delgado, siempre se le ve caminando pensativo, con algún borrador entre las manos, o bien participando en las actividades culturales, especialmente con los niños, que se organizan en Larache. Cuando habla de su pintura, se desboca, apasionado, y te contagia sus ganas y su creatividad.
Abdellatif Belaziz ha sido premiado tanto en Bélgica, Prix D´Alexandre Allaud 1980, como en Rabat. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas en Larache, Asilah, Rabat, Tánger o Casablanca, y en Europa en Sevilla, París y Bruselas.
Individualmente ha expuesto en Bruselas y Casablanca, y ha participado con sus obras en actividades de varias asociaciones culturales de Larache, como las organizadas por Larache en el Mundo en el Colegio Luis Vives de Larache y en el Día de Larache en Sevilla.
Es hermano de Khalid Belaziz que dirige la Asociación Cherif Idrisi con la que hacen una labor maravillosa con los niños de barrios humildes de Larache potenciando, especialmente, su educación musical, así como otras facetas artísticas como la pintura, cerámica o teatro.
Un beso más de los que ya conocía…
«Le baiser de l’Hotel de Ville» de Robert Doisneau, una de las fotografías más famosas y románticas del siglo pasado.
«El Beso» del pintor austríaco Gustav Klimt y la escultura «El Beso» del francés Auguste Rodin.
Muchos de los cuadros de Belaziz esconden los rostros de unas mujeres que exhiben unos cuerpos rotundos, en espera y en ardientes colores… fascinante!!
Un comentario
Un beso más de los que ya conocía…
«Le baiser de l’Hotel de Ville» de Robert Doisneau, una de las fotografías más famosas y románticas del siglo pasado.
«El Beso» del pintor austríaco Gustav Klimt y la escultura «El Beso» del francés Auguste Rodin.
Muchos de los cuadros de Belaziz esconden los rostros de unas mujeres que exhiben unos cuerpos rotundos, en espera y en ardientes colores… fascinante!!