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Cuadernos de Cine: LAS ACTRICES DE LOS 60 (Va por ti, Yanko)

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Un amigo me ha escrito el siguiente sencillo mensaje que, más o menos, dice así:  “Mucho Larache, mucho Marruecos, mucho relato, mucha  novela… ¡A ver si hablas de mujeres!

      Me siento obligado a complacerle, primero porque somos amigos desde la infancia, segundo porque no viene mal un paréntesis, y porque si, además, como dice él, se trata de mujeres, la cosa pinta aún mejor. Además, me apetece hacerlo.

      Me gusta el cine. Pertenezco a esa generación que ha crecido con James Bond, con Clint Eastwood y con ese cine maravilloso de los sesenta y setenta; pero también somos los que hemos pasado las tardes de los sábados viendo en la televisión viejas películas de aventuras (Tarzán, Errol Flynn, Sabú, John Wayne o Tyrone Power), los ciclos que ponían los martes por la noche (de Bogart, de John Ford, de Hitchcock), de los que nos asomábamos a “La Clave” para descubrir los mensajes que encerraban las películas clásicas, hemos sido los dueños de las sesiones dobles, de los spahetti-westerns, de los cines de verano (cómo olvidar el sonido de las películas en esas salas al aire libre), hemos imitado a Bruce Lee y nos impactó “El luchador manco”, nos inquietaba Drácula con el físico de Christopher Lee, o su Fu-Manchú, y la noche de Walpurgis con Paul Naschy, nos hemos escapado a los cine-clubs para ver los films de Bergman, Kurosawa, Fellini o Fassbinder (pero también, y sobre todo, a las primeras salas X, y nos tragamos “Cuerno de cabra” y admiramos a “Emmanuelle”); y luego llegaron en los setenta Coppola con su padrino, Spielberg con su tiburón y Lucas con sus galaxias, seguimos a Truffaut, a Visconti, a Godard, y mientras éramos testigos del envejecimiento de Henry Fonda, Burt Lancaster o Robert Mitchum, veíamos madurar a Paul Newman, Steve McQueen o Marlon Brando, y surgían Pacino, de Niro y Nicholson, y hemos seguido yendo al cine, y nos hemos convertido en la única generación a caballo entre el cine más clásico y el cine más moderno y actual, lo hemos visto todo…

      Desde pequeño me han llevado a ver películas. Mis padres lo hacían cuando aún estaba en el capacho, así que es como si lo hubiera mamado desde la cuna. Iba a hablar de mujeres, de mujeres de película, pero me he dado cuenta de que hay tantas que me han fascinado por alguna u otra razón que he decidido cortar por lo sano, y este primer capítulo sobre mis musas de celuloide se lo dedico a las que llenaban las pantallas de los años sesenta… Trataré de marcar a cada actriz con alguna de sus películas emblemáticas de ese decenio alocado.

SHIRLEY EATON en Goldfinger

     Ya he dicho que crecimos con James Bond. Y, junto a este personaje de Ian Fleming, están las “chicas Bond”. Entre todas ellas, hay una efímera (por el corto tiempo que está en pantalla, en concreto en “Goldfinger” (1964)), pero que a los cinéfilos nos marcó de alguna forma: Shirley Eaton.  Era preciosa. Aparece al comienzo del film “Goldfinger” pero, a las primeras de cambio, la asesinan de la forma más cruel pero también original –cinematográficamente hablando-: bañándola en oro…

URSULA ANDRESS en Dr. No
URSULA ANDRESS en Dr. No

Ese cuerpo desnudo cubierto de púrpura es una escena imborrable; como el bikini (eso es un eufemismo, en realidad el atuendo era lo de menos y lo importante era el “cuerpo”) de Ursula Andress al salir del mar en “James Bond contra el Dr. No (Dr.No, 1962).

HONOR BLACKMAN en Goldfinger
HONOR BLACKMAN en Goldfinger

 Honor Blackman era otra chica Bond de “Goldfinger”, quizá la que más me impactó: atractiva, inteligente, resolutiva, aquellos ojos. Sean Connery disfrutó con todas ellas.

Pero como le ocurre al personaje de Tim Robbins en “Cadena perpetua” (The Shawshank redemption, 1994), me quedo con la rotunda Raquel Welch de “Hace un millón de años(One Million years B.C., 1966), con aquella ropa prehistórica de diseño, que nos hacía soñar con esas mujeres primitivas que luego la productora Hammer exprimiría en pequeñas películas baratas.

RAQUEL WELCH en Hace un millón de años
RAQUEL WELCH en Hace un millón de años

Y así, gracias a la estela de Raquel, llegaron Martine Beswick (chica Bond tanto en “Dr. No” como en “Desde Rusia con amor”, y que acompañaba a la Welch en sus aventuras entre dinosaurios) o Caroline Munro (vista en “Casino Royale” -1966- y que fue una de las habituales de los films de terror de esos años).

MARTINE BESWICK
MARTINE BESWICK

Como también la exótica actriz palestina Daliah Lavi (otras de las chicas de “Casino Royale”, e inolvidable en “Lord Jim”- 1964-).

DALIAH LAVI
DALIAH LAVI

Y, por supuesto, Linda HarrisonCharlton Heston encontró a Linda en un bosque mientras huía de los monos en “El planeta de los simios” (Planet of the apes, 1968), y se convirtió en otra imagen grabada en nuestro subconsciente –masculino-, con sus enormes ojos que miraban atónitos a ese hombre que pensaba y hablaba como si fuera otro simio…

LINDA HARRISON en El planeta de los simios
LINDA HARRISON en El planeta de los simios

Y nos inflamaban la imaginación las míticas B.B. y C.C.; así llamábamos a Brigitte Bardot y a Claudida Cardinale.

B.B.
B.B.

Inolvidables una en “La verdad” (La vérité, 1960) y la otra en “Los profesionales” (The profesionals, 1966). Aunque hubo muchas más películas con ellas, por supuesto. Hasta que en el 71 rodaron en España un film juntas: “Las petroleras”.

C.C.
C.C.

Luego estaban las actrices francesas (o de otros países que los franceses adoptaban, inteligentemente, menudos truhanes son para apropiarse de lo que merece la pena), actrices que refulgían en films de la nouvelle vague, sofisticadas, bellas, frágiles, sensuales a un tiempo: mi amigo Jesús dice que la primera película que recuerda es “Un hombre y una mujer(Un homme et une femme, 1966), y que no puede olvidar a su protagonista, la delicada Anouk Aimée; que antes fue la hermosa “Lola” (1961), pero, en realidad, nadie de los que la vimos la hemos olvidado.

ANOUK AIMÉE es Lola
ANOUK AIMÉE es Lola

Y por entonces triunfó la “Belle de jour” (1966), Catherine Deneuve, de la que se dice que tiene un pacto con el diablo (a mí siempre me pareció demasiado gélida, pero he de reconocer que es de una belleza evidente e imperecedera). Jeanne Moreau se convertía en musa de Truffaut en «Jules et Jim» (1962) y lo fue de Orson Welles.

CATHERINE DENEUVE
CATHERINE DENEUVE

***

JEAN SEBERG
JEAN SEBERG

Jean Seberg. ¡Ah, Jean Seberg! Cuánto sufrió por amor. Clint Eastwood la utilizó durante el rodaje de “La leyenda de la ciudad sin nombre” (Paint your wagon, 1969) y luego la dejó sin más, y eso le provocó un trauma del que, se dice, jamás se recuperó. La Seberg venía de la irrepetible “Al final de la escapada(A bout de souffle, 1959) y se convirtió en la perturbadora “Lilith” (1964).

ROMY SCHNEIDER
ROMY SCHNEIDER

Y qué decir de otras musas del cine de los sesenta: Delphine Seyrig, protagonista de “El año pasado en Marienbad” (L´année dernière à Mareinbad, 1961). Y cómo no enamorarse de aquella Romy Schneider (en cuanto dejó de ser la tontorrona de Sissi y se convirtió en una mujer de verdad me dejé embaucar por su mirada, por su pálida sonrisa, por ese aire melancólico de sus gestos), y quise ser Alain Delon en “A pleno sol” (Plein soleil, 1960) para nadar con ella.

Ahí van las tuyas, Jesús, esas otras tres más que tanto te apasionan:

ANNA KARINA
ANNA KARINA

Anna Karina, tan francesa ella quizá porque era danesa, en “Una mujer es una mujer” (Une femme est une femme, 1961), y “Vivir su vida” (Vivre sa vie, 1962), musa de Godard, claro; y Corinne Marchand, la de “Cleo de 5 a 7” (1962). Te dejo para el final a Marina Vlady, no sé si es muy representativa pero cito “Los siete pecados capitales” (Les sept péchés capitaux, 1962), por razones obvias. Bueno, va, y tu adorada Ingrid Thulin, belleza nórdica que deslumbró en “La caída de los dioses” (La caduta degli dei, 1969), pero que ya tenia su largo bagaje con Bergman, como en “El silencio” (Tystnaden, 1963).

INGRID THULIN
INGRID THULIN

¿Sigo? Mamma mía! ¡La Loren! Ya sé que ella es de los cincuenta, y de los sesenta, y de los setenta y ochenta, y ahí sigue, incombustible, preciosa, eterna… Sofía Loren. Ya sé, hoy sólo los años sesenta… Me impresionó la Loren en su desgarrador papel de “Dos mujeres” (La ciociara, 1960), estuvo más guapa que nunca en “El Cid” (1961) y tierna, hermosa y dolorosa, como sólo ella sabe serlo, en “Los girasoles” (I girasoli, 1969).

SOFIA LOREN
SOFIA LOREN

De una fuente, en el año 59, surgió otra diosa para los sesenta, otra diosa más carnal, más pecaminosa, más abrumadora, un icono: Anita Ekberg, que sigue ahí en la Fontana di Trevi de “La dolce vita” (1959). En 1962 fue la tentación del doctor Antonio en el episodio que protagonizó en “Boccaccio 70”, y paseó su escultural cuerpo por diversos peplums que hacían las delicias en las sesiones dobles.

ANITA EKBERG

Aparte, en otro lugar: Audrey Hepburn. También venía de los cincuenta. Irreemplazable, única, irrepetible, en esos años estuvo tierna, frágilmente abrumadora en “Desayuno en Tiffany´s” (Breakfast at Tiffany´s, 1961). Es otro icono, diferente, sutil y cercano, de cine.

AUIDREY HEPBURN

Y no me olvido de Lea Massari y de Monica Vitti, que trabajaron juntas en “La aventura” (L´avventura, 1960). La Vitti fue musa de Antonioni, pero se convirtió en referente pop y sex-symbol gracias a “Modesty Blaise, superagente femenino” (Modesty Blaise, 1966).

MONICA VITTI
MONICA VITTI

Luego, estaban las actrices que triunfaban no por sus cualidades dramáticas, sino por sus encantos físicos.  Luciana Paluzzi, Elke Sommer, Florinda Bolkan

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KATHERINE ROSS
KATHERINE ROSS

También nos atrapó Katherine Ross que logró enamorar a  Paul Newman y a Robert Redford en “Dos hombres y un destino” (Butch Cassidy & the Sundance Kid, 1969) después de hacerlo con Dustin Hoffman en “El graduado” (The graduate, 1967).

ANGIE DICKINSON
ANGIE DICKINSON

Y las había, como muchas de las que he mencionado más arriba, que eran atractivas, sensuales y buenas actrices. Americanas, como Angie Dickinson. Siempre me pareció tentadora (igual que a tío Junior en “Los Soprano”, obsesionado con acostarse con ella), que estuvo preciosa y perfecta en “Código del hampa” (The killers, 1964), en “La jauría humana” (The chase, 1965) y, especialmente, en  “A quemarropa” (Point Blank, 1967). Al igual que Lee Remick en “Río salvaje” (Wild river, 1960) y “Días de vino y rosas” (Days of wine and roses, 1962).

LEE REMICK
LEE REMICK

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FAYE DUNAWAY

Y la siempre insinuante Faye Dunaway, excelente actriz, que supo dotar a sus personajes de una mezcla de tortura interna y procacidad sexual, quizá una de las mejores intérpretes de ese decenio, y que inmortalizó a Bonnie Parker en “Bonnie & Clyde” (1967), uno de los films emblemáticos de los sesenta. Sin olvidar sus papeles en “El caso Thomas Crown” (The Thomas Crown affair, 1968), “Amantes” (Amanti, 1968) y “El compromiso” (The arrangement, 1969).

JANE FONDA es Barbarella
JANE FONDA es Barbarella

Hay más: Jane Fonda, pura vitalidad, capaz de atreverse con cualquier papel, por eso ella fue “Barbarella” (1967) y bailó hasta la extenuación en “Danzad, danzad, malditos” (They shoot horses, don´t they?, 1969).

Pero confieso que tengo dos debilidades más: una es Julie Christie.

JULIE CHRISTIE
JULIE CHRISTIE

Lo sé: sus ojos, su aparente fragilidad, pero también su carácter. Hay algo en ella imperecedero. En “Dr.Zhivago” (1965) borda su papel, en “Fahrenheit 451” (1966) eleva de categoría su trabajo y en “Lejos del mundanal ruido” (Far for the Madding Croad, 1967) simplemente roba el corazón. La otra debilidad es Jacqueline Bisset. También son sus ojos, qué demonios, pero qué decir de su boca o de sus pómulos… La descubrí, creo, en “Bullit” (1968) y desde entonces me visita a hurtadillas.

JACQUELINE BISSET
JACQUELINE BISSET

Las estrellas más rutilantes de los cincuenta, protagonizaron algunos de sus papeles más inolvidables en los sesenta: Elizabeth Taylor fue «Cleopatra» (1963) e hizo uno de sus dramas más impactantes en «¿Quién teme a Virginia Woolf?» (Who´s afraid of Virginia Woolf?, 1967).

ELIZABETH TAYLOR es Cleopatra
ELIZABETH TAYLOR es Cleopatra

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KIM NOVAK

Mientras, Kim Novak desquiciaba a Kirk Douglas en “Un extraño en mi vida” (Strangers when we meet, 1960) y fue “La misteriosa dama de negro” (The Notorious Landlady, 1962). Jean Simmons protagonizó por su parte “Espartaco” (Spartacus, 1960) y “El fuego y la palabra” (Elmer Gantry, 1960), entre otras.

JEAN SIMMONS
JEAN SIMMONS

Y poco antes de perder la vida, incluso Marilyn Monroe demostró que podía ser una excelente actriz dramática en «Vidas rebeldes» (The misfits, 1961). Un papel inolvidable.

MARILYN MONROE

Querido Juan Yankovich: Espero haberte compensado en parte. Aquí tienes la primera entrega de nuestras mujeres. Volveré a escribirte desde los setenta. Un abrazo, jay.

Sergio Barce, junio 2011

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10 comentarios

  1. Querido Sergio gracias por recordarnos esos años maravillosos que siempre recordaremos, nosotros que tuvimos el privilegio de vivirlos y nuestros hijos.
    Qué linda época, la época del » mini » y los hombres con cabellos largos..
    Todas las fotos la una más hermosa de la otra.

  2. Q linda la pagina q nos hacen recordar de las actrices de antaño soy una persona q crecí viendo películas de Hollywood. Gracias Srs por tener la paciencia de crear esta pagina maravillosa

  3. Que trabajo de recopilación tan bien logrado has hecho Sergio…
    Me hiciste recordar todas esas películas y por supuesto las niñas y adolescentes de esa época soñábamos parecernos a muchas de ellas, en mi caso a Sophia Loren y Raquel Welch.

    Mujeres perfectas y sensuales, sin muchas cirugías ni artificios, que enamoraban a los hombres con sus miradas.

    Noté que no mencionas a las actrices españolas de la época? A ver si en la segunda entrega lo haces. Aunque en tiempos de Franco con la censura muchas salían rescatadas y modestas con el destape surgieron algunas.

    Cariños y gracias por llevarnos a un pasado cinematográfico espléndido.

    1. Hola, Raquel. Bueno, la verdad es que en los 60 las actrices españolas no me mercaron especialmente, esa es la razón. Yo creo que el cine más interesante se hacía fuera, donde había libertad, y las actrices más atractivas también eran de fuera, porque sugerían o mostraban más. También el cine español de los sesenta apenas contaba con presupuesto.
      Un beso, Raque, me alegro que lo hayas pasado bien.

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