Hassan Tribak es un hombre serio, muy educado, que llegaba al Café Central y se sentaba a tomar su té con parsimonia, sin prisas. Desde que el Central cerró, suelo encontrarlo en el Café Valencia cuando estoy en Larache. Llega sobre las nueve de la mañana, con su periódico, y desayuna en silencio mientras lee las noticias del día anterior. Me saluda siempre cortésmente, y me pregunta si hay algún proyecto en marcha. Antes de irse, vuelve a saludarme con una leve sonrisa, y se aleja lentamente, su figura alta y elegante bajando la avenida Hassan II en dirección a la vieja plaza de España.
Hace años me regaló un ejemplar de su libro de poemas “El eco de la huída” (Imprenta E.M.I. – Tánger). Creo que se editó en 1998, porque no se indica en la contraportada. Es un pequeño poemario, que contiene versos férreos y amargos. He escogido dos de sus poemas más estrechamente ligados a Larache:
Después de la caída
La caída del muro
no lleva notas de presagio
y no crea más heridas.
Antes, en su espacio duro
gritó, lloró muchas vidas,
y ante todo que rompe la noche
empieza la euforia joven
entre mi Alcázar y Larache,
observo las criaturas que se mueven,
mis viejos umbrales
se cambian como nuevos canales,
el sueño que fue captado
ya no está subyugado.

Larache:
Mi ciudad de Larache.
Un ciego que camina cada noche,
Un pájaro que pone su nido
Entre los dedos de un mendigo
Y entre dedo y dedo
Hay una voz que grita y pide perdón
Pero rechaza su castigo.
Mi ciudad ignora
Su mar con sus olas trajineras,
Sus años y años llora y llora
En la estéril zona de los engaños.
Así voy a morir;
No voy a decir
Más que mi Larache
Vive en su perpetua
Noche.
Versos sencillos, pero hondos y sombríos en lo más profundo de su letra. Hassan Tribak parece gemir ante lo que contempla, amargura de una realidad inaceptable, de un pasado olvidado. Me parece un autor interesante, observador, frustrado por lo que sus ojos descubren alrededor. Qué buen título para un libro: El eco de la huida. Poesía para un libro de poemas.
Sergio Barce, mayo 2011
11 respuestas
Es cierto lo que dices de su caracter y de la fuerza de sus versos. Es una pena que los poetas y escritores larachenses hispanofonos encuentren tantas dificultades para editar. Hay mucha obra literaria que se perderá irremediablemente. Viví con Sibari el tormento de la edición y, la verdad, no creo que merezca la pena.
Mohamed, pese a todo, merece la pena. Si hay una sola persona que después de leer tu libro se ha sentido feliz, agradecida o satisfecha, y además te lo dice, ya ha merecido la pena el esfuerzo. Al menos, yo me siento compensado.
Un abrazo
sergio
Me encantó … es una pena esas dificultades…que pena que se deje morir lo bello …
Mi cariño para El…para todos …para ese tan querido pueblo … !
Muy bonitos versos y como dices, Sergio querido , que el poeta Hassan Tibak parece gemir ante lo que contempla, asi me senti yo hace unos anos cuando llegue a Larache de visita y contemple esas calles que no reconoci y corri por esas calles llorando buscando algo …pero no encontre…
un abrazo
Nurita
Nurita, lo que cuentas le ha ocurrido a muchísima gente de Larache que se marchó y regresó años después. A mí me pasó también. Y es así porque, en el fondo, regresábamos para encontrar lo que recordamos, y eso es imposible. Todo cambia, todo evoluciona, algunas para mejor, otras para peor, pero en definitiva el tiempo lo modifica todo. Sin embargo, cuando superas la frustración inicial, descubres que lo que sentías entonces sigue escondido en otros rincones de la ciudad, comienzas a reencontrar a gente o a conocer a otras personas, y Larache vuelve a recobrar vida, de otra forma, pero recuperas algo de ella. Y ya ves, no he dejado de regresar.
un saludo
sergio
Querido Sergio- En mi silla de ruedas, en Málaga, estoy contemplando desde el balcón de mi casa un bello ocaso del Astro Rey en el horizonte del mar, en la Malagueta. Llegándome hasta mis arrugadas mejillas la suave brisa de un ligero viento de poniente, y a mis semíticos cornetes nasales el apetitoso olor de los espetos asándose en la playa. Es como si que estuviera en un atardecer en nuestro larachense Balcón del Atlántico y me imaginase las sabrosas sardinas asadas que nos servía Benmengui en su » Royal Bar» del puerto, frente a la Lonja.
Y este agradable recuerdo te lo debo a tí y a esas preciosas poesías de nuestro paisano Tribak, florilegio digno de ser recopilado y trasmitido como tu lo has hecho .
Barak el aufik- Tu amigo, Al tebíb José Edery.
Preciosas las poesias, y sabrosos los comentarios que se hacen al respecto, porque es verdad, la desilusión que sentimos los larachenses, cuando visitamos nuestro Larache y observamos su abandono. Esperemos que algún día cambie la mentalidad de los responsables. Y super agradable es también ver lo que escribe mi buen amigo Edery. Cuando comenta lo del «Royal Bar», no puedo evitar recordar a Isaac Bendayan y a su tio «Salomito»,`por desgracia ambos fallecidos pero no por eso menos recordados. PepeMaño
Querido Pepe:
Larache no ha tenido suerte con los responsables del Consejo Municipal, la verdad es que no han sabido mantener el sabor de la vieja ciudad, ni su patrimonio, ni siquiera los jardines, por eso siempre insisto en que lo único que no puede ser destruido es el espíritu, su gente, la gente nacida allí que vive allí y que mantiene esa mentabilidad abierto, generosa y hospitalaria. Eso la mantiene viva. Y si un día tuviesen un buen presidente del consejo y un buen Gobernador, estonces ya sería perfecto.
un abrazo
Vivimos en un mundo donde el ser humano es tratado como medio para llegar a un fin, donde los valores se enseñan en universidades de alto coste y la democracia es un mercado de votos, los árabes hemos pagado los errores de nuestros ante pasados mientras que occidente está cometiendo errores que los pagaran sus descendientes.
El mundo árabe se esta levantando, los jóvenes árabes están tomando las riendas de sus asuntos la época post colonial ha acabado ahora mas que nunca podemos decir que somos libres, aun que pobres pero somos libres, los gobernantes que ha tenido nuestra pequeña ciudad Larache no son que marionetas a mano de otros también marionetas a manos de los que presumen de la democracia y de libertades, de los que fomentan el desarrollo en el tercer mundo de los que planifican estrategias de muy largo plazo, pero han caído en sus propias trampas, porque existe un dios que protege al pobre.
La cancion de Larache sigue siendo como la cancion del olvido, del cornudo, como el tango. Bella pero llena de añoranzas. No le interesa el futuro, no cree en él. Y no le falta razón.
Por eso al leer los bellos versos de Tarik viene a la memoria R. Darío donde dice cuando quiero llorar no lloro y a veces…
Abrazos a todos, os sigo leyendo en la distancia.
Conoci a Hassan Tribak, hace unos días, sentado en el Café España de Larache. Al principio me cautivo su presencia, firme, de porte digno, y su cara bondadosa….después cuando nos pusimos a hablar, fué su exquisita educación….y finalmente cuando conocí un poco de su obra…ese vocabulario tán rico, tán español…..
Me considero una persona afortunada, por haberlo conocido.
Un saludo desde España.