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«HIJOS DEL OLVIDO», POR EL ESCRITOR LARACHENSE CARLOS TESSAINER

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Del libro <El Protectorado español en Marruecos: La historia trascendida> publicado por Iberdrola en tres volúmenes, ya he referido en anteriores artículos que he participado en él con un relato sobre la vida cotidiana durante esa época en Larache, y que también lo han hecho otros autores larachenses. Uno de ellos es Carlos Tessainer, al que se le puede calificar de excelente historiador, pero del que no se puede decir lo mismo de él como persona, porque es aún mejor, y eso ya dificulta acertar con el calificativo. Así que dejémoslo en que, después de muchísimos años, he reencontrado a alguien que me enriquece con sus conocimientos y con su generosidad, y que además guarda un cariño especial hacia mis padres, que es correspondido. Para colmo, creo que nos estamos haciendo muy buenos amigos. Incha Al ´láh (cuando vivíamos en Larache en el mismo edificio frente al Balcón del Atlántico, yo solo era un niño y él ya comenzaba a ser un adolescente, y en esa etapa de la vida cada uno está con los de su edad).

Carlos Tessainer
Carlos Tessainer

Hace pocos días, Carlos Tessainer y yo nos reunimos con la nieta del Raisuni, Amal Chantouf Raisuni, y estuvimos charlando largo y tendido. Carlos, una vez más, dio cuenta de su inagotable conocimiento de la vida y de los avatares del Cherif Raisuni. Fue un deleite escucharlo. Es como abrir un libro sin punto final.

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En el libro sobre el Protectorado, Carlos cierra el segundo volumen sobre la «vertiente literaria» de este asunto, y habla de sus obras, tanto acerca de sus novelas ambientadas en Larache como de su completo estudio sobre El Raisuni. Pero lo que traigo hoy al blog es esa parte de su texto aparecido en esta obra en el que Carlos Tessainer nos deja tiritando de frío. Ser de Larache, aunque no se haya nacido allí, porque también se es por adopción, es un sentimiento tan profundo que es difícil de explicar. Ser larachense significa esbozar una sonrisa en cuanto escuchas nombrar el Lucus, el Balcón del Atlántico, Lixus o la otra banda, la Gaba o Cuatro Caminos, y escaparte unos segundos de la rutina. Ser larachense es amar una tierra con tanta pasión que duele. Pero ser de Larache, para muchos, es también ser un apátrida, un desarraigado. Y es ahí donde el texto de Carlos, titulado <Hijos del olvido>, te da un bocado en las entrañas y te hace contraer el gesto notando que un vacío irreemplazable sigue habitando en nosotros. Tenemos los recuerdos, sí, pero hay algo intangible que nunca volverá, que se nos robó, que perdimos.

Pensando en todo esto, decidí que sería bueno leer a Carlos Tessainer, y he escogido un pequeño fragmento de este texto suyo, tan visceral como racional, tan suyo como nuestro, y que te deja un regusto amargo cuando acabas de leerlo, aunque siempre con ese poso de orgullo por ser o sentirte del mejor lugar que se pueda imaginar: Larache.

Sergio Barce, noviembre 2013

Si llevo a mi mujer o a mis hijos a Larache, ¿qué les voy a enseñar? Si me da casi miedo a mí regresar, ¡qué no sentirán ellos! Quieren conocer Fez, Mequinez, Marrakech… pero a mí me interesa sobre todo mi pueblo. Solo he regresado a él una sola vez en 1996 y, aunque encontré todo muy cambiado, aún pude ver lo que desde entonces, la piqueta se está encargando de que desaparezca casi en su totalidad. En el caso de Larache, la medina, aunque mal conservada, no está siendo demolida. Pero sí la ciudad extramuros construida bajo el Protectorado, en la que se hallaban hermosos edificios; como si con ello quisiera borrarse toda huella española. Las edificaciones van cayendo una tras otra o, sobre las que existían de una o dos alturas, alzan cinco o más plantas, hasta convertirlas en irreconocibles, transformando las calles en agobiantes, porque por su misma anchura no fueron concebidas para albergar inmuebles tan elevados.

El alma dividida de nosotros, los hijos del olvido, los españoles que fuimos marchándonos de Marruecos recibiendo como ayuda por parte de España misérrimas cantidades económicas; a los que en algunos casos les fueron expropiadas en virtud de las leyes de marroquinización extensas propiedades agrarias por las que, ya en democracia, el Estado español fijó como compensación cantidades tan ridículas que alguno de los afectados, por dignidad, se negaron a cobrar, somos además y para colmo una especie de seres extraños para la juventud marroquí que ha inmigrado en los últimos años a España.

VISTA PANORAMICA.

Mi profesión me permite el trato con ellos, y ya sea porque nadie en su país se ha encargado de explicarles o hacer referencia en el estudio de su Historia a la época del Protectorado, ya por otro motivo que no acierto a entender, desconocen absolutamente la presencia hispano-francesa en su país. Se quedan con frecuencia atónitos cuando les digo que nací y crecí en Marruecos, y me cuesta hacerles comprender que no sea musulmán ni tenga la nacionalidad marroquí y que, aparte de palabras y frases, no sepa hablar árabe. Es algo que ha dejado de sorprenderme, tanto como el hecho de que prácticamente ninguno de los que procede de la zona que fue administrada por España tenga la más mínima idea de la lengua castellana. ¡Por supuesto que se defienden en francés! La acción de la piqueta sobre lo construido en época española y el desconocimiento de nuestro idioma dicen bastante del legado cultural que España dejó en Marruecos y, desde luego, sobre su mismo futuro.

Y conforme fuimos volviendo casi al unísono y de manera sorprendente la vista atrás, conforme fuimos reencontrándonos, alguno de nosotros sintió la necesidad de escribir. Ya se había escrito sobre Marruecos, eso es indudable. Pero ahora íbamos a hacerlo los hijos del olvido. Por supuesto que muchos otros escritores, sin casi vinculación con Marruecos, también lo harían y lo hacen, pero ahí estábamos nosotros, tratando de reflejar de una manera u otra nuestro pasado, nuestra misma existencia; liberándonos al volvernos a encontrar con nuestras raíces y disfrutando al hacer partícipes a cuantos quisieran leernos de nuestra singularidad y señas de identidad.

EL ENLACE DE ENTRADA PARA LEER EL RESTO DE ESTE TEXTO Y LOS DEMÁS ARTÍCULOS DEL LIBRO ES EL SIGUIENTE:

http://www.lahistoriatrascendida.es/documentos/libros/el_protectorado_espanol.pdf

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18 respuestas

  1. Antes que nada, quisiera enviar un saludo a cada uno/a de mis paisanos/as.
    Efectivamente, amigo Barce, ser de Larache es todo eso que tan estupendamente describes, pero por desgracia, hay una faceta, de la que también haces mención, de que no pocos larachenses, entre los que me incluyo, somos unos desarraigados.
    En realidad, yo no me autocalificaría tanto como de apátrida, entendiendo como patria, el lugar en el que uno nació, pues yo jamás he renegado de Larache, ya que si me fui de allí, fue obligado por las circunstancias, como supongo que les sucedió, a la casi práctica totalidad de los larachenses españoles y hebreos y en cierta medida, a otros muchos de nuestros paisanos marroquíes.
    Aparte de esta leve puntualización, desde luego que coincido con la manera como Carlos Tessainer y tú, describís lo que implica ser de Larache, porque es que nuestras reflexiones al respecto, son prácticamente un puro calco.
    Empero, solemos hacer a menudo comentarios sobre todo ello, desde un prisma a veces individual, otras veces colectivo, mas la que más perdió de todo ello, fue nuestra amada ciudad. Ella fue la gran perdedora, porque quedó como una madre que, poco a poco , pierde a sus hijos, sin que pueda hacer nada por evitarlo.
    Nuestra Madre, (Patria), Larache, sigue ahí, en el mismo lugar que cuando un triste día, partimos hacia otras tierras, más o menos lejanas, según sea cada caso personal.
    Somos nosotros/as, los/as hijos/as de la diáspora larachense, quienes nos hallamos huérfanos, pues si bien Larache nos perdió, tal vez para siempre, sin embargo, nuestra amada ciudad sigue pariendo nuevos hijos e hijas, que son completamente ajenos/as ya, a nuestra época allí.
    La nostalgia por los bellos tiempos del pasado en Larache, permanece en nosotros/as, los/as hijos/as de la diáspora, eso no podemos evitarlo y nos resulta sumamente grato el recordarlo todo ello, por supuesto, mas cada cual se halla imerso/a en la actualidad, en una misma vida, aunque eso sí, en un marco existencial de circunstancias, completamente diferente del que tuvimos en aquellos años pretéritos, que ya nunca más regresarán.
    Ahora nos hallamos, no pocos/as de nosotros/as, larachenses, lejos de Larach y metafóricamente hablando, inmersos en un mundo multivial, con una riquísima diversidad en todo los sentidos, pero si lo observamos detenidamente todo ello, nos podemos dar cuenta enseguida, de que poco a poco, las diversas vías van confluyendo, hasta el punto de que, casi sin apercibirnos de ello, por lo astutamente que se está llevando a cabo el asunto en cuestión, todos/as nos hallamos ya prácticamente, en una vía única y aunque los/as viandantes siguen conservando, en mayor o menor medida, ciertos matices con los que se identifican, lo cierto es que el trayecto único, en el que se nos está obligando a caminar, resulta ser demasiado estrecho, con tantos recortes como se están llevando a cabo a nivel mundial, pues esto de los recortes no es algo exclusivo del Estado Español ya que en verdad se trata de una realidad mundial, aparentemente obligatoria, e insisto en lo de APARENTEMENTE OBLIGATORIA.
    Dicha realidad global, que lenta, pero inexorablemente, están obligando a que emerja, se trata de un flagrante, por lo evidente, atentado contra nuestra libertad como seres humanos y a mi entender, deberíamos estar muy, pero que muy atentos y despiertos ante ello, porque no se trata precisamente, de un asunto cualquiera, sino que por el contrario, es un asunto sumamente importante para la entera Humanidad, ya que lleva implícito en sí, que seamos o no, cada día más esclavos, de quienes, entre bastidores, tratan a toda costa, de imponernos dicha vía única y estrecha, que solamente resulta ser así para nosotros, los seres humanos de a pie, mas no para ellos, es decir, no para quienes manipulan al mundo entre bastidores.
    Así pues, permanezcamos alerta, paisanos/as, porque por mantener baja la guardia, nos están dando ya demasiadas estocadas, …, demasiados recortes de todo tipo.
    Os envío un afectuoso abrazo a todos/as mis paisanos/as, sin excepción alguna.
    Alfonso Santamaría

    1. Alfonso (¿»Citote»?) fíjate qué sentimiento tan contradictorio el nuestro con respecto a nuestro pueblo y que tú, tan bien expresas. Por una parte, Larache «fue la gran perdedora, porque quedó como una madre que, poco a poco, pierde a sus hijos, sin que pueda hacer nada por evitarlo».
      Y por la otra: «Somos nosotros/as, los/as hijos/as de la diáspora larachense, quienes nos sentimos huérfanos, pues si bien Larache nos perdió, tal vez para siempre, sin embargo, nuestra amada ciudad sigue pariendo nuevos hijos e hijas, que son completamente ajenos/as ya, a nuestra época allí».
      ¡UNA MADRE QUE NO QUIERE PERDER A SUS HIJOS Y UNOS HIJOS QUE TUVIERON QUE ABANDONARLA Y SIN EMBARGO SE SIENTEN HUÉRFANOS!
      Lo único que puedo decir es que como tú me siento orgulloso de LARACHE, de mi madre geográfica, de mi TIERRA. Y que el haber nacido en ella y por tanto en Marruecos, me ha dado una riqueza «inmaterial», espiritual y cultural, un cosmopolitismo, una altura de miras (perdona la inmodestia) que no tienen precio. Y eso se lo debo a ella, a LARAICH, donde viví hasta los diecisiete años. Y no creo que sólo me lo haya proporcionado a mí, si no a todos sus hijos. A los «Hijos del olvido».
      ¿Sabes me acuerdo de ti cuando eras pequeñito y estabas en párvulitos en los «Maristas».
      Un abrazo,
      CARLOS

      1. Hola Carlos, así es, y dudo mucho que haya otros lugares del mundo, en el que sus hijos/as, sientan tanto cariño por la tierra que les vio nacer, como nosotros/as los hijos/as de Larache.
        Sí, Carlos, yo también me acuerdo de ti, porque fuimos compañeros de estudios en aquellos felices años.
        Te envío un afectuoso saludo.
        Alfonso Santamaría

  2. Querido Carlos

    Me encanto leer este relato tuyo sobre el Marruecos en el que hemos nacido, algunos vivido muchos años y después emigrado….
    Ya bastante en nuestras conversaciones hemos hablado de esa sensación de desarraigo y a la vez de apego hacia esa tierra natal…..por la cantidad de veces que he regresado a Marruecos puedo decir que la mayoría de los marroquíes jóvenes no tienen idea de que judíos y cristianos nacimos en sus ciudades, Tetuan, Larache, Arcila…etc ya perdieron hasta el idioma que sus padres y abuelos aprendieron hablar, el español, y a veces uno siente que pese a esas ganas de sentir esa sensación de pertenencia a una tierra que nos vio nacer, la mirada de aquellos que te desconocen penetra hasta el fondo del alma…..
    Yo como judía soy marroquí por nacimiento pero se que hoy día soy una extraña en mi país.

    Saludos y de verdad me encanta leerte.

    1. Querida Raquel: desarraigo y apego, ese es el sentimiento que nos tiene el alma «partida». Y con muchísima pena coincido contigo «que hoy en día soy un extraño en mi país». Y no hablo de nacionalidades, sino del sentimiento noble y genuino de sentirse hijo de una tierra que te vio nacer y crecer, donde muchos tenemos enterrados a familiares y amigos y que la llevas en lo más profundo del corazón.
      Con un gran abrazo,
      CARLOS

  3. Sergio: entre amigos, también hay que dar las gracias.
    Esto me ha cogido por sorpresa… Pero gracias por el cariño que pones en tus palabras.
    ¡Vale! yo tengo cuatro años y medio más que tú, lo asumo… Y por ello, que sepan en el blog que te recuerdo de recién nacido y que teniendo cinco y seis años, «ayudaba» a tu madre (¡Maru!) a distraerte y a hacer tu cuna.
    No es que nos estemos haciendo amigos. Hay algo más, muchas cosas más que nos unen y que nos llevan a nuestra infancia, a nuestro pueblo – ¡a LARACHE! – y a un sinfín de vivencias comunes que por esa diferencia -bien poquita ¿eh?- de edad, yo puedo a veces reconstruirte.
    Mil gracias por presentarme como lo has hecho. Esto, que tal vez debiera haberlo escrito en un correo privado, quiero y deseo que de ello quede constancia en el blog; y por ello así lo hago.
    ¡Ah! con quien nos vimos, no fue con la nieta de EL RAISUNI, si no con su bisnieta.
    Me quedo con una de tus frases: » SER LARACHENSE ES AMAR UNA TIERRA CON TANTA PASIÓN QUE DUELE «.
    Con un fuerte abrAzo,
    CARLOS

    1. Carlos, y porque reconstruyes parte de esa vida que yo no puedo recordar, te doy todas las gracias.
      Tienes razón: hay muchas más cosas que nos unen, lo sé, pero eso hace mucho más fuerte ese lazo de amistad que estamos alimentando poco a poco.
      Cierto, estuvimos con la bisnieta, lapsus «temporal». Pero para eso estás tú, para corregirme… jjj
      Gracias por todo, Charles.
      sergio

  4. Pues yo, gracias a mis apreciados Léon, José Grana, Mokkaden, PepeMagno, Maribel, Angeles, Elisita, MCarmen Columé, Carlos Tessainer, Sergio, Pepi, Paco y… y tantos más amigos encontrados en la Red me siento menos «enfant de nulle part», «hija de ninguna parte». Ahora más que nunca, pertenezco a Larache sabiendo perfectamente que no me pertenece.

    Gracias Sergio, gracias Carlos por ayudarnos a sentirnos menos «olvidados».

    Mi querido Carlos, cuando estuve en Larache en el 2007, no me fije en esas fachadas ensangrentadas. Fueron meses después, al repasar mis fotos cuando me llevé un sobresalto. Yo quise, en ese momento, ver la belleza de todo un maravilloso pasado a orillas de ese Atlántico. Me quedo con unas imágenes llenas de ternura. Comprendo que el que no es de esa Tierra pueda llevarse un «choc».
    Un abrazo muy fuerte.

    Tendré que leer las quinientas páginas de este valioso documento.

    1. Querida Ninú: gracias a todos vosotros, con quienes me he reencontrado a través de la red y a los que en algún caso he podido ver físicamente; con quienes comparto noticias de nuestro pueblo, emociones, sentimientos y tantísimos recuerdos, la herida sin cicatrizar de este «hijo del olvido» se ha hecho más llevadera.
      Como tú, yo también tengo claro que pertenezco a Larache. ¿Sabes? Creo que cuando con muchísima frecuencia «ando» y «recorro» sus calles, plazas, jardines y a toda ella, esta madre que no quisimos perder y de la que nos alejamos, debe sentir una sensación parecida a una pequeña punzadita que le atenaza en un lugar impreciso entre el estómago y el pecho. Quiero creer que como si de un ser viviente se tratara, nuestra madre geográfica intuye en la distancia y en el tiempo lo mucho que la queremos y cuantísimo la añoramos.
      Un gran abrazo,
      CARLOS

  5. Buenas noches Sergio. Podrías rectificar mi escrito por favor.
    Quise decir «Ahora más que nunca, pertenezco a Larache sabiendo perfectamente que no me pertenece».
    Gracias y perdona por la molestia.

    Mon cher Carlos, yo, cada día, tengo la suerte de andar y recorrer esas calles gracias a Jose María Lopez Cobos quien, con su gran generosidad, nos lleva de paseo por sus mil y una fotos desde hace meses.

  6. En principio estoy de acuerdo con todos y cada uno de los comentarios que se dejaron, pero en lo que no coincido es en el pesimismo que alguno de ellos rezuma.
    Los sentimientos del corazón, nadie nos lo pude quitar, la luz de Larache, nadie nos la puede quitar, el mar de Larache nadie nos puede quita y por supuesto el ser de Larache y recriados en otros pueblos del mundo, sólo, sólo,nos enriquece.
    Después de 41 años que salí de mi Larache, volví el el año 2009 con mis hermanos y sus parejas, desgraciadamente una de ellas lo hizo sola, el golpe emocional que sentí, no lo puedo expresar, este año 2013 regrese con mis hijos, sentí la misma emoción y la gran satisfacción de ver que mis hijos querían a Larache como si fuese algo suyo y mis miedos a la decepción que podían tener me desapareció.
    Hoy estoy más orgulloso de haber nacido en LARACHE.

  7. Me da una enorme pena ver como poco a poco Larache va perdiendo todo lo que fué, pero así y todo yo quiero pensar que aquello sigue igual y posiblemente el año que viene vuelva a ir a mi Larache, para poder recorrer aquellas inolvidables calles, albergando la casi imposible ilusion de que encuentre algún judío hablándome en haquetía, o que algún musulmán me recuerde. Se que esto no pasará pero yo estaré en Larache, Como anecdota os digo que hace cinco días en un mercadillo, compré clementinas a un marroquí. Entablé conversación con el y con un chico joven que lo ayudaba. Cuando en la conversación dije que era de Larache, el más joven me dijo que él también era de Larache. Lo que me impactó es que a él le parecía casi imposible que yo fuera de Larache porque apenas tenía conocimientos de la era del protectorado, y no acababa de cuadrarle que un español de mi edad hubiese nacido en Larache. Creo que esto es una prueba de que las autoridades marroquies pretenden que la juventud actual nos ignore..

    1. Estimado José: si has leido algunas de mis contestaciones a los comentarios, habrás visto que yo sigo «caminando» con frecuencia por las calles de nuestro pueblo.
      Con respecto a la anécdota que cuentas, vuelvo a repetir que cuando a un alumno o alumna marroquí le digo que soy paisano suyo de país y a veces de ciudad, no dan crédito a ello. ¡Claro que ha pasado mucho tiempo desde la independencia! Pero también ha pasado mucho tiempo desde la invasión napoleónica en España y, sin embargo, la seguimos estudiando.
      ¿Por qué al alumnado marroquí se le mantiene en la ignorancia respecto a un pasado bien reciente? Es necesario que lo conozcan, a lo mejor, para que la Historia sea auténticamente «maestra» y aprendan a rechazar el colonialismo con conocimiento de causa.
      Con un afectuoso saludo,
      CARLOS

  8. Pero tenemos que resignarnos, no podemos olvidar que pasaron más de 40 años de la independencia y que los idiomas oficiales son el árabe y el francés, olvidáis la influencia de lo francés en todas las instituciones después de la independencia, el ejército marroquí era dirigido por oficiales franceses como monitores y así todas y cada una de las instituciones, el rey Hassan II, fue educado en Francia y así todo.

    1. Estimado José Luis: el ser yo el autor del artículo cuyo pequeño fragmento ha colgado Sergio en su blog y, en suma, el origen de este cambio de impresiones y sentires, me motiva a la vez a contestarte y reflexionar «en voz alta».
      El cariño y la nostalgia que todos los comentarios hechos dejan traslucir hacia LARACHE, creo que son evidentes. En eso, estamos de acuerdo.
      A partir de ahí, los sentimientos son los que acaban por impregnarlo todo. Y respecto al corazón, a los sentimientos, nada hay escrito. Tú mismo lo dices: » (…) en lo que no coincido es en el pesimismo que alguno de ellos rezuma. Los sentimientos del corazón, nadie los puede quitar…» Y es que cada cual, tiene su propio sentir.
      Se parte de la personalidad de cada uno de nosotros como punto de partida, para comprender cuánto hay o no de melancolía, pesimismo y, ¿por qué no? quizás también de amargura.
      Sería necesario por supuesto además, tener en cuenta cuántos años vivimos en nuestro pueblo, en qué décadas, cuándo nos fuimos y en qué situación se tuvo que marchar nuestra familia.
      A partir de esta mezcolanza, simple pero necesaria, tal vez podamos encontrar el motivo que nos hace «rezumar» tal o cual sentir.
      No es que Marruecos sea independiente desde hace más de cuarenta años. ¡Han pasado ya cincuenta y siete! De la creciente francofilia, pude ser testigo. Recuerdo hacia 1972, cuando los poquísimos españoles residentes en Alcazarquivir, venían a Larache y nos contaban que allí ya apenas los marroquíes hablaban español, mientras que todos lo hacían en francés. Los documentos oficiales, hacía ya muchos años que aparecían impresos en árabe y francés… Para los que vivimos aquella época, nada hay por tanto de sorprendente en ello.
      Cuando regresamos a nuestro pueblo… Pues cada uno de nosotros y los familiares que nos acompañen, reaccionarán de distinta manera. No puede ser de otra forma, pues nadie es igual a otro.
      Pero recuerda en este sentido que frente a la dejadez y abandono que se abaten sobre LARACHE, frente a él, otras ciudades muy cercanas y casi todas las que formaron parte del Protectorado español, han corrido una suerte mucho mejor. Este verano y por este blog, habrás visto la campaña de solidaridad que con respecto a nuestra ciudad se ha levantado, incluso por los propios marroquíes. ¿Para qué decir más al respecto? Sólo se me ocurre añadir una cosa: ¿Qué ha hecho de malo LARACHE?
      Me gustaría añadirte que, el eje del artículo de mi autoría que aparece en la obra sobre el Protectorado (no sé si lo habrás leido entero), tiene como eje directriz el hecho de que yo como escritor, he tenido y sigo teniendo a LARACHE como fuente de inspiración y como lugar en el que se desarrolla la trama de las historias noveladas que cuento. Pues ella sigue ocupando mi corazón y mi sentir.
      Con un fectuoso saludo,
      CARLOS

  9. Cuando Sergio publicó tu aportación a esta obra, leí tus quince páginas. Las volví a releer, las imprimí y, finalmente, me las llevé conmigo de viaje, a Alemania, donde recientemente he pasado tres días.
    Desde la Selva Negra, lieber Karl, te contesté a tu sincero y maravilloso relato. Desde esta Alemania de la que también guardo tantos recuerdos intactos en mi memoria… un país frío pero acogedor, de mujeres que se hicieron fuertes por la vida, fuertes por la historia. Mujeres que quedaron solas sin sus maridos, sin sus hijos, muchas de ellas que levantaron ladrillo a ladrillo cuanto la cruel guerra había derrumbado. País dividido por el olor a cemento y a vergüenza, familias rotas entre Este y Oeste y momentos sobrecogedores que olían a amargura, a lágrimas y a nuevas esperanzas el día de la caída del muro. Yo he podido sentir esa Alemania cálida, cercana, y me siento feliz por ello.
    Pero esta historia corresponde ya a la edad adulta … me dejé llevar por el hermoso y cuidado paisaje!
    Muchos coincidimos en nuestros sentimientos. Mi infancia la pasé en Marruecos -Casablanca, Larache, Tánger- y mi adolescencia en España -Barcelona-. La primera me marcó enormemente, la segunda echó fuertes raíces en esta multicultural ciudad, abierta al Mediterráneo y que también ocupa mi corazón. Me sería tan imposible renegar de la Tierra conde nací como tan imposible me es no amar al lugar tan maravilloso donde mis padres conmigo y demás hermanos llegamos en el año 65… aunque no fue fácil, éramos unos españoles atípicos, porque no solamente veníamos del Protectorado Español o del Tánger Internacional, sino que además, de la Colonia Francesa, donde vivimos felices y mis padres y nosotros dejamos amigos que jamás hemos olvidado.
    Dáte cuenta, hay tantos lazos, seres amados que quedaron allí enterrados en un cementerio, algún familiar que permanece porque allí está su vida y no entiende ni forma parte de sus planes el tener que marchar a otro país.
    Aquellos años no se pueden borrar, aunque sí es verdad que el tiempo cierra heridas, enfría -o, a veces, los hace más fuertes- sentimientos y nubla algunos recuerdos. Pero sé muy bien que los mejores años de la vida de mis padres transcurrieron en un marco compartido con marroquíes, hebreos y cristianos. Viviendo, celebrando, siempre juntos.
    En una misma familia muy a menudo existen opiniones diferentes, tendencias y sentimientos contrarios hacia una misma situación. Yo, lo reconozco, tal vez tenga esa visión romántica e idealizada de nuestra Tierra -muchos me lo recriminan-. Pero es que quiero tener esa esperanza y no perderla nunca -como en otros aspectos de la vida- de creer que es posible -ya lo sé, es muy difícil- encontrar soluciones, hacer que las cosas funcionen, que las personas evolucionen y traten de aportar lo mejor de lo que son capaces. El caso es que muchos de los puestos clave para poder dar un giro a los temas que quedan estancados se encuentran ocupados por líderes ineptos y sin asomo de diálogo que acerque posiciones en busca de mejoras para los ciudadanos, para nuestros paisanos, que se merecen una vida y unas ciudades mejores.
    Alles was Du schreibst, Karl, lese Ich immer ganz gerne!
    Ganz herzlich.

    Joana

  10. Querida paisana: al contestarte, voy a parafrasear bastantes de tus reflexiones.
    ¡No deja de ser curioso que las páginas impresas con mi aportación a la obra colectiva sobre el centenario del Protectorado español sobre el norte marroquí, acabasen viajando a Alemania! Porque al fin y a la postre, el hilo conductor de mi artículo y, por cuestiones familiares, arranca en ese país. Yo no creo en las casualidades…
    Tú bien lo dices: hasta en una misma familia existen opiniones y tendencias encontradas hacia una misma situación. Pero no te creas, que entre los que dejas traslucir y los que yo expreso en mi escrito, tampoco hay demasiada diferencia.
    Como tú, NO RENIEGO en absoluto de la Tierra en que nací. Pero por lo que me cuentas, hay un matiz que quizás dé explicación a ciertas diferencias en el sentir. Tú viviste en Marruecos en tres ciudades (Casablanca, Larache y Tánger). Yo, con la única excepción de nueve meses que estuve interno en Tánger para hacer el COU (mis padres se vinieron a España en diciembre y yo, pasadas las vacaciones debí regresar hasta julio, lo que me resultó francamente duro), los diecisiete primeros años de mi vida los pasé únicamente en LARACHE; si bien tuve la fortuna de viajar por el resto del país.
    Y del lugar al que llegué… Creo que vosotros os establecísteis en Barcelona. Nosotros en Madrid, donde pasé otros diecisiete años. En Madrid hice la carrera, me casé y nacieron mis hijos. En Madrid pasé años maravillosos y nunca podré agradecer lo suficiente lo mucho que vivir allí me aportó: tanto, que aunque no te lo puedas creer, después de veintitrés años de haberme marchado, estoy de vuelta de muchas cosas de las que actualmente se están viviendo en donde ahora vivo… . Pero llegó un momento en que resultaba un lugar demasiado incómodo para vivir. Y después de Madrid, he vivido en otros dos lugares bien distintos de España… ¡siempre buscando no sé qué, algo que me faltaba! En cualquier caso, no permanecí en el mismo lugar o la misma ciudad.
    Por supuesto que amo el lugar al que llegué y aunque una parte de mi corazón lo tenga en Madrid, el decidir marcharme de allí es prueba evidente de que no logré o no quise echar en él raíces «demasiado» profundas.
    Por ello, si en Marruecos puedo decir que tan sólo viví en una ciudad, aquí lo he hecho en varias. Mi amor al «lugar» al que llegué, se difumina así por varios lugares de España.
    Pero si te das cuenta tras leer mi escrito, creo no equivocarme al decir que es Madrid el único sitio de España que cito cuando hago alusión a los lugares que cuando escribo, son para mí fuente de inspiración. Y LARACHE SIEMPRE SALE GANANDO. De verdad, no sé el porqué. Tal vez tenga la visión romántica e idealizada que a ti a veces te recriminan: pero en la distancia y el tiempo y sin necesidad de fotografías, me sigo moviendo por sus calles con una facilidad pasmosa Y RECREÁNDOME EN ELLAS Y EN ELLO. Y eso no lo consigo recorriendo mentalmente otros lugres, ni tan siquiera el Madrid que tanto me aportó. Y en relación a las personas ¡ya ni te cuento! No te lo digo como un logro. Sin duda será un handicap; pero como decía en el artículo, al no vivir de la escritura, me da un poco igual. Y además NUESTRO PUEBLO «me da» todavía para mucho, aunque actualmente yo esté en barbecho.
    Y sí Joana: me duele en el alma la mediocritud (por no aplicar un término más fuerte) de una clase política que no se merece gobernar a nuestros paisanos. Cada vez que veo imágenes de una Larache que parece como si la estuviesen ultrajando a conciencia, siento una pena y una rabia infinitas. Es entonces cuando me ratifico en no querer volver allí hasta que sus autoridades no comiencen en serio a ocuparse de la ciudad y a mimarla como se merece. Y me contento con decirme a mí mismo y con respecto a ELLA: Dem duge fern, Dem Herzen e wig nah!
    Con un fuerte abrazo,
    CARLOS

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