Marruecos ha sido y es uno de los grandes “platós” del cine mundial, y fue precisamente Marruecos el país que eligió el gran John Huston para rodar su largamente deseada versión del relato de Rudyard Kiping The man who would be King, es decir, que El hombre que sería Rey, traducida en España para comercializarse como El hombre que pudo reinar.
Gracias a la osadía y arte del maestro Alexander Trauner, Marruecos se convirtió en el viejo Afganistán en el que se desarrolla la trama de esta maravillosa película de aventuras. Alexander Trauner, escenógrafo y director artístico o diseñador de producción, ha sido quizá el mejor de los directores artísticos, siendo el responsable de la escenografía, dirección o diseño de producción de muchas obras maestras: desde La edad de oro (L´âge d´or, 1930) de Buñuel hasta El apartamento (The apartment, 1960) de Billy Wilder, pasando por films como Le quai des brumes (1938) o Los niños del paraíso (Les enfants du paradis, 1945) ambas de Marcel Carné, el Otelo (The tragedy of Othello: the moor of Venice, 1952) de Orson Welles, Rififí (Du Rififi chez les hommes, 1955) de Jules Dassin, Tierra de faraones (Land of the Pharaohs, 1955) de Howard Hawks, Cómo robar un millón y… (How to steal a million, 1966) de William Wyler, El otro señor Klein (Mr.Klein, 1976) de Joseph Losey, Subway (1985) de Luc Besson, Alrededor de la medianoche (Round midnight, 1986) de Bertrand Tavernier, y además de la antes mencionada de El apartamento, para Billy Wilder también trabajó en Ariane (Love in the afternoon, 1957), Testigo de cargo (Witness for the prosecution, 1957), Uno, dos, tres (One, two, three, 1961), Irma, la dulce (Irma la douce, 1963), Bésame, tonto (Kiss me, stupid, 1964), La vida privada de Sherlock Holmes (The privates live of Sherlock Holmes, 1970) o Fedora (1978).
Pero quizá fue con su única colaboración con Huston en El hombre que pudo reinar, cuando Trauner realizó su trabajo más increíble. Utilizó parte de Marrakech para convertirla en una ciudad india, y las bellas montañas del Atlas pasaron a ser el salvaje Afganistán. Su diseño de ese país llamado Kafiristán y especialmente de la ciudad sagrada de Sikandergul quedan grabadas en la retina de los amantes del cine.
De modo que Marruecos, como escenario de este film, es una pieza clave. Como lo son también algunos actores marroquíes que intervinieron en la película.
Todo buen amante del cine conoce El hombre que pudo reinar no solo porque es una de las obras más queridas y redondas del imperfecto pero genial John Huston, sino porque sus actores protagonistas crean aquí unos de sus mejores trabajos interpretativos. Los dos soldados masones y pícaros que crean Sean Connery como Daniel Dravot y Michael Caine como Peachy Carnehan son sencillamente geniales. John Huston contaba que sus protagonistas iniciales, cuando comenzó a pergeñar esta película en los años cuarenta, iban a ser Humphrey Bogart y Clark Gable, al paso de los años pensó en Burt Lancaster y Kirk Douglas, y luego en Paul Newman y Robert Redford, pero cuando el guión llegó a Newman éste se lo devolvió a Huston y le dijo que esos papeles solo podían ser para Connery y Caine, y resultó ser la mejor de las decisiones. Michael Caine llegó a decir que después de su muerte probablemente se le recordará por esta película.
Y lo cierto es que es inconcebible esta película de aventuras clásica sin estos dos monstruos de la interpretación que son quienes llevan el peso del film. Huston cuenta en sus memorias y en varias entrevistas que era una gozada ver trabajar juntos a Sean Connery y a Michael Caine, que, por las noches, ensayaban sus escenas a solas y Huston se limitaba a poner las cámaras al día siguiente y a rodar. Una de las más famosas escenas que crearon Connery y Caine, es aquella en la que se presentan muy elegantes ante el corresponsal del Northern Star y un responsable del gobierno británico y desfilan de manera pomposa al entrar y al salir del despacho, tras lanzar un discurso lleno de absurdas diatribas que es pura comedia.
Junto a estos dos actores, el gran Christopher Plummer como Rudyard Kipling, el corresponsal del Northern Star, completa el trío protagonista.
Pero como decía antes, destacan algunos actores secundarios marroquíes. En primer lugar, Doghmi Larbi que interpreta a Ootah, jefe del primer poblado del que se adueñan los dos aventureros. Larbi crea un personaje rudo, violento, primitivo, que se ve poco a poco deslumbrado por los sueños de grandeza de los dos extranjeros, hasta que esos mismos sueños de grandeza lo sobrepasan y le llevan a convertirse en un pequeño tirano que acaba muriendo a manos de su propia gente… No es un papel muy largo, pero Doghmi Larbi lo hace inolvidable.
Este actor marroquí nació en Rabat en 1930 y murió en la misma ciudad en 1992. La verdad es que no hizo mucho cine, porque lo que realmente amaba era el teatro, en cuyos escenarios llegó a la fama en Marruecos, junto a trabajos en la televisión y la radio. Su papel más recordado en cine es, obviamente, el de El hombre que pudo reinar, pero también los de Soleil des hyénes (1977) de Ridha Behi, El corcel negro (The black stallion, 1979) de Carroll Ballard o Bodas de sangre (Noces de sang, 1980) de Souheil Ben Barka, junto a la gran Irene Papas.
Junto a Larbi, el papel del sumo sacerdote del templo de Sikandergul, Kafu Selim, donde se esconden los tesoros de Alejandro Magno, lo interpreta un anciano marroquí de casi cien años llamado Karroom Ben Bouih. Anciano que hizo de su papel otro de los personajes centrales de la trama. John Huston también cuenta con relación a este actor que, como lo había encontrado por azar para que hiciera el papel de sumo sacerdote, al igual que a los otros sacerdotes que lo acompañan a los que dan vida otros dos ancianos marroquíes, una vez que acabó el rodaje, se llevó a los tres a una proyección en pantalla de lo que se había filmado, y dirigiéndose a ellos a través del intérprete les preguntó qué pensaban de lo que acababan de ver, a lo que respondió el viejo Ben Bouih: “Después de esto, nosotros nunca moriremos.”
El hombre que pudo reinar se rodó en 1975, bajo la dirección de John Huston, responsable de maravillas como El halcón maltés (The maltese falcon, 1945), El tesoro de Sierra Madre (The treasure of the Sierra Madre, 1948), La jungla de asfalto (The asphalt jungle, 1950), La reina de África (The African Queen, 1951), Vidas rebeldes (The misfits, 1961) o El honor de los Prizzi (Prizzi´s honor, 1985), por mencionar algunas de sus grandes obras, con música de Maurice Jarre, fotografía de Oswald Morris y vestuario de Edith Head, es decir, otros tres grandes del cine mundial.
Una gran aventura llena de sueños casi imposibles. Como dijo Michale Caine en su día: ya no se hace cine como éste.
… Porque Marruecos también nos hace hace soñar…
Recuerdo a Doghmi Larbi junto a Irene Papas… Geniales los dos!
Gracias, Sergio, por compartir con nosotros tanto amor por el cine. Extraordinarias las lecciones que nos das! Un beso
Acabo de volver de Chefchaouen y me encuentro con este post. No podia pensar en nada mejor para fijar el recuerdo de mis minivacaciones en Marruecos. El entorno fisico de Chaouen, sus montañas escarpadas, junto a tu magnifico artículo, me traen de nuevo el recuerdo de una de mis peliculas de aventuras preferidas: «El hombre que pudo reinar». Para mi inolvidable e imprescindible dentro de la carrera de un monstruo como Connery. Tiene el correcto balance entre cine puro de aventuras y ese algo añadido, que al menos yo no se describir, que te dice que estás ante una obra maestra. Además posee ese toqurespecial que la hace, junto a «Robin y Marian» mis pelis preferidas de Connery. El dulce aroma de la nostalgia…
Pero aparte esta Huston. El grande. El autentico aventurero que imprimio su sello personal e intransferible a la película. Es cierto que las interpretaciones de Connery y Caine son absolutamente brutales, pero tambien es cierto que la película en otras manos diferentes a las de Huston probablemente hubiera sido otra cosa.
En fin, que como en multitud de ocasiones, me ha encantado tu post. Que no comente no quiere decir que no te siga.
Un abrazo fuerte y sigue asi, Sergio
Si es que coincidimos en muchas cosas, Pepe: «Robin y Marian», por supuesto, otra maravilla.
Suscribo todo lo que comentas. Gracias, y espero verte pronto.
3 respuestas
… Porque Marruecos también nos hace hace soñar…
Recuerdo a Doghmi Larbi junto a Irene Papas… Geniales los dos!
Gracias, Sergio, por compartir con nosotros tanto amor por el cine. Extraordinarias las lecciones que nos das! Un beso
Acabo de volver de Chefchaouen y me encuentro con este post. No podia pensar en nada mejor para fijar el recuerdo de mis minivacaciones en Marruecos. El entorno fisico de Chaouen, sus montañas escarpadas, junto a tu magnifico artículo, me traen de nuevo el recuerdo de una de mis peliculas de aventuras preferidas: «El hombre que pudo reinar». Para mi inolvidable e imprescindible dentro de la carrera de un monstruo como Connery. Tiene el correcto balance entre cine puro de aventuras y ese algo añadido, que al menos yo no se describir, que te dice que estás ante una obra maestra. Además posee ese toqurespecial que la hace, junto a «Robin y Marian» mis pelis preferidas de Connery. El dulce aroma de la nostalgia…
Pero aparte esta Huston. El grande. El autentico aventurero que imprimio su sello personal e intransferible a la película. Es cierto que las interpretaciones de Connery y Caine son absolutamente brutales, pero tambien es cierto que la película en otras manos diferentes a las de Huston probablemente hubiera sido otra cosa.
En fin, que como en multitud de ocasiones, me ha encantado tu post. Que no comente no quiere decir que no te siga.
Un abrazo fuerte y sigue asi, Sergio
Si es que coincidimos en muchas cosas, Pepe: «Robin y Marian», por supuesto, otra maravilla.
Suscribo todo lo que comentas. Gracias, y espero verte pronto.