Soy un apasionado del cine. Todos los amigos lo saben. Y por eso, sigo siéndole fiel y no abandono la pantalla grande. Continúa embrujándome todo el rito que rodea al acto de ir a un cine: hacer cola, sacar mis entradas, ver la película en la oscuridad de la sala, comentar los detalles de la película al terminar la proyección, bien tomando un café por la tarde o bien cenando por la noche, dependiendo de la hora de la sesión…
No he incluido entre los elementos integrantes del rito el “ver la película en absoluto silencio” porque ésta es una práctica olvidada y violentada en la mayoría de los cines de Málaga, salvo en el Albéniz, seguramente porque allí solo acuden quienes saben ver una película en compañía de otros y no confunden la sala con el salón de sus casas. Porque hay que decir que el respeto de algunos espectadores al resto del público se ha perdido, y esto es un reflejo, uno más, de la mala educación instalada en nuestra sociedad –hablo de la española, claro-.
Mi última experiencia al respecto ha sido tan kafkiana que creía ser objeto de una broma con cámara oculta. Lo cuento: a una mujer, de no más de cuarenta años, sentada a mi derecha, a los diez minutos de comenzada la película (se trataba del estreno de <12 años de esclavitud>), le sonó el móvil, estridentemente, y con toda tranquilidad lo sacó de su bolso y contestó a la llamada. Mientras el film continuaba en pantalla, ella seguía hablando y, de pronto, situó el móvil entre ella y su marido y ambos siguieron hablando con la persona que había llamado. Acabada la conversación, siguió con el móvil abierto y encendido, con una pantalla bastante generosa que me deslumbraba, hasta que ya no pude más y le dije que por favor apagara el móvil. De su boca y de su marido no salieron las palabras que hubieran sido lógicas pidiendo perdón o excusas por habernos molestado –no solo a mí sino al resto de espectadores-, sino que comenzaron a gritarme, y no exagero, diciendo que ellos “¡estaban hablando con su hija!”.

3 respuestas
Para mí de las mejores fue «La mejor oferta» y Geoffrey Rush fabuloso. Tienes razón «Lincoln» para los norteamericanos y «Ana Karenina» me decepcionó en su búsqueda por la originalidad. Siguiendo tu consejo procuraré ver «Enough Said» buscando ese final alentador … Y «About time» buscando esa sonrisa a veces difícil en estos tiempos… Aquellos que no saben respetar el silencio no merecen pisar una sala de cine donde la magia nos envuelve y nos transporta. Un beso
Sergio coincido contigo en que La gran belleza es una de las películas que mas me han gustado este año, pero el desencadenado no es de mis favoritas para nada, demasiada violencia gratuita para mi gusto. La mejor oferta me gusto bastante al principio, y la actuación de Geoffrey Rush genial, pero según avanzaba la historia se me iba haciendo poco creíble. Las brujas de Zugarramundi tan absurda como la de Almodóvar. La mula me ha gustado mucho, como bien dices Mario Casas lo borda y Secun De la Rosa también.
Otras que me han gustado mucho han sido, La vida de Adele, de Abdellatif Kechiche. Una familia de Tokio, de Yôji Yamada. Tabú, de Miguel Gomes. Hannah Arendt, de Margarethe von Trotta . Amor, de Michael Haneke.
Un beso y que sigamos disfrutando del cine, a poder ser en silencio.
Estoy deseando ver Una familia de Tokyo y La vida de Adele. Pintan muy bien…
besos