Rodada en 1961, EL BUSCAVIDAS (The hustler) es una película intensa e intemporal. Relata la historia de Eddie Felson “el rápido”, un jugador de billar que sobrevive a base de engaños, timos y malas artes, pero sabe que es muy bueno y eso le convierte en un tipo tan arrogante como orgulloso. Esa misma arrogancia, que le hace utilizar primero y despreciar después tanto a su único amigo como a la mujer que se enamora de él, le lleva a buscar con ahínco al único que puede medirse con su juego: el Gordo de Minnesota. Una partida maratoniana contra éste, demostrará que su propia vanidad es su peor enemigo. Luego, se enfrentará de nuevo al Gordo, pero ya nada será igual.
Paul Newmancomo Eddie Felson está magnífico, es sin duda uno de sus personajes legendarios. Atormentado, Newman dota al protagonista de cinismo, arrogancia y, sin embargo, de humanidad, la de un derrotado, la de un fracasado, que quiere sobrevivir sea como sea y demostrarse a sí mismo que no es la escoria que se mueve por los tugurios de las casas de billar engañando a pobres jugadores que nada pueden hacer con él.
Cuando conoce a Sarah (Piper Laurie), una mujer marcada por una cojera que la hace refugiarse en el alcohol, parece que puede llegar a rehabilitarse como un ser honesto, sin embargo, como siempre, su displicente e insensata actitud le llevará de nuevo a comportarse como ese hombre sin escrúpulos en el que se ha convertido, un hombre obsesionado con ser el mejor. Y, por supuesto, para conseguir sus objetivos, será capaz de destruir a los demás.
Legendaria también la interpretación de Jackie Gleason como el Gordo de Minnesota. Un enorme cuerpo, grueso y pesado, que, sin embargo, cuando se pone a jugar al billar parece transformarse en el de un bailarín, ágil e incansable. Gleason construye un personaje curioso, quizá el único que, pese al ambiente y pese a los que le rodean, tiene aún la dignidad y la frialdad suficiente para saber cuál es su lugar y cómo actuar frente a los demás. Y magnífico también George C. Scott como Bert Gordon, un manipulador sin escrúpulos, aún más arrogante y despiadado, que se da cuenta que tiene un filón de oro en Eddie Felson.
Los cuatro actores fueron nominados al Oscar.
Rodada en blanco y negro, su fotografía es espectacular, como lo es su ambientación y su música. Una película con cincuenta años, pero tan moderna que, al verla ahora, sorprende por su actualidad, por su vigencia, por su vitalidad. Su director, Robert Rossen, un autor maldito que tuvo constantes problemas por ser de izquierdas, consiguió rodar una obra maestra, una película inolvidable, recia, vibrante, aterradoramente sombría. Sin duda, de esas películas que te hacen amar el cine.
En 1986, Martin Scorsese rodó la continuación: EL COLOR DEL DINERO (The color of money), otra magnifica película, en la que ya un Paul Newman/Eddie Felson maduro ocupará ahora el papel de maestro para conducir al novato e irreverente jugador Vincent, al que da vida Tom Cruise, tan impulsivo, arrogante e insensato como lo fue él cuando tenía su misma edad…
Sergio Barce, agosto 2011
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