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ASÍ FUE LA PRESENTACIÓN DE «PASEANDO POR EL ZOCO CHICO. LARACHENSEMENTE» EN LA LIBRERÍA PROTEO-PROMETEO DE MÁLAGA

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Charla previa entre escritores: Sergio Barce, Mario Castillo (de espaldas) y José Garriga Vela
Charla previa entre escritores: Sergio Barce, Mario Castillo (de espaldas) y José Garriga Vela

El pasado viernes, se presentó en la Librería Proteo-Prometeo de Málaga mi libro de relatos Paseando por el Zoco Chico. Larachensemente (Jam Ediciones /GB, Valencia) de la mano de José A. Garriga Vela, un privilegio del que tengo que alardear por partida doble: porque es uno de mis escritores de cabecera, y porque es un amigo con el que, como él mismo dice, me une una complicidad especial.
José A. Garriga leyó un texto, larachensemente, al ritmo de sus palabras. Siendo sincero, me fascinó lo que había escrito para la ocasión: un relato, que es su relato para hablar de mis relatos. Me pareció maravilloso.

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Y vi la reacción en el rostro de los asistentes, cautivados desde el primer momento por su manera de leerlo.

Para quienes no tuvieron la suerte de escuchar a Jose, ha tenido el detalle de enviarme su intervención, y la acompaño a esta breve crónica para que podáis disfrutarla y descubrir lo que él supo ver en mis cuentos.
Luego, hubo un simpático coloquio, y salimos agradecidos por la masiva asistencia y por el trato tan cercano y atento del personal de Proteo-Prometeo.

Sergio Barce 

Las fotos que se acompañan a esta breve nota, son obra, claro, de mi amigo y fotógrafo excepcional José Luis Gutiérrez. Del que os facilito su página:

http://www.jlgfotografo.com/

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PASEANDO POR EL ZOCO CHICO LARACHENSEMENTE

El verano de 1980 conocí Larache, desde entonces he vuelto varias veces. Sin embargo me han quedado grabados dos viajes: el primero hace alrededor de diez años, el segundo hace tan sólo unos días, y en ambas ocasiones la compañía de Sergio me ha guiado por la ciudad visible y la invisible. Esta tarde voy a leer algunas de las anotaciones que he ido escribiendo en el cuaderno de mi último viaje a Larache, que comenzó el 22 de septiembre y está finalizando ahora. Aquí están anotadas esas imágenes, experiencias y sensaciones que se producen en los viajes y que sólo mencionarlas nos hacen revivir el pasado. En realidad los viajes no acaban hasta que se olvidan y esto es muy difícil que ocurra.
El cuaderno de viaje empieza así: “Esta mañana he vuelto a sentir el mar como si lo estuviera viendo por primera vez. Sergio me acercó una caracola al oído y dijo: “¿Lo oyes?, ¿cómo se puede encarcelar la belleza en una jaula tan diminuta? No hay nada más grande que el océano. Es tan inmenso que hay mares en su interior”. Íbamos los dos paseando por la playa bajo la luz de Larache. Sus palabras, igual que el paisaje que se extendía ante nosotros, poseían un efecto hipnótico. Yo escuchaba en silencio. Luego, escrutando la línea del horizonte, añadió: “¿De qué tonalidad son los amigos?, ¿qué tipo de cámara sería capaz de captar ese arco iris invisible que ahoga los grises tristes y amargos?”. Al oírlo, recordé a los amigos presentes y los que ya no están. Pensé que a mí también me encantaría poseer esa cámara capaz de borrar la desgracia.

JOSÉ ANTONIO GARRIGA VELA durante su intervención
JOSÉ ANTONIO GARRIGA VELA durante su intervención

Después de estos días puedo confesar que conozco más profundamente Larache y mucho mejor a Sergio, un amigo al que apenas veo y con el que guardo esa extraña complicidad que alcanzamos con determinadas ciudades y algunas personas. Nos une el cine, la literatura, los paseos por el zoco chico y por los rincones secretos que se ocultan en los pliegues del cerebro. Sergio Barce pertenece a ese tipo de escritores capaces de encerrar un mundo en una frase, igual que encierra el mar en la jaula mágica de una caracola. Me he sentido un privilegiado al pasear con él por Larache, andar y desandar hasta encontrarnos con los recuerdos, la fantasía, los seres queridos presentes y los queridos ausentes; toda la fuerza del sedimento que van dejando los sueños. Sergio ha tocado mi fibra sensible: el pasado que vuelve. Los fantasmas que regresan para instalarse felices en el castillo imborrable de la memoria. La memoria, la única capaz de expulsar la muerte.
Hablo de la complicidad que me une a Sergio, detalles ínfimos que me estremece recordar, como el silbido de su padre al llegar por la tarde a casa que es el mismo silbido de mi padre al volver del trabajo por las tardes. Y los gusanos de seda que su madre le llevaba en una caja de cartón con hojas de morera son los mismos que traía mi madre. Recuerdos de seda que vencen el olvido. Sergio iba al cine Ideal de Larache y yo al cine Emporio de Barcelona. Larache, Barcelona, Málaga, qué más da, cuando se apaga la luz en la salas de cine los dos estamos en el mismo lugar de la película. Los lugares de la memoria y la fantasía que mencionaba antes. “¡Cuántas películas habrás visto!”, le preguntó alguien una vez al hombre del carrillo con chucherías y frutos secos que se instalaba todas las tardes delante del cine Ideal. Y el hombre del carrillo dice Sergio que se quedó pensando un buen rato, hasta que respondió en silencio: “El cine que conozco lo he visto a través de los ojos de los niños”. Quizá así contemplamos nosotros las películas del pasado, a través de los ojos del niño que fuimos y que nunca nos abandona.

PASEANDO POR EL ZOCO CHICO - cubierta
Estos días he paseado con Sergio por la niñez y adolescencia. Sus amigos de entonces son ahora también mis amigos y durante el mes sagrado del Ramadán nos convertimos en los dueños de las calles de Larache. Esos amigos que Sergio tuvo que abandonar en 1973 para viajar a Málaga, igual que yo había hecho cuatro años antes con mis amigos de Barcelona. Dos viajeros a contracorriente. Málaga se convirtió en el destino de ambos y en Málaga a Sergio lo apodaron el Moro y a mí el Polaco; dos extranjeros en casa. Desde la perspectiva que aporta la distancia y el paso del tiempo, Sergio observa la silueta del otro continente, tan cercano y lejano a la vez. Piensa en los muertos que viven bajo el agua, los emigrantes que cruzan el Estrecho con la esperanza y la ilusión de encontrar una vida mejor. Lo que Sergio llama: “Ese anzuelo indigno que ha creado Dios”. No hacen falta más palabras.
Esta tarde, antes de reunirme aquí con vosotros, me he sentado a beber un té mientras disfrutaba releyendo un cuento maravilloso, todo con calma, sin prisas, larachensemente, como los paseos que estoy dando con Sergio Barce por el territorio de su imaginación. Larachensemente puede ser el inicio de una novela. Y hay detalles en los cuentos y en los paseos que he caminado y leído y releído estos días que muestran detalles que hacen de Marruecos, como dice Sergio, “un lugar digno, decente e irrepetible”, detalles como los de Yebari, el vendedor de libros, un auténtico Larachense, incapaz de quedarse con el dinero de los libros que vende de Sergio. “El autor es el dueño de la obra”, dice Yebari, y al instante añade: “¿Quién lo ha escrito, hombre? Para mí es un placer poder venderlo”. Hay aquí encerrados tantos paseos maravillosos, como el titulado Ellos vuelven a Larache, un cuento incontable que sólo Sergio consigue expresar en palabras. Y las distintas lenguas, razas, religiones, que conviven en Larache. Y la tumba de Jean Genet mirando al corazón del océano, los mares dentro del mar misterioso. Y el taller de bicicletas de Yasim con el póster de Eddy Merckx subiendo por la pared del local mientras Yasim y todos nosotros marchamos en el pelotón perseguidor. Y el edificio de la Unión Bancaria Hispano Marroquí. Y los hogares de la familia. Los amigos, tantos amigos, tantos personajes de novela, tantas y tantas historias.
Y ahora para terminar, como diría el señor Beniflah, todos los que quieran pasar, que entren. Todos los que deseen disfrutar larachensemente este magnífico y conmovedor paseo por el zoco chico, que pasen. Al otro lado les espera Sergio Barce, asomado al balcón del Atlántico desde donde se divisa la curvatura del mundo.

José Antonio Garriga Vela

MÁS IMÁGENES DE LA PRESENTACIÓN:

Firmando a Marichu
Firmando a Marichu

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Firmando a Ana María Cuevas. Detrás Marina López, José Luis Pérez Fuillerat...
Firmando a Ana María Cuevas. Detrás Marina López, José Luis Pérez Fuillerat…

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José A. Garriga y el maestro Linares
José A. Garriga y el maestro Linares

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Sergio Barce y José Garriga
Sergio Barce y José Garriga

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Firmando a Julia Sousa y Antonio Herráiz, y detrás Santiago Souviron, Jesús Ortega, Claudia Santos...
Firmando a Julia Sousa y Antonio Herráiz, y detrás Santiago Souviron, Jesús Ortega, Claudia Santos…

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14 respuestas

  1. Sergio, fue un momento hermoso y super entrañable. Yo no pare de lagrimear pues esa relacion de amor que tienes con el lugar donde te criaste, es comun a todos los que vivimos lejos de él. Tus palabras y las de Jose Antonio transmitieron sentimientos muy profundos. Gracias

  2. Qué bonito todo lo que te dice Garriga Vela… y en este «bonito» caben tantos sentimientos que afloran en mi mientras lo leo! He sentido sus palabras y aquí lo reconozco, como un verdadero larachense que, junto a ti, Sergio, se deja transportar a ese marco incomparable de múltiples sensaciones que es Larache y todo cuanto forma parte de ella… sobre todo, sus gentes, diversas, maravillosas.
    Y hay algo muy especial que también descubrí hace muchos, muchísimos años… que Larache, Málaga y Barcelona tienen un fuerte vínculo, existe una fuerza invisible pero poderosa que las atrae irresistiblemente. Lo experimenté un año ya muy lejano, aquel Mayo del 68…
    Me he perdido una gran presentación!
    Un beso

  3. Lo mejor de la presentación del libro de Sergio (¡gracias, Sergio!), fue todo.
    El libro es aprovechable desde la cruz a la firma; unos relatos que te enganchan desde el principio, y que se leen placenteramente, y, para este que comenta, de un tirón (ya lo tengo preparado para releerlo próximamente a continuación).
    En cuanto al presentador, pues ¡qué quieren que les diga!; como escritor ya lo conocemos por la maestría con que maneja el lenguaje, pero es que, además, y en el escrito de presentación a que nos referimos, le he notado (en determinado momento) un cierto halo de poesía y de filosofo agazapado debajo del texto, como no atreviéndose a manifestarse claramente como tal; en fin, esperemos el próximo libro de José Antonio a ver si se confirman mis sospechas, y, desde luego, el próximo de Sergio, que todos esperamos expectante.
    En todo caso enhorabuena a nuestro escritor, y que la próxima presentación se pueda hacer en un más amplio local porque en ese, no cabíamos todos.

  4. «Sus amigos de entonces son ahora también mis amigos» resaltaría entre otras..entrañable presentación ,se percibe lo bien acompañado que estuviste ,Enhorabuena por tu libro .Abrazos

  5. ¡Vaya!, yo no estuve en la presentación, pero gracias al reportaje gráfico, a la crónica del autor y, sobre todo, a las palabras de su querido amigo José Garriga, uno se puede sentir deleitándose de nuevo por ese zoco chico.
    Comparto de manera exponencial dos frases muy significativas: «Sergio es capaz de encerrar un mundo en una frase» y
    «los viajes no acaban hasta que se olvidan y esto es muy difícil que ocurra».

    No sé de qué tonalidad será su amigo, pero seguro que tiene colores primarios en cantidades ingentes que difícilmente se agotaran para mostrar un espectro sempiterno necesario para escribir y decir lo que aquí ha transmitido.

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