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HISTORIA DE UNA FAMILIA LARACHENSE, UN RELATO DE PACO RODRÍGUEZ

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Hace unos días envié una narración que va a ser publicada en un libro que se editará próximamente con ocasión del centenario de la instauración del Protectorado en Marruecos, y, mira por donde, mi paisano Paco Rodríguez, amigo íntimo de mis padres, como su mujer Maruchi (en realidad son como de la familia), me manda el relato de la historia de su familia, y resulta que tiene una estructura muy parecida a esa narración mía. Es inevitable que así sea porque las historias de los larachenses de origen español corren paralelas, se parecen mucho, casi todas han pasado similares vicisitudes, y eso creo que nos acerca y nos une mucho más. Es como la historia de una gigantesca familia, y todos nos podemos ver reflejados en ellas. De alguna manera me doy cuenta ahora de que somos afortunados, muy afortunados, y Maruchi y Paco forman parte de ese grupo de personas que nos enriquece tanto, que han hecho de la vida de mis padres algo excepcional. 

Paco hace un relato sencillo para contar esta historia, llena de recuerdos. Su mujer se llama como mi madre, las dos Maruchi o las dos Maru, se las conoce de las dos maneras. Hay algo que envidio de Maruchi Alfaro, de su Maruchi, y es el dominio que tiene del idioma árabe, la soltura con la que habla ese idioma,  sí, pura envidia, lo confieso. Y es un placer escucharla. Y también confieso que Paco y Maruchi son dos de las personas a las que más quieren mis padres porque, como bien cuenta Paco en su relato, sus vidas se cruzaron un día mientras bailaban. y eso no podía traer más que cosas positivas. En fin, otro regreso a Larache, y hoy toca hacerlo de la mano de Paco Rodríguez…

Sergio Barce, enero 2013  

LARACHE - foto de Aziz Bouhdoud
LARACHE – foto de Aziz Bouhdoud

HISTORIA DE UNA FAMILIA LARACHENSE       

Se me ocurrió sin pensármelo una mañana lluviosa y triste; fui como todos los días a hacer los encargos de mi mujer, y al pasar por delante de la peluquería me dije: voy a entrar a arreglarme, pues vi que no había nadie y el peluquero estaba aburrido. El chaval empezó a preguntarme por mi vida y por mi estado de salud; yo me di cuenta que quería saber pero no en el sentido fisgón de la palabra sino con una curiosidad sana de juventud. Cuando llevaba un rato hablando con él, me comentó que le gustaba hablar con las personas mayores porque así aprendía y se enteraba de muchas cosas que él no sabía. Así, charlando, empecé a hablarle de mi pasado y de mi familia, y al decirle que era de Marruecos en seguida pensó que yo era moro (la palabra moro viene del nombre que daban los romanos a los habitantes del norte de África, Mauris, igual que nserani viene de nazareno, cristiano, por lo que no las considero ofensivas) como vulgarmente decimos. Entonces empecé a contarle, y se me ocurrió que podría escribirlo para mi: ¡aquí es cuando empieza la historia!      

Abuelos paternos de Paco Rodríguez recién llegados con sus hijos a Larache en 1915
Abuelos paternos de Paco Rodríguez recién llegados con sus hijos a Larache en 1915

1ª PARTE: DOS HISTORIAS QUE SE UNEN (FAMILIA RODRIGUEZ)

José y Dolores, 1890, recién casados. Pueblo de Murtas, Alpujarras granadina. Acaban de tener un hijo, malos tiempos como siempre en España, trabajo duro en esas sierras granadinas de las Alpujarras. José cultivaba unas tierras heredadas de sus padres, entre lomas montañosas, y subsistían a duras penas en un pueblo dividido entre dos ayuntamientos, los cuales se creían con derecho a cobrar los impuestos simultáneamente. Un  día le coge a José el cerebro revuelto, vende terreno, casa y ajuar, coge dos mulas, a su mujer y a su hijo, se marchan a Almería y embarcan con destino a Orán (Argelia).

En ese momento, los franceses,estaban pidiendo personas para trabajar las tierras de esta colonia, a la cual sacaron mucho fruto; ¡pero a cada cual le fue como le fue!

Para José y Dolores fueron 25 años de mucho trabajo, y bendecidos con la llegada de 11 hijos de los cuales le sobrevivieron 5: José, el mayor, Pepe,  nacido en Murtas; Dolores, Antonio, Luis y Juan.

De izquierda a derecha, arriba: Maru Sánchez, Paco Sánchez, Luis -padre de Paco- e Isabel; abajo, Paco Rodríguez y su hermana. Año 1938
De izquierda a derecha, arriba: Maru Sánchez, Paco Sánchez, Luis -padre de Paco- e Isabel; abajo, Paco Rodríguez y su hermana. Año 1938

Al llegar a Argelia, lo primero que hizo el gobierno francés fue ofrecerle a José lo mismo que a los cientos de españoles venidos sobre todo de Valencia, Alicante y Almería: X hectáreas de terreno de secano, id.  de regadío, dos soldados trabajando gratis durante dos años, aperos de labranza y una pareja de mulos, todo en propiedad (menos los soldados claro está) y a revisar (supervisar) con el tiempo; siempre que todo fuera bien, no habría problemas. Había una sola obligación, la de  hacerse francés, y eso por lo visto a José no le gustó; prefirió alquilar tierras a los moros con el poquito dinero que llevaba y así empezó su itinerario trabajando el doble que los demás y arrastrando pobreza en una tierra en la que todos se hacían ricos.

Pasaron los años, nacieron los hijos y José seguía sin levantar cabeza en una tierra que al final no era la suya. Los hijos se fueron haciendo mayores; José, el mayor, tenia 23 años, corría el año de 1914 comienzo de la primera guerra mundial, se empezaron a movilizar jóvenes en Argelia para servir a Francia, y Pepe estaba allí, siendo presionado por todos los jóvenes oriundos de españoles, al que llamaban cobarde y otras cosas por no acudir a la llamada de la «patria». Pepe dijo que era español y se fue a hacer su servicio militar a España donde, al menos, no había guerra, pues la verdad no creo que fuera muy patriota (lo piensa el que escribe) después de tantas vicisitudes. Fue destinado a Marruecos, a Larache, poco después de la toma de esta por las tropas españolas y francesas en 1912. 

1928 - Boda de los padres de Paco Rodríguez
1928 – Boda de los padres de Paco Rodríguez

Al poco tiempo de estar en el ejercito, lo nombraron intérprete (a pesar de ser analfabeto) pues hablaba tres idiomas: español, francés y árabe, y comenzó a hacer lo que no pudo hacer de pequeño, aprender a leer y a escribir (fue lo único bueno que le dio el ejercito). Seguidamente empezaron a correr rumores de que los españoles iban a repartir tierras entre sus colonos (como hicieron los franceses, pensaban ellos), cosa que nunca se produjo desgraciadamente (los españoles somos así).

Pero Europa seguía ardiendo y en Larache se estaba mejor; pero bastante solo, se decidió por llamar a sus padres pensando que sería bueno para ellos. Llamó a su padre y lo puso al corriente de los rumores antes dichos, por lo que José padre, con su mujer y sus cuatro hijos restantes, levantaron el campo, recogieron lo que pudieron y se pusieron nuevamente en camino hacia otra nueva  aventura: LARACHE.

Larache, 1915: donde solo existía allí la ciudad vieja, es decir, zoco chico, calle Real y un pequeño puerto  donde no entraban mas que barcazas y botes de remo. En lo que luego fue la Plaza de España, se encontraba el zoco de fuera, y las puertas de la ciudad se cerraban de noche con llaves. Se fueron a vivir al barrio nuevo, es decir, fuera de la ciudad; lógicamente en el campo, pues ese era el oficio de José (supongo que se llamó barrio Nuevo porque se fundaría en aquellas fechas); en una pequeña chabola, con un trozo de tierra alquilado también a los moros, comenzaron su nueva odisea: José padre trabajando en su huerta y sobreviviendo ;su mujer Dolores, una sufrida madre de familia, y sus hijos, como era entonces de ley, ayudando en la casa lo que podían. José murió a los 54 años en 1922 de una pulmonía, esperando que el gobierno español le proporcionara las tierras prometidas.  (Le pasó como a Abraham en la Biblia)

Sus hijos siguieron viviendo en Larache, y así puedo yo continuar mi relato aunque me está resultando un poco lioso.

Esta se convirtió en una de las más extensas familias de Larache pues entre los cuatro hijos (la hija, mi tía, no tuvo descendencia, murió joven, recién casada) tuvieron veinte hijos y estos otros pocos también nacidos y criados en Larache. 

Paco Rodríguez en 1954
Paco Rodríguez en 1954

2ªPARTE (LA FAMILIA MELÉNDEZ)

Francisco  y María. Pueblo gaditano de Chiclana de la Frontera, corría el año ¿1890? No lo sé exactamente (tengo que averiguar aún muchos datos, tomaré notas). Se casaron en una pequeña iglesia de la localidad sin muchas ceremonias, ya que este matrimonio no contaba con la conformidad del padre del novio, por lo cual fue desheredado de toda la hacienda de su padre pasando todos los bienes a su única hermana (Luisa). Francisco era ya, en aquellos tiempos, bachiller pues un tío suyo que era cura y vivía en aquel entonces en Cuba, colonia española, en ese tiempo, le pagaba los estudios. Desgraciadamente este hombre murió y Francisco tuvo que dejar los estudios pues su padre, a pesar de tener buena posición, le dijo que él no mantenía vagos y que fuera con él a trabajar las tierras. 

El pobre hombre, que no estaba habituado a las labores del campo, tuvo que aceptar la decisión de su padre y, tras varios años trabajando en el campo, cayó enfermo de algo que nunca se recuperaría. Mejoró un poco, hizo oposiciones para carabinero e ingresó en el cuerpo. Fue destinado en el puerto de Cádiz y allí fue criando a sus hijos hasta que ya la enfermedad pudo mas que él. A los 58 años, con una úlcera de estómago, tuvo que dejar el trabajo (entonces no había seguridad social, como nos va a pasar otra vez), le faltaron 6 meses de trabajo para poder dejar una pequeña pensión a su mujer y a los más pequeños. 

Mi abuela Maria Salud Cabeza con Maruchi Alfaro y su familia
Mi abuela Maria Salud Cabeza con Maruchi Alfaro y su familia

Dejó a su mujer y cuatro hijos: Gil, Juana, María y Luisa, que, aunque ya eran algo crecidos, se defendían bastante mal en el Cádiz de los años 20, como mucha gente en toda España. Como sucediera que la mayor de sus hijas, Juana, se casó y marchó con su esposo (Alonso Sánchez) a Marruecos, concretamente a Alcazarquivir, y le estaban marchando bien las cosas, quiso traerse a su madre María y de paso a toda su familia ya que iba a ser madre por primera vez, y de esa forma llegaron los Meléndez a Marruecos y también los Sánchez. 

A María, la madre (suegra), le buscó su yerno un trabajo en Larache de portera en un bloque con derecho a vivienda (en la casa Escriña, Plaza de España) y, entre todos, empezaron a luchar y ganarse el sustento, mejorando mucho sus vidas e instalándose definitivamente en Larache. Juana tuvo más tarde la desgracia de que, durante la desastrosa guerra civil española, fusilaran a su marido Alonso Sánchez, taxista en Alcazarquivir, hombre muy trabajador y muy luchador, dejando viuda a su mujer y tres huérfanos: Isabel, la mayor, con 10 años; Paco con 8 y Maruchi con seis.   El otro de los hermanos Gil Meléndez, el único varón, vino también a Larache y se colocó en la Compañía Agrícola del Lukus, concretamente en El’adir, donde crió a sus hijos y dos hijos de su mujer, pues ella era viuda. Dos de estos hijos eran muy conocidos en Larache, sobre todo en torno a lo que era la C.A. del Lukus; no llevan mi apellido aunque yo los considero  mis primos: Antonio y Manolo Villalba, su hermana  Pepita y el resto todos eran Meléndez: Maruja Juani y Luci.

3ª PARTE (ENCUENTRO DE LAS FAMILIAS RODRIGUEZ MELENDEZ)

Luis Rodríguez y Luisa Meléndez se conocieron en Larache en el año de 1927 y se casaron en 1928 en la iglesia de San José. Esta iglesia se encontraba situada, y aún se pueden ver sus restos, (envío una foto reciente del pasado año) en una travesía de la calle Real; justo cuando se terminan de subir las escalerillas del puerto queda en frente.

Iglesia de San José, Larache
Iglesia de San José, Larache

Tuvieron dos hijos: Francisco (el que escribe esta historia) y Dolores (Lolita, mi hermana q.e.p.d.). Luis trabajó en el Servicio Agronómico de chófer y últimamente en la Mehala. Más tarde se montó en sociedad con sus hermanos y pusieron un taller de mecánica en el puerto: “Automotor”,  dedicado a la reparación de barcos. También tenía (siempre en sociedad con sus hermanos) una finca en el Tzenin de Sidi el Yamani (frente al cuartel de la Legión). En este ambiente de mecánica, campo y puerto, me crié yo después de haber pasado lógicamente por las escuelas que entonces había, de las que aún queda una, el Patronato (hoy escuela Luis Vives); estuve primero en la escuela francesa, de la que aún recuerdo a muchos compañeros, y después  en el Patronato donde terminé mi primera etapa de preparación. Luego    viví en Larache, porqué no decirlo, una niñez y una adolescencia muy feliz: la feria de Larache, los bailes de Las Navas, “La Unión Española”, las playas y esos paseos por la calle Chinguiti; los cines y esas amistades que ya nunca más volveríamos a encontrar. Allí todos nos conocíamos y todos disfrutábamos. Esta nostalgia puede ser debido a la edad que entonces teníamos. Hay un dicho popular antiguo que dice que todo tiempo pasado fue mejor, aunque no es cierto, solo ocurre que, de los tiempos pasados, únicamente recordamos lo bueno y procuramos olvidar lo malo; es un método de defensa de nuestro cerebro.

Maruchi Alfaro y Paco Rodríguez en La Unión
Maruchi Alfaro y Paco Rodríguez en La Unión

En Larache estuvimos hasta 1961, año en que nos trasladamos a Kenitra, y en Larache dejamos las tumbas de mis abuelos y otros familiares que ya no volvieron a sus lugares de origen.                      

 4ª PARTE (LA FAMILIA ALFARO)

 Yo conocí a los Alfaro en 1956. El padre, Casimiro Alfaro, policía nacional (mejor dicho, conocí primero a su hija Maruchi que es mi mujer). Casimiro procedía de un pequeño pueblo de Ciudad Real llamado Villahermosa, según contaba, mucho trabajo y pocas ganancias (como siempre la misma historia). Tenía novia, Aurelia, que después sería su mujer, e iban tirando como se suele decir, aunque no veían un futuro muy halagüeño. Llegó la hora de hacer la mili y lo mandaron a Marruecos en plena guerra (digamos de colonización) de África y sirvió durante tres largos años como era de ley en aquellos años de 1927. Estuvo en algunos “blocaos”, como llamaban entonces a los fuertes como Beni Arós y Beni Gorfet y, los últimos años de mili, los pasó en Tetuán y aquello le pareció bien para vivir. Tanto fue así que, cuando volvió a su pueblo y a la rutina del campo, se lo pensó; hubo oposiciones en Madrid para la guardia de asalto destinada a Marruecos, se presentó, aprobó e, inmediatamente, se casó y marchó con destino a Tetuán.

Pedro, conserje de La Unión, mi abuelo Manuel Gallardo y Casimiro, el padre de Maruchi
Pedro, conserje de La Unión, mi abuelo Manuel Gallardo y Casimiro, el padre de Maruchi

De Villahermosa traía un bebé de 6 meses, Sebastián, y en seguida comenzó su vida bastante trashumante en este país, debido a los traslados propios de su destino.

En Tetuán nacieron sus dos hijos mayores, Manolo y Pepe; Maruchi en Larache, y Aurelio en Tánger.

Su último destino fue en Alcazarquivir, antes de llegar de nuevo a Larache donde terminó su periplo por Marruecos para volver a la península en 1958.

Fue en este periodo de 1954 a 1958 cuando conocí a la que hoy es mi mujer (lo mejor que me pasó en mi vida, aparte de haber nacido): Maruchi.

 6ª Y ÚLTIMA PARTE (ENCUENTRO DE LAS FAMILIAS RODRIGUEZ ALFARO)

Conocí a Maruchi, mi mujer, en un baile de la Unión Española, y fue Maruchi Gallardo quien me la presentó… Yo fui a sacar a bailar a Maruchi Gallardo sin saber que ya era novia de Antonio Barce y ella me presentó a su amiga Maru. Así fue como hicimos una gran amistad (que aun hoy perdura). Salíamos al paseo, al cine, y lo pasábamos bien a esa edad que todo es bonito.

Las dos Maruchi: Maru Alfaro y Maru Gallardo, con unas amigas, en la Sociedad de Caza y Pesca
Las dos Maruchi: Maru Alfaro y Maru Gallardo, con Chirri y unas amigas, en la Sociedad de Caza y Pesca

Con su familia, Maruchi se marchó a Cartagena en el 58 con la salida de las últimas fuerzas de seguridad que quedaban en la reserva y nos casamos en el 61, para irnos a vivir a Kenitra. Allí nacieron mis dos hijos, Aurelio y Luisa, y en 1974 decidimos venir a España, no digo volver porque en realidad nosotros no volvíamos sino veníamos, ya que nunca estuvimos aquí. Ahora vivimos los Barce y nosotros aquí, en Málaga, y nos vemos mucho.

EPILOGO :                                         

Han pasado 56 años desde el día que nos conocimos. El año pasado celebramos las bodas de oro con toda la familia: hijos, nietos y una bisnieta, (aunque ya tengo otro más, un bisnieto) y lo celebramos también con un viaje a París y otro a Larache, donde estuvimos 12 días.            

Se han cumplido más de cien años desde que mis abuelos paternos salieron de Murtas y casi otros cien de mis abuelos maternos, y aquí estamos, en esta tierra en la que aun siendo españoles también somos inmigrantes; hemos hecho un círculo para volver al punto de partida, aunque ya la descendencia está repartida por todas partes, unos fueron a parar a Francia y otros por todos los puntos de la geografía española, y como les pasaría a nuestros antepasados sentimos la nostalgia de nuestra tierra, Marruecos, y dentro de Marruecos LARACHE, que nunca olvidaremos.

En fin, esta es la eterna historia de las personas menos pudientes que intentan luchar por mejorar sus vidas y las de sus descendientes; a unos les va mejor y a otros, desgraciadamente para ellos, peor; y la historia sigue repitiéndose. ¡LAVIDA!    

                                     PACO RODRIGUEZ    

Maruchi Alfaro y Paco Rodríguez el día de su boda, 1955
Maruchi Alfaro y Paco Rodríguez el día de su boda, 1955
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13 respuestas

  1. ¡Esta historia se la tengo que contar, que leer a mi madre!…hay tantas fechas, detalles que le van a hacer recordar el pasado, la historia de sus padres, donde vivieron…
    Es lo que tú dices, Sergio, irremediablemente las historias de los españoles que allí pasaron gran parte de su vida corren de forma paralela y los cien años de que nos habla Paco Rodriguez desde que sus abuelos salieron de España, no son cien años de soledad sino cien años repletos de vivencias inolvidables… porque todos añoramos esa tierra, Marruecos no se olvida… Larache no se puede olvidar…
    Hermosa esta narración de Paco -mañana volveré a leerla- abriéndose a nosotros y hablándonos de sus antepasados y los de su mujer, Maru.
    Un fuerte abrazo

  2. tiempos dificiles ,vida dura y gente grande y a la altura ,es verdad que nuestro cerebro nos protege de los recuerdos desagradables ,pero yo creo que es precisamente estos momentos dificiles que nos hacen desfrutar a tope los pocos momentos de alegria , . la verdad es que la gente española fueron los que dieron a larache este sello que tiene ,porque yo soy mas joven que paco pero los recuerdos que tengo de larache es el paseo ,el cine la playa la feria (la semana de larache) ,ese ambiente la verdad lo crearon los españoles ,y se fue con ellos,nos queda larache,gracias por haceros viajar en el tiempo.

  3. Me ha encantado la historia, sobre todo porque yo conozco parte ella.Conocí a Paco y a parte de su maravillosa familia. Paco vivía en la Travesía del Monopolio, y yo frente al Coliseo Maria Cristina. Esta proximidad hizo que participaramos juntos en juegos infantiles que practicabamos en un pequeño llano que había frente a los pabellones de la Mehala,ubicados junto a la casa de Paco. Recuerdo a nuestros compañeros de juego, Miguelin, los hermanos Serrano Antonio y Titi, Alberto Subiza, Elias Enmergui. Y ¿como no? tambien a las niñas, Candida, Mercedes, y muchas otras. Ya más mayor tuve la suerte de ser amigo de su simpatiquisimo primo Antonio. Tanto él como Paco trabajaban en el
    taller de «Automotor» , con sus padres. Después de muchos años,
    una vez en España, pude contactar con ellos a través del tlfno. Y desde aquí os saludo. Supongo Paco que ya habrás adivinado que yo soy a quien todos llamabais Pepito»El Maño». Este apodo era debído a que mi familia era conocidad por los «Maños», también bastante conocida en Larache. Un abrazo Paco
    .

    1. Hola Pepe como no voy a acordarme de ti de tu abuelo, de tu tío y de sus Berlet de bandajes y cadenas que rellenaron de piedra de sus canteras la parte baja del antiguo Hospital Civil que luego se convirtió en una carretera que lleva del puerto al Balcon del Atlantico. SALUDOS

  4. YO FUI MUY AMIGO DE PACO SENDO SOLTERO Y PASEABAMOS MUCHO POR LA CALLE CHIGUITI PLAZA ESPAÑA.HACE ALGUNOS ANOS CONTACTAMOS DE NUEVO Y LO PUSE EN CONTACTO CON PEPE EDERY QUE NO RECUERDO BIEN SI FUE A EL O A SU MUJER A QUIEN OPERO EN KENITRA. UN ABRAZO,JOAQUIN GARCIA CAMUÑEZ

  5. Esta historia tan bonita y conmovedora de una de las sagas nacida en Larache con sus antepasados emigrados de España es una de las muchas que han existido en nuestra tierra, y me hace pensar en la mía, los Osuna, quizas algún día me decida a escribir algo sobre ella. Un abrazo para todos de
    Esperanza

  6. Excelente labor la que realiza este blog. Con todas y cada una de las aportaciones de las personas que aquí intervienen, hemos recorrido calles para configurar el paisaje geográfico y humano de nuestro pueblo; hemos llegado hasta las puertas de la casa familiar de cada cual, donde se nos abre – amable y confiadamente,- el corazón. Así se infusiona la memoria colectiva, y se expanden las ramas de los pulmones en una respiración común. Un siglo en la historia de las familias Rodríguez-Meléndez-Alfaro, el tipo de historias que sencillamente nos emocionan y conmueven.

    1. Sergio te agradezco mucho que hayas incluido esta historia en tus paginas que cada día se leen más; no solo por mi, sino en recuerdo de todos nuestros queridos ante pasados que dejaron su vida en Larache. y que vivieron y lucharon allí por nosotros y a quienes nunca podremos ni debemos olvidar ¡GRACIAS! PACO RODRI!

  7. holà.me gusto la historia.soy tambien busquendo las raices de mi familia y eran tambien de Murtas,bajaron para vivir en Adra y al final se fueron para oran tambien. por eso me habla este cuento. un saludo

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