Releo primero El escándalo del millón de Larache, de Rafael López Rienda, publicado por Imprenta Artística Sáez Hermanos, Madrid, en 1922, antes de sumergirme en El millón de Larache. Cien años después (1923-2023), del historiador Carlos Sánchez Tárrago, obra necesaria para comprender el caso del desfalco que destapó todo un mundo de corrupción y enriquecimiento dentro del ejército español en Marruecos, que había provocado, entre otras cosas, que apenas un año y medio antes las tropas derrotadas en Annual sufriesen ese descalabro por falta de suministros y avituallamiento. La corruptela en el Cuerpo de Intendencia de Larache era la punta del iceberg. Una obra necesaria, digo, porque la obra de López Rienda estaba inconclusa, ya que el proceso judicial contra los encausados aún no había acabado cuando denunció los hechos en su valiente publicación. Y lo que vino después es lo que Carlos Sánchez Tárrago, con una documentación exhaustiva, además de reconstruir los hechos desde el comienzo de los acontecimientos, viene a cubrir con este libro.
Me gusta de ese ensayo histórico la claridad expositiva de cuanto se relata. Para ello, el autor se sirve de un estudio de la documentación relacionada con el caso que es tan completa que creo que no se le ha escapado ningún dato relacionado con este escándalo, que, en su época, hizo mover los cimientos no sólo del ejército sino también de la administración española en general. Ver cómo las tropas españolas asentadas en Marruecos sufrían escasez de alimentos, de armamento, de avituallamiento y de uniformes decentes, mientras un grupo de oficiales y suboficiales, junto a civiles encubridores y cómplices, se enriquecían de manera descarada, no es trago de buen gusto, pero sí una realidad que periodistas valientes para la época, como el propio Rafael López Rienda o el director del periódico La Acción, Manuel Delgado Barreto (bajo el seudónimo de El duque de G.), se decidieron a denunciar y criticar abiertamente.
El libro de Carlos Sánchez se divide en distintos apartados que nos hace avanzar cronológicamente desde distintos puntos de vista: arranca con un resumen del libro denuncia de Rafael López Rienda, a modo de apertura, para refrescar la memoria de lo acaecido en el Cuerpo de Intendencia de Larache, con el desfalco de 1.055.000 pesetas de la época; continúa con otro «resumen explicativo» de las razones por las que España estaba presente en Marruecos y qué fue el desastre de Annual, así como los debates parlamentarios que surgieron en el Congreso de los Diputados sobre la corrupción en la administración tanto militar como civil, con lo que el lector está ya familiarizado con el asunto que va a exponer y analizar a continuación.
De esta manera, rescata los artículos de prensa que trataron el escándalo que había explotado en Larache en 1922 y, a partir de aquí, recopila todas las intervenciones y documentos que arrastra tras de sí el proceso judicial contra el capitán Jordán, el civil Gargallo, chófer y socio de Jordán, y los también encausados el comandante director, don Emilio Muñoz Calchinari; el interventor, don Juan Montes Castillo, y los capitanes Fernando García Bremón y Mauro Rodríguez Aller. Leemos los atestados e intervenciones del fiscal y defensores del Consejo de Guerra celebrado en Ceuta y del Consejo Supremo de Guerra y Marina.
Pero, además, Carlos Sánchez Tárrago completa toda esta detallada crónica con lo ocurrido con la querella que se interpone contra Rafael López Rienda, la campaña del ya mencionado periodista Manuel Delgado «duque de G.», las réplicas en la prensa por alguien que se cobijaba bajo el seudónimo de «El comandante Ele» (muy ilustrativas) y acaba, acertadamente, con unas páginas dedicadas con admiración y respeto a la figura del periodista, escritor, fotógrafo y cineasta que fue Rafael López Rienda, que me ha parecido realmente interesante.
Subrayar las notas a pie de página, completando así la información sobre publicaciones y personajes intervinientes en esta crónica «de sucesos», así como los detallados datos biográficos con el que acaba este libro de todos los involucrados de una u otra forma en este asunto.
Hay en el libro de Carlos Sánchez documentos rescatados de un gran valor y que debería resaltar, pero son muchos, así que escojo sólo algunos de párrafos como botón de muestra:
«En los protagonistas del millón de Larache había una muda discreción. Danzaban en los cabarets y se hundían en las timbas en el maravilloso Tánger… sus sueldos. Casas y alguna que otra industria funcionan en Larache, aunque, claro está, a nombre de un buen ciudadano responsable y testaferro»
«…el desastre de Annual supuso importantes pérdidas en vidas humanas y un agujero importante para la economía nacional. Ni siquiera sirvió de lección. Una excusa podía atribuirse a los continuos cambios de gobierno. En cualquier caso, los partidos políticos, conocedores de la grave situación, podrían haber hecho algo para impedirlo. Se necesitaba una continuidad de gobierno, siendo los políticos los que no contribuían precisamente a ello. El caso es que <la casa quedó sin barrer> y aquellos polvos condujeron a esos lodos. Tendrá que ser un periodista, El duque de G., y un periódico, La Acción, los que promuevan una campaña contra la corrupción a partir de la noticia de ese escándalo que, de manera valiente, había destapado López Rienda con su libro…»
«Escribe el duque de G. en el periódico La Acción: «…Le cuesta mucho para manifestarse a la colectividad. Es preciso estimularla, empujarla, orientarla… Yo no he querido hacer otra cosa con estos artículos. Callarme significaba, a mi entender, algo así como estar viendo resquebrajarse un edificio y no avisarse a los moradores. El desastre de Annual, que desde el primer instante atribuí, más que a todos los defectos, a las deficiencias inconcebibles de la administración, que tenían al Ejército falto de todo, robusteció mis propósitos y el escándalo de Larache me decidió a decir lo que he dicho, en cumplimiento de sagradas obligaciones. Alguien tenía que romper el silencio y convertir la murmuración en razonamientos a la luz del día…
(…) Es necesario nivelar el presupuesto -gritan periódicamente los políticos-. No, señores; lo que hay que nivelar es la honradez. Que sean tan honrados los de arriba como los de en medio y los de abajo, y verán ustedes cómo el presupuesto se nivela solo, sin necesidad de reforma alguna…
(…) En estos días me estoy yo enterando de cosas que no sospechaba. Un lector me dice: <Malo estará eso de la administración militar; pero lo que sucede en el Cuerpo donde yo presto mis servicios al Estado es un horror>. Otro me apunta lo que sucede en Aduanas… Sería interminable la lista. No se piensa más que en la <juerga>, en el buen vivir, en el lujo. ¡A robar a Sierra Morena, que yo no doy mi dinero, a cambio de privaciones, para que disfruten de la vida unos cuantos desahogados!»
«Informe del fiscal en el Consejo Supremo de Guerra y Marina. Madrid, 12 de junio de 2023: (periódico La Voz) El fiscal comenta la sentencia recaída en el Consejo de guerra celebrado en Ceuta, cuya confirmación pide, <por invencible espíritu de rapiña y para repartirse los productos con la cuadrilla de sus amigos>.
Añade a esos antecedentes una historia abreviada del capitán, que cree necesaria, relatando los grandes negocios que hacía, la vida fastuosa que llevaba y las cuentas corrientes por grandes cantidades que tenía abiertas en varios bancos de distintas plazas. También recuerda que hay abierto otro procedimiento para indagar quién se beneficiaba del botín que se repartía en el Parque de Intendencia de Larache, en el que están complicados varios oficiales, y que por peleas de estos con Jordán se reveló, como se revelaron, los desfalcos de este, disolviéndose la <cuadrilla>, que fue a parar a la cárcel.
No hay locura en Jordán. No sufría otra enfermedad que las irregularidades de su estómago a consecuencia del alcohol.
¿Qué ocurrió en toda esta historia? En Larache se repartían algunos oficiales de Intendencia de los que manejaban fondos, del más alto al más bajo, la cantidad de trescientas mil pesetas mensuales que obtenían haciendo diversos equilibrios y operaciones. A Jordán, entre otras cosas, le correspondían cuatro mil duros mensuales. Vino a España con licencia de dos meses, y al volver a Larache se encontró con que no le habían guardado los ocho mil duros a que tenía derecho.
Esta y otras circunstancias, entre ellas la de que estaba en malas relaciones con sus compañeros, hicieron que al entregársele el millón para pagar las atenciones del mes de julio -era el 2 de septiembre- quisiera arreglar las cuentas pendientes, y ante la resistencia de sus compañeros, amenazara con guardar el millón, convencido de que, en caso de ir a prisión, irían también todos aquellos, guardándose mutuamente las espaldas, así como se guardaban los provechos. No le salieron las cosas como pensaba y se vio ya en tal trance, que amenazó con pedir el retiro y quedarse con el millón, hasta que, de tumbo en tumbo, llegó la sustracción a conocimiento del juez militar, y Jordán fue encarcelado.
El millón se encontró en poder de su consorcio, el encargado del negocio de automóviles, Gargallo, a quien acusa el Sr. Noriega de encubridor.
La substracción es clara, a juicio del fiscal, y el Consejo de guerra de Larache obró como tenía que obrar; por lo cual no tiene que hacer más que pedir nuevamente la confirmación de la justa sentencia.»
Como decía al comienzo, el trabajo realizado por el historiador Carlos Sánchez Tárrago es encomiable. Buscar, hallar, ordenar, clasificar y dar sentido a todo el embrollo periodístico y jurídico del escándalo del millón de Larache ha debido de ser una tarea ardua, pero los resultados de este esfuerzo han merecido la pena. A mi entender, con este libro se cierra el círculo y se aclara una historia turbia y vergonzosa que salpicó a la Intendencia de Larache, pero que desveló las prácticas infames que algunos miembros del Ejército utilizaban para enriquecerse a costa de sus propios compañeros y subordinados.
Y, como también señalé antes, la última parte del libro, dedicado a la vida de Rafael López Rienda, es un justo homenaje a un personaje muy interesante que desarrolló gran parte de su trabajo periodístico y cultural en Larache. Y eso es también de agradecer.
Un libro imprescindible para quienes desean profundizar en uno de los hechos más escandalosos ocurridos durante el Protectorado español en Marruecos.
El millón de Larache. Cien años después (1923-2023), se ha editado por Sial/Casa de África.