De estos últimos años, si se quiere hablar de cine negro, de buen cine negro, hay que referirse al cineasta Jacques Audiard.
Desde sus primeros films (todos merecen ser vistos, los seis, no son demasiados), este realizador francés nacido en París en 1952, ha sabido mezclar hábilmente en sus guiones el drama y la comedia (como en “Un héroe muy discreto” <Un héros très discret>) con el relato negro. Fue con “Lee mis labios” (Sur mes lèvres) (2001), que plantea ya algunos momentos de buen cine, cuando llamó mi atención el trabajo de Audiard pues, a una sólida historia, se añadía una estupenda dirección de actores y una puesta en escena sobria pero tan clásica como renovada.
El cine francés siempre ha amado el cine negro, y Jacques Audiard está fuertemente influenciado por los maestros de ese cine: Jean-Pierre Melville, Jacques Deray, Henri Verneuil o René Clément, pero también por el cine americano de los setenta. He notado su atracción (espero no estar equivocado) por el William Friedkin de “The french connection”, el Frankenheimer de “The french connction II” o el Arthur Penn de “La noche se mueve” (Night moves), no sé, quizá en la formulación de la trama, en los movimientos de cámara o, simplemente, en la manera de sobrevivir sus personajes.
Con “De latir mi corazón de ha parado” (De battre mon coeur s´est arrêté) (2005), un título precioso, uno ya comienza a quitarse lentamente el sombrero. Es una película tan trepidante como original. Ahora el cóctel de cine negro y drama funciona como un reloj, no hay fisura alguna. Comprendo entonces que Jacques Audiard no sólo es un buen realizador, es magnífico.

En 2009 estrena “Un profeta” (Un prophète). Ahora ya me quito el sombrero del todo. Es un director excepcional. La publicidad del film la anuncia como “Audiard realiza su Padrino”, y eso es verdad. Estamos ante una auténtica obra maestra.
“Un profeta” cuenta la historia de cómo un pequeño delincuente, musulmán, y desde dentro de la cárcel, inteligentemente va ascendiendo en la escala de poder de la mafia que controla ese mundo, pero también el exterior. Audiard es tan hábil al contarnos esta aventura personal que introduce el elemento innovador: el problema de la interculturalidad, la mezcla de religiones, las nuevas relaciones entre clanes que se han ido creando en los centros penitenciarios, las diferencias étnicas, la xenofobia entre unos y otros, la violencia de nuestra sociedad actual.
Para ver el tráiler (en español) de este film, entra en: http://www.youtube.com/watch?v=m9s5HqXslZc
El protagonista, Malik el Djebena (interpretado por un extraordinario actor llamado Tahar Rahim) se ve rodeado en el interior de la cárcel por hombres sin alma que serían capaces de arrancarle el corazón, de pisotearlo hasta convertirlo en un ser anónimo, en carne de cañón, pero él juega sus bazas, renunciando a formar parte del clan de los otros presos árabes, y, astuto como pocos, va ganándose la confianza de César Luciani (al que da vida un actor inmenso: Niels Arestrup, que ya había bordado su papel en “De latir mi corazón se ha parado”), que es el auténtico capo de esa cárcel.
La lenta pero inexorable caída de César, el viejo jefe del clan de los corsos, corre en paralelo con la asombrosa subida de Malik. Y Audiard, a la vez que nos muestra un recinto penitenciario frío, casi aséptico, sucio y corroído, una especie de intestinos podridos, que le dan un realismo ejemplar a la cinta, mueve su cámara por el patio, por las celdas, por cada rincón de ese mundo, para mostrar sus habitantes, una galería de personajes inolvidables. El fantasma del hombre que Malik ha de asesinar, que se le aparece en varias ocasiones, es un acierto, no desentona, al contrario, son unos encuentros sutilmente rodados que dan un leve toque de comedia enriqueciendo la historia.
Hay algo de Sam Fuller, de Don Siegel y de Jacques Becker. La música de Alexandre Desplat no va a la zaga, y Stéphane Fontaine, en la fotografía, logra el clima y el color que requiere una narración nada complaciente.
No hay compasión en los hombres que se mueven en este mundo de los bajos fondos, no hay remisión, la vida consiste en sobrevivir, para eso hay que asimilar las normas, entrar en el juego, y como Malik, hacerse con el mando.
“Un profeta” es una película con mayúsculas. Inolvidable, con eso está todo dicho. Ya han pasado tres años, y Audiard no ha rodado aún nada nuevo. Película a película ha ido subiendo peldaños, y ha llegado a esta obra cumbre. Si es capaz de superarla, entonces ya ni siquiera intentaré volver a ponerme el sombrero.
En 2010, ganóa la mayoría de los Premios César del cine francés, obtuvo el Premio Bafta a la Mejor Película de Habla No Inglesa y estuvo nominada en esta misma categoría al Oscar de Hollywood.
Sergio Barce, febrero 2011
Filmografía de Jacques Audiard:
1994: REGARDE LES HOMMES TOMBER Con Jean-Louis Trintignant, Jean Yanne, Mathieu Kassovitz, Bulle Ogier, Christine Pascal e Yvon Back.
1996: UN HÉROE MUY DISCRETO (Un héros très discret) Con Mathieu Kassovitz, Jean-Louis Trintignant, Anouk Grinberg, Sandrine Kiberlain, Albert Dupontel y Nadia Barentin.
1998: NORME FRANÇAISE -corto
2001: LEE MIS LABIOS (Sur mes lèvres) Con Vincent Cassel, Emmanuelle Devos, Olivier Gourmet, Olivier Perrier, Olivia Bonamy y Bernard Alane.
2005: DE LATIR MI CORAZÓN SE HA PARADO (De battre mon coeur s´est arrêté) Con Romain Duris, Niels Arestrup, Jonathan Zaccai, Gilles Cohen, Linh Dan Pham, Aure Atika, Emmanuelle Devos y Mélanie Laurent.
2009: UN PROFETA (Un prophète) Con Tahar Rahim, Niels Arestrup, Adel Bencherif, Hichem Yacoubi, Reba Kateb y Gilles Cohen.
Un comentario
Gracias por el artículo, Sergio. Precisamente el otro día la tuve en la mano en el videoclub y acabé dejándola para mejor ocasión… así que, después de leerte, de este fin de semana no pasa.
Saludos,
Jp