ASÍ FUE LA FIRMA DE «LA EMPERATRIZ DE TÁNGER» DE SERGIO BARCE, EN LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Me afirmo y ratifico en lo dicho en anteriores ocasiones: soy un privilegiado. Donde vaya, tengo un montón de amigos que me arropan. y esta vez ha ocurrido en Madrid. He estado firmando ejemplares de mi novela La emperatriz de Tánger (Ediciones del Genal) el viernes 5 y el sábado 6 de junio. Los días anteriores, varios amigos me escribían para decirme que no estarían porque se marchaban de puente, que había escogido una fecha muy mala por el Corpus… Era el presagio de una hecatombe. Pero no. Finalmente ha resultado ser una de las veces que más público ha acudido a la firma de uno de mis libros, y he salido realmente feliz de la experiencia. Los larachenses, claro, al pie del cañón, pese al puente, porque hay larachenses hasta debajo de las piedras.

Tanto en la Caseta de Balqis Casa Árabe, en la que Beatriz Ballesteros y su hermana Sara, junto a su madre, me acogieron con un entusiasmo y una alegría contagiosa, como en la de Librería Diwan, con Noureddine Bettioul y Said Bensellam a la cabeza, y Mar de apoyo permanente, que son como familia y que estuvieron allí vendiendo mi libro como jabatos, lo cierto es que me lo he pasado francamente bien, disfrutando de los lectores que se acercaron y se aventuraron a comprar mi nueva novela, y, sobre todo, de los muchos amigos que no sólo se llevaron ejemplares de La emperatriz de Tánger, sino también de Paseando por el Zoco Chico, El libro de las palabras robadas y Sombras en sepia. La verdad, no me puedo quejar.

Aquí tenéis un pequeño reportaje de fotos en los que no están todos pero sí que están los que pudimos captar con mi cámara (qué paciencia tuvieron Beatriz, Sara, Mar y Said, según el caso) y las que tomaron Ange y su marido Ignacio (las mejores fotos, por supuesto). 

No quiero olvidarme de todos, pero por allí desfilaron 

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para llevarse alguno de mis libros firmado Ignacio y Ange Ramírez (imprescindibles, claro, porque son parte ya indisoluble mía), Leonor Merino (que me leyó a viva voz un poema que había escrito en el tren camino de la Feria), Amparo que me trajo su sonrisa y el abrazo de Mohamed Chakor, Chiqui Pulido (tan risueña como siempre), Ana Laura (otra larachense, que a su edad sigue devorando libros, y que me hizo reír cuando nos vimos), las hermanas Adela y Esperanza Manso Osuna (el ramillete de mujeres guapas es larguísimo), Aziz Bouhdoud y Javier (que hicieron otras fotos que ya incorporaré cuando me lleguen), Fuensanta Niñirola (compañera de Generación Bibliocafé, que ha escrito una reseña maravillosa de mi novela), Rosa (una de mis seguidores más fieles y entrañables), Carlos Egea y su esposa (que me recordaron los días en el que él trabajó con mi padre en Larache, y ella cuando acudía a la tienda de La bandera Española y le atendía mi abuelo…), Sara Fernández-Palacios (con su sonrisa encantadora), la otra Sara (que no conocía mi obra, pero se aventuró a leer La emperatriz… convencida de que iba a acertar), Ángela y Mustafa, que venían con su hijo (una familia luchadora y admirable), y claro que hubo algunas anécdotas, como conocer a Marina Heredia, que resultó ser descendiente de la familia Fuentes, duelos de la famosa Pensión Fuentes de Tánger donde, curiosamente, transcurre alguna escena de mi novela, y eso la ilusionó; y otros lectores que veía por primera vez pero que con sus ganas de leerme me han dado una transfusión de optimismo y de ilusión.

Sergio Barce, junio 2015

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