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«BIRDMAN», UNA PELÍCULA DE GONZÁLEZ IÑÁRRITU

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BIRDMAN cartel

Regreso del estreno de la nueva película de Alejandro González Iñárritu, y lo hago rendido a este trabajo, original, diferente, abrumador y emocionante. Es una película arrolladora. Y lo es porque cuenta con un guión asombroso, porque está rodada de una manera magistral, porque los actores están espléndidos. El mundo entre real y onírico que crea González Iñárritu no sólo me atrapa, me subyuga de una manera poderosa, irresistiblemente.

Amores perros, 21 gramos, Babel, Biufiful… Todas y cada una de las anteriores obras de este realizador singular y único me han fascinado por alguna u otra razón. Birdman me ha fascinado absolutamente por todo. (González Iñárritu rueda actualmente un western… The revenant. No puedo imaginar lo que nos puede deparar, pero seguramente será algo atractivo).

MICHAEL KEATON en Birdman

No es un film para todos los públicos, no para esos que van al cine a ver una sucesión de explosiones y que dejan su cerebro sólo para los whatsaps que reciben mientras creen estar viendo la película. Es un film para quien ama el cine y para quien desea verse sorprendido por una historia fascinante.

En principio, la trama no es nada excepcional: una estrella del cine de superhéroes, ya en declive y olvidada, se lanza a producir, dirigir e interpretar una obra de teatro basada en un texto de Raymond Carver, y, a partir de ahí, se cuenta qué es lo que sucede mientras ensayan, mientras pre-estrenan la obra y por fin mientras la estrenan en un Broadway inhumano y cruel, personificado en la crítica de teatro Tabitha (a la que da vida la excelsa Lindsay Duncan). Hasta ahí, si se conoce el argumento de antemano, uno puede pensar que va a asistir a un melodrama o a un drama con alguna nota cómica, con suerte. Parece incluso que puede ser un buen punto de arranque para una película de Woody Allen. Sin embargo, hay historias conocidas que pueden ser contadas de otra manera. La Odisea sirvió a los hermanos Coen para rodar Oh, Brother!, y su relato de las peripecias de Ulises parece aparentemente no tener nada que ver con el clásico de Homero.

MICHAEL KEATON y EDWARD NORTON en BIRDMAN
MICHAEL KEATON y EDWARD NORTON en BIRDMAN

González Iñárritu cuenta esta historia de teatro y del teatro, y de cine y del cine, con un guión tan poderoso como magistral, escrito a ocho manos por el propio González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo (nieto del inolvidable Armando Bo, ese realizador argentino que nos regalara aquellas películas eróticas y de calidad dudosa pero con la exuberante Isabel Sarli).

Pero sumerjámonos en la película: el protagonista se llama Riggan Thomson. Es un actor de edad madura que en los noventa fue Birdman, un héroe de cómic al que interpretó en el cine y que lo convirtió en rico y, sobre todo, famoso. Por supuesto, no lo convirtió en el buen actor que él piensa que es. Pero Riggan ha decidido que va a demostrar que es un actor de verdad y por eso monta esta obra, que su hija tacha de pasada de moda y de trasnochada, una obra que habla del amor.

MICHAEL KEATON, NAOMI WATTS y ZACH GALIFANAKIS en BIRDMAN
MICHAEL KEATON, NAOMI WATTS y ZACH GALIFANAKIS en BIRDMAN

El primer gran acierto de Iñárritu es haber pensado en Michael Keaton para el personaje. La simbiosis actor-personaje no puede estar mejor traída a esta historia porque la historia de Michael Keaton tiene algo de Riggan Thomson.

Michael Keaton fue Bitelchús, pero sobre todo fue Batman, ambos personajes de cómic trasladados al cine de la mano de Tim Burton. Como el personaje de Birdman, Keaton ha pasado a ser un actor casi olvidado al que se le recuerda principalmente por sus papeles en los films basados en esos dos cómics, especialmente Batman. Al igual que Riggan Thomson, Michael Keaton trata de demostrar en esta película que es un buen actor, y no sólo lo logra, es que hace un trabajo apabullante y complejo, con el que nos muestra las interioridades, las fobias, las manías, los fantasmas y las penas de este actor desesperado, pero también sus debilidades, su humanidad y sus sueños. Es difícil resumirlo porque durante la película asistimos a un recital interpretativo durante el que nos compadecemos de él, soñamos con él, sufrimos con él, nos reímos con él, y hasta casi lloramos por él.

Otro acierto de González Iñárritu es cómo encadena las escenas de esta película. Hay momentos en los que olvidas que hay un montaje (deslumbrante) porque los trávelin y los planos secuencia se engarzan de tal manera que todo parece rodado en una sola toma: Sed de mal (Touch of evil) de Orson Welles y La soga (Rope) de Hitchcock parecen haber alimentado esta forma de encarar y rodar la película. No hay respiro, pese a que es una película aparentemente sin acción.

ALEJANDRO GONZÁLEZ IÑÁRRITU
ALEJANDRO GONZÁLEZ IÑÁRRITU

La voz en off del propio héroe de cómic de Birdman, que tortura al protagonista hasta hacerle perder las casillas, ayuda a subrayar su personalidad quebradiza, el miedo a lo que pueda suceder, su deseo por romper definitivamente con ese pasado de actor de héroe de cómic.

Junto a esta voz en off hay una música que acompaña a la mayor parte de la historia que consiste simple y llanamente en percusión, la percusión de una batería. Es obra de Antonio Sánchez. Al comienzo es, en algún instante, hasta un poco molesta. Luego, te das cuenta de que no lo es, de que en realidad es una parte consustancial del relato filmado y de que, de otra manera, perdería fuerza y no resultaría tan sugerente. Porque de lo que se trata es de transmitir, a través de la banda sonora, la desesperanza y el desasosiego en el que vive Riggan Thomson, como si la percusión fuesen los latidos de su desbocado corazón.

Junto a Michael Keaton, que se destapa en esta película como el asombroso actor que es, el resto del reparto está igualmente magnífico: Naomi Watts ríe y llora, y construye una mujer que se refugia en la piel de una actriz insegura y frágil (lástima que el botox y cierta cirugía comiencen a cambiar su fascinante y precioso rostro), Edward Norton interpreta a otro actor tan excelso como lo es él, con un punto de irreverencia y con otro de imprevisibilidad, con varios toques de humor desternillantes; por el contrario, Zach Galifanakis, habitualmente desmelenado en comedias irreverentes y toscas, está controlado por el director y hace otro buen trabajo como el abnegado productor amigo del protagonista; Emma Stone, cuyo rol es el de la hija de Thomson, llena la pantalla con sus ojos asombrados y asombrosos, y protagoniza una de las escenas más duras del film cuando, en un arrebato de ira, le lanza a la cara a su padre todo lo que piensa de él como hombre y como actor… Y nada de lo que le dedica es precisamente cariñoso. Es un primer plano de Emma Stone en el que su diatriba demoledora es como un fusilamiento en el frío amanecer. La reacción de Michael Keaton te conmueve. Y, finalmente, Lindsay Duncan como la crítica de teatro que se hace odiosa por el resentimiento que destila, algo que logra con la sencillez de su maestría y de sus tablas.

EMMA STONE en BIRDMAN
EMMA STONE en BIRDMAN

¿De qué habla Birdman? Habla de la vida y del teatro, de cómo el teatro puede convertirse en un escenario más cruel incluso que la vida real, y cómo la vida es a veces un teatro ridículo; habla de cine, y en este punto hay una acerada crítica a esos actores que se han transformado en simples franquicias de héroes de cómic sin alma y sin ningún esfuerzo interpretativo (Robert Downing jr, Michael Fassbender, Hugh Jackman…), y de la escasa calidad de las nuevas producciones hollywoodienses, que sólo buscan el beneficio económico en detrimento del creativo, y del cine capaz de comerse a sus estrellas y enterrarlas en vida si dejan de ser rentables; habla del arrojo y del miedo; habla del amor (la obra que Riggan Thomson se empeña en poner en pie es la obra de Carver De qué hablamos cuando hablamos de amor (What We Talk About When We Talk About Love) –uno de sus libros que más me gustan-) y es el amor el que lo redime de alguna manera; habla de las injusticias, de la soledad, de la traición, de las relaciones afectivas. Pero sobre todo habla de los sueños, de los alcanzables y de los irrealizables, y en este punto Iñárritu lo borda. Porque Birdman es un hermoso canto a los sueños, a esos sueños que nos empujan a seguir adelante, a arrostrar esta mediocridad que nos rodea, a creer en nosotros mismos, a vivir.

No es una historia convencional. Quien busque un cine fácil, no lo hallará en esta película. Sin embargo, no es una película difícil. Sólo hay que dejarse llevar por esa cámara que apenas se detiene en ese interminable trávelin-plano secuencia (repito que ficticio gracias a la magia de sus dos montadores) que arranca al empezar la película y que acaba en esos hipnotizantes ojos de Emma Stone brillando por primera vez cuando logra entender a su padre. Maravilloso.
No tengo ninguna duda de que volveré a verla.

Sergio Barce, enero 2015

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4 respuestas

  1. Aun no la he visto, pero si todas las demás que ha rodado Gonzalez Iñarritu, y poco más puedo decir que lo considero un auténtico genio. Me rechina en principio un poco la presencia de M. Keaton, pero vista tu critica (que suele ser acertada, Sergio) le concedo el beneficio de la duda… Y Raymond Carver era otro genio

  2. Imposible resistirse a ver esta cinta. Quiero ver esta historia fascinante, ese canto a los sueños que nos empuja a seguir adelante, como tú nos dices, Sergio.
    Al ver el tráiler, sin saber por qué, interiormente rechacé la película… me precipité en mi opinión… gracias por esta estupenda crítica sobre Birdman.
    Un beso

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