MIGNIGHT IN PARIS (2011) no es una obra maestra, de hecho Allen hace ya tiempo que no hace otra, pero es un film de Woody Allen, el del año 2011, y eso en sí ya es un acontecimiento para quienes somos sus fieles seguidores. Es nuestra cita anual con él.
Además de no ser una obra maestra, es otra de sus películas en las que no interpreta ningún papel, y eso también se echa de menos, uno desea verlo una vez más con sus gafas de pasta negra asomando por la pantalla grande para hablarnos de alguna dolencia, demostrando que es un hipocondríaco, o bien soltando uno de sus ingeniosos diálogos.
Pero dejando a un lado estos dos detalles, MIDNIGHT IN PARIS es una delicia. No se puede desvelar su trama, porque el encanto de esta película es entrar en la sala y pensar que vamos a asistir a una comedia romántica desarrollada en París, y hasta ahí es cierto, pero esa pequeña comedia romántica se mueve dentro del romanticismo más candoroso y cinematográfico que pudiéramos imaginar, y por eso no es decente destapar su argumento, si lo que se quiere es dejarse sorprender.
Gil, el personaje que interpreta Owen Wilson, es otro trasunto de Woody Allen, más joven, más ingenuo, casi un inocente en materia de amor que, súbitamente, descubre en París su verdadera pasión por la literatura y cuáles son sus sentimientos reales hacia su futura esposa (Rachel McAdams). Cuando Gil habla, en nuestro subconsciente, escuchamos la voz de Allen, es él, en estado puro. Luego, aparece Adriana (Marion Cotillard) y su estado, ya de por sí alterado por lo que le está aconteciendo en las noches de París, se ve definitivamente desbordado. Y, deliciosa y sutilmente, se va deslizando también la presencia de Gabrielle (Léa Seydoux)… (Allen siempre ha sido un genio, entre otras cosas, con la elección de sus actrices, desde Diane Keaton a Mia Farrow, pasando por Meryl Streep, Charlotte Rampling o Charlize Theron).
Y como en todos los films de Woody Allen, los personajes secundarios son esenciales: el insoportable Paul (Michael Sheen), por supuesto, con sus lapidarias lecciones sobre cualquier tema y que acaban convirtiéndose en realmente divertidas por su propia pedantería; los padres de la novia –con sus frases cortas, casi entre murmullos, cargadas de irónicas cargas de profundidad-; los escritores, los pintores o los cineastas que van desfilando (no puedo decir muchos más) durante las alocadas noches de Gil… Aunque me voy a permitir sólo comentar que estéis atentos al diálogo que protagoniza Adrian Brody, de lo mejor del film.
En fin, MIDNIGHT IN PARIS para pasar un rato agradable, sin pretensiones, de esas películas de las que sales con una sonrisa en los labios, y eso, a estas alturas, es mucho.
Sergio Barce, mayo 201
2 respuestas
No te recuerda un poco a «la rosa purpura del Cairo»?, un poco mágica, donde los sueños y la realidad encuentran un terreno común. Adrian Brody, realmente divertidísimo en esa «caricatura» de Dali.
Yo también creo que no es una de sus mejores películas, pero
me ha gustado mucho mas que las dos ultimas.
besos Sergio.
Sí, Mayte, tiene algo de «La rosa púrpura de El Cairo» pero también de otras películas menores suyas, estas comedias románticas que rueda últimamente, y da la sensación de que al fin ha cogido el tono adecuado.
besos