LA CIUDAD DEL LUCUS, novela del escritor larachense LUIS MARÍA CAZORLA

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Tengo una primicia, que mi amigo y paisano Luis María Cazorla me ha brindado en bandeja: anunciar que acaba de ver la luz su nueva novela La ciudad del Lucus (Editorial Almuzara), y quizá sea una de las primeras personas en publicitarla.

He tenido el privilegio de recibir el borrador del manuscrito y leerlo antes de ser publicado (digo privilegio porque lo es el gozar de la confianza de Luis). Recuerdo que me llegó el pasado año un paquete, algo voluminoso. Al desempaquetarlo, un leve estremecimiento recorrió mi espina dorsal: “La ciudad del río Lucus” leí, y como siempre me ocurre cuando me topo de súbito con algo relacionado con Larache, una entrañable alegría me asaltó, de modo que lo abrí no sin cierta ansiedad. Luis me enviaba quinientas ochenta y ocho páginas, a un espacio. Me di cuenta en seguida, desde el primer párrafo, que ahí había un trabajo duro, detallista y concienzudo.

En efecto, Luis María Cazorla se ha atrevido a algo mucho más que narrar una historia que nace de su imaginación para “plantarla” en medio de un escenario determinado que sólo sirva de decorado. Al contrario, se ha documentado de tal manera para afrontar esta empresa que uno no tiene más remedio que rendirse a este trabajo.

Lo fascinante es que no sólo cuenta con toda la exhaustiva información de los hechos políticos y militares que sucedieron en Marruecos, en especial en Larache, a principios de siglo y que desembocaron en la creación del Protectorado, sino que también conoce la realidad y los personajes reales que vivían a pie de calle, por así decirlo. Las tiendas, los comercios, los pequeños negocios, son descritos con exactitud, al igual que la ciudad de Larache, en la que Luis nació y creció (eso se nota en seguida). Y vemos cómo André de Laroche, José Luis Ninet, el padre Castellá, el padre Cantéliz, Leandro Campos (dueño del Bar el Murciano), Hicham ben Achech (un personaje cuya aparición en el relato me encanta), José Cohen, Abraham Muchatiel, Alí Sintal, Akalay… quienes forman parte de la pequeña historia, se entremezclan, gracias a la hábil narrativa de Luis Cazorla, con personajes que han pasado a la Historia con mayúsculas: el entonces comandante Fernández Silvestre, El Raisuni, el cónsul Zugasti… por citar sólo algunos de los actores de esta estupenda obra. De manera que estamos ante una novela histórica absoluta.

Luis María Cazorla, gracias a su larga experiencia profesional, a su trato con numerosas personalidades de la diplomacia y de la política, ha sabido plasmar de manera realista los entresijos, los difíciles equilibrios y las disputas que acontecieron en esos años convulsos. Su pluma de narrador dota además a los personajes históricos de personalidad, los convierte en seres de carne y hueso, con lo que la novela gana en realismo, en viveza, en aventura literaria.

Baste, como botón de muestra, este párrafo en el que describe uno de los encuentros entre Silvestre y el Raisuni:

Cherif Mulay Ahmed el Raisuni

    Silvestre conocía bien el carácter pedigüeño de los notables marroquíes. El Raisuni, por muy prominente que fuera entre ellos, tenía ese carácter muy arraigado. Los  hechos concretos a los que se había referido pronto –reflexionó para sí Silvestre- se acabarían traduciendo de forma inexorable en exigencias revestidas de peticiones de dinero y material.

La pronta y un poco atropellada mención al respeto de las leyes y autoridades locales sonó a clara advertencia que incomodó a Silvestre. Éste, para evitar los tejemanejes de los franceses y sus semsares, había prohibido al caíd, al nadir y al almotacén de Alcazarquivir que preparasen documentos de compraventa de casas de la ciudad y de terrenos en el campo sin su previo conocimiento. Haciendo caso omiso a las protestas del Majzen, de la campaña adversa de la prensa francesa y de las llamadas a la prudencia del ministerio de Estado, había mantenido su orden. Sabía que el Raisuni se había molestado por ello, no tanto porque le afectara directamente de modo significativo, sino por constituir un síntoma de que el ejercicio de su autoridad iba a verse interferido por las bigotadas del jefe militar español. Este proceder confirmaba, además, que las dificultades con las que sus recaudadores se habían topado para cobrar impuestos por la interposición de Silvestre no era algo aislado. Todo ello constituía una forma de entendimiento que el jefe militar español tenia de su acción política, en ciertas ocasiones incluso discrepante de lo que la legación en Tánger y el consulado en Larache le transmitían.

El Raisuni, por su parte, estaba lanzado en cumplir los propósitos que anidaba en su segunda reunión con Silvestre. Había comprobado el día anterior que era cierta la fama de impulsivo e impaciente atribuida al militar español después de algunas semanas de estancia en Larache y Alcazarquivir. El jerife había logrado templarlo en la entrevista del día anterior, aunque no se le había escapado que Silvestre estuvo en varios momentos a punto de estallar ante las divagaciones del astuto bajá de Arcila.

Aquella mañana se había encontrado con un Silvestre más calmado y reflexivo, y estaba dispuesto a aprovechar la oportunidad que se le ofrecía…

Cazorla entra en la psicología de estos personajes y nos metemos en sus reflexiones, en sus dudas, en sus impulsos.

General Fernández Silvestre

Y como larachense, dota a la historia que cuenta de una rica vida interior: no sólo describe perfectamente la ciudad que tan bien conoce, de igual forma reconstruye las antiguas calles, los viejos edificios y los paisajes, revive a las personas que los habitaban (Luis visitó, mientras escribía la novela, cada uno de los lugares donde se desarrollaron los sucesos reales) y recupera voces, giros, palabras y dichos (el vocabulario es rico en matices, y el lenguaje utilizado en el Marruecos de la época enriquece aún más la autenticidad del relato).

Un mosaico completo, en fin, de una época y de una historia tan fundamental en nuestra historia reciente como desconocida para una gran parte de los futuros lectores.

Quizá las propias palabras de Luis María Cazorla, en la “Nota del autor” que se contiene en el libro, sean más elocuentes de lo que yo pueda ser en este pequeño comentario.

Parece difícil, sobre todo en el campo de la creación literaria, pero si el escritor ahonda en sí mismo acaba encontrando una explicación a ¿qué ha desencadenado en mí la fuerza interior necesaria para escribir el libro en cuestión?

A veces es un relámpago que ilumina cegador y desgarra con fuerza el velo de la indefinición intelectual inicial de quien lo recibe. Otros es un lento poso de vivencias, sensaciones, recuerdos, realidades y apariencias de realidad forjadas por la imaginación que se solidifican hasta convertirse en una nueva realidad a veces más poderosa que la fáctica. Este poso se va nutriendo a los largo de los años de sucesivas capas hasta que un especial estado de ánimo, una maduración sólo apreciable por el futuro autor, o un aliento etéreo e indefinible ponen en marcha el aluvión que culmina en el libro.

Esto último es lo que me ocurrió a la hora de comenzar el largo camino de algo más de tres años que ha terminado con La ciudad del Lucus entre tus manos, lector.

Muchas capas se han acumulado hasta formar el sólido poso en el que se asienta esta novela. Han revoloteado en mí las imágenes de mi abuelo, José María Cazorla García, que, primero como soldado y después como comerciante, se asentó en Larache en los muy primeros años del Protectorado español en Marruecos; de mi padre, Luis Cazorla Navarro, que nació en esta ciudad en 1920 y en ella empezó su destacada carrera de abogado y de interventor militar; de mi madre, Soledad Prieto Caro, que llegó allí casada, abandonando en prueba de amor su ambiente, muy distinto, en Madrid. También he tenido muy presente mi infancia en Larache: El Balcón del Atlántico, la música marroquí y la militar, la Legión desfilando airosamente, el embarcadero del puerto, la Plaza de España, la calle Chinguiti, la iglesia del Pilar, el colegio de los Maristas… Todas estas capas han sido debidamente aceitadas  por permanentes recuerdos familiares, por ávidas lecturas, por frecuentes viajes a aquellos lugares, por conversaciones con familiares –José y Luis Navarro, entre otros- y con amigos –Julián Martínez Simancas y José Edery, por no citar más- impregnadas de vivencias similares y a veces anudadas por relaciones de varias generaciones.

En este poso fértil, como las tierras que riega el río Lucus, la galopante madurez, el creciente interés por los episodios históricos sobre los que se asienta el libro y el impulso que mi vocación literaria recibió al quedar finalista en un premio con otra obra, hicieron las veces de detonante del esfuerzo que se traduce en La ciudad del Lucus.

Quiero dejar constancia de mi hondo agradecimiento a mi mujer Carmen González-Serrano, que ha respetado mis largos retraimientos, me ha acompañado en los esforzados viajes de investigación, y me ha alentado siempre con equilibrio exigente; a Rosario Herrero, a quien debo mucho como competente documentalista cuyas manos generosas siempre han estado abiertas para orientarme; a Manuel Vidal, entusiasta lector de todo lo que escribo, en quien La ciudad del Lucus halló desde sus primeros momentos de gestación notable estímulo; a Antonio Zoido, que fue uno de los primeros lectores del original y que me animó mucho con su calificación de “galdosiano”; a Javier Jiménez-Ugarte, excelente y entregado diplomático, que, como cónsul de España primero en Melilla y después en Tetuán, siempre me alentó y me brindó ayuda en mi tarea; a Alejandro Díez, Guadalupe Díaz, Ángela García Burgos y Montserrat Planas por su permanente empeño en hacerme las cosas más fáciles, y, por fin, a Manuel Pimentel y a la Editorial Almuzara por el interés entusiasta que desde nuestro primer contacto mostraron por el libro que encabeza estas líneas.    Luis María Cazorla”

Estamos, pues, ante una novela que atraerá a quienes sienten interés y curiosidad por Marruecos, su historia y la que le tocó compartir con España, que llamará la atención de los estudiosos de ese período, pero que también hará disfrutar a los amantes de las novelas históricas.

Es un viaje en el tiempo, viaje a un pasado romántico, a un pasado de aventura absoluta. Es un viaje de regreso al Larache de los antepasados más cercanos de Luis María Cazorla.

La editorial Almuzara, con Manuel Pimentel al frente, y con Antonio Cuesta y Javier Ortega, ha acertado en apostar por este libro. Como admirador del trabajo de Luis, sólo me queda esperar que su novela sea todo un éxito, que lo merece.

Sergio Barce, febrero 2011

Ya he hablado en mi blog de Luis María Cazorla como jurista, y no han cesado de llegarme comentarios alabando su trayectoria. Dije entonces que me quedaba por hablar del Luis María Cazorla escritor de ficción. Ya lo tenemos aquí con su nueva novela.

Pero no querría que pasara esta ocasión sin mencionar sus otros libros publicados, tanto de relatos: “El proyecto de ley y once relatos más” o “Cuatro historias imposibles”; como de novelas: “Ni contigo ni sin ti” y de “Cerca del límite” que fue finalista en 2007 del Premio Internacional de Novela “Javier Tomeo”.

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17 respuestas

  1. Seria fantastico si llegan algunas copias de esta novela a Larache. Y por esta publicacion estoy reservando una. Enhora buena Luis Maria, y muchisimas gracias Sergio por habernos indicado esta novela interesantisima sobre una epoca crucial de la historia de nuestra ciudad.

  2. Algo suena en mis oídos desde pequeño sobre este nombre de Cazorla, si recuerdo bien y no me equivoco fue una casa de radio la que se encargaba de levantar altavoces en los rincones del Paseo en mi lindo natal Larache para transmitir canciones gratis al publico en las tardes de los días festivos, espero que nuestro estimado novelista Luís Maria Cazorla tenga alguna relación con esta familia larachense Cazorla vinculada al mudo de la electricidad lo que hará a mi Larache sentirse orgullosa.
    Pues miles de gracias y enhorabuena don Luis por poner tu granito de trigo en animar y relatar un tiempo marcado en la historia de Larache y a ti también las gracias amigo y paisano Sergio por estar siempre en busca de lo que se relaciona con lo que fue Larache.
    saludos.

  3. Sergio: Yo nací y viví en Larache, mi familia materna, ALEX de apellido, se trasladó en 1898 a tetuán y de alli a Larache, siendo mi abuelo el encargado general del puerto, naciendo allí mi madre Josefa Alex Fortes. Posteriormente en 1939 destinaron a mi padre al Riff y posteriormente al Majalato. Mi padre se llama MANUEL CAMACHO GANDULLO. Yo y mis hermanos amamos esa tierra de la que nos expulsaron en 1958 con destino a Valencia, donde vivimos desde entonces.

    Tengo gran interés por todo lo relacionado con mi pueblo.

    Miguel Ángel Camacho Alex.

    1. Querido Miguel Ángel:
      Mi historia es diferente, porque hay tantas como familias y como larachenses. Mi familia se quedó en Larache tras la independencia del país en el 56, porque formaban parte de la población civil, y nací en Marruecos cuando reinaba ya Hassan II. Así que formo parte de la generación que creció y vivió en el Marruecos independiente, y no conocí en Protectorado. POr eso quizá, se produjo un sentimiento de desarraigo.
      Espero que lo que escribo de Larache en mi blog te sirva para conocer aún más la ciudad en la que fui feliz, y de la que seguro que tu familia guarda también entrañables recuerdos.
      Un abrazo, y gracias por enviar tu correo
      sergio barce

    2. Hola, mi padre es de Larache, nacio alli en el año 30, quisiera contactar contigo, llamame al numero de telefono 966374770 o bien al movil 678 308716, gracias. un abrazo

  4. Sergio, soy hija de Francisca Sánchez de Larache que trabajó en casa de la familia Cazorla, con el padre de Luis. Estoy muy emocionada porque el lunes llegué de Larache, he ido invitada a una boda y al llegar por la noche hojeé el País y cual fue mi sorpresa al ver a Soledad Cazorla en la contraportada!! Hablaba del libro de su hermano de la ciudad del Lucus, mi madre me ha hablado tanto y tanto de ellos, tiene tantos y tantos recuerdos de Larache… yo nací en Casablanca y mis hermanos en Tánger. Amo, amamos esa tierra. Ya hace años mi madre contactó con D. Luis Cazorla, ya fallecido. He llamado a mi madre y le he contado todo ésto… voy a comprar el libro claro que sí!! uno para mi madre, otro para mí. Ella lo que más desearía es volver a ver a Soledad, casi la vió nacer… De verdad que no sé cómo expresar lo que ahora mismo siento y transmitir la gran emoción de Francisca, mi madre. Un abrazo

  5. Acabo de finalizar la lectura de la novela. Cómo alicantina de adopción, sabiendo que libro está dedicado a la abuelo de Novelda. Como larachense, sabiendo la dedicacion al padre nacido en LArache.
    Doy las gracias a Don Luis María CAzorla, primero por su buena labor, est aclara qu ela obra ha sufrido una investigación de pimera mano; segunda la armonía de enfocar las vivencias reflejando la realidad de la ciudad de Larache me ha recordado a aquellos años en los cuales mi abuela, siendo yo niña, me contaba sobre las relaciones, convivenci, belleza, cultur ade mi ciudad, la nostalgía de aquuellas decadas, se reflejan en la novela.
    Un día de orgullo de formar parte de esta generación , que pudo ver los restos de aquel pueblo, fortalecido, y la nostalgía que provoca en mi cada vez que me traslado hoy en día a Larache y veo aquella Plaza de España, Calle Reala, El balcón Atlantico,etc. lo que fue y en lo que se convertió.
    Añoro mi pueblo

  6. Hola a todos, te felicito Sr. Luis por esta novela extaordinaria; aun no he tenido la ocasión de leerla pero estoy segura de que me encantará, y muchisimas gracias Sr. Sergio por poner a nuestro alcance una noticia tan agradable. Saludos. Karima.

  7. Señor Cazorla; Que puedo decirle. Desde que pase algunos veranos en el domicilio del Señor Suso a mediados de los setenta, he estado enamorado de su tierra. Yo soy de Ceuta, pero amante de Marruecos hasta el tuetano de los huesos.
    Se por referencias de su buen hacer, acabo de comprarme el libro y, estoy deseando terminarlo. Principalmente porque dentro de unos dias tengo que visitar a Curro (Moises Melul, de la Casa de España) y estoy deseoso de poder regalarselo, a El y a su hermano Victor.
    Ya le contare.
    Para empezar, mi buen amigo Miguel, que esta en su lectura, ya me ha dado una palabra nueva para mi «SEMSARES», que curioso; yo siempre lo habia oido como los marchantes de ganado, claro esta, intermediarios.
    Ya le digo, mi mas sincera enhorabuena, y como le digo ya le contare

  8. mis hermanos y yo, también nacimos y vivimos en Larache 13 años y después en Tetuán, tengo recuerdos maravillosos, mis tíos vivían en Tanger, tengo tantas ganas de ir, a ver si prontito voy.

  9. hola y muy buenas,primero les doy las gracias por vuestros comentarios sobre nuestra mdina larache,es una grand alegria saber que hay gente que se recuerdan de nuestra ciudad querida,saludos para los que vivieron en el barrio de cuatro caminos,los que curraron en imasa,muchos recuerdos a la familia del señor juani que era el mecanico ajustador en lukus que descanse en paz que hase unos 12 años encontre en fuengirola a su elegante mujer ,y recuerdos a la familia luis galindo,y si alguien sabe algo de una mujer que se llamaba paqui trabajo con mi madre menana en vacaciones de escula del verano en imasa y se corto la pobre un dedo,eso fue en el año 1959,gracias

  10. Novela interesantísima por la realidad histórica que refleja con una credibilidad y un realismo sorprendentes. A muchos nos interesa, aparte de por el vibrante desarrollo de sus protagonistas -reales, aún tratándose de una novela-, porque tenemos algún antepasado que estuvo allí. En mi caso, mi muy querido y siempre admirado, Andrés Pitarch de Luis, un hombre bueno, valiente e inteligentísimo.
    Hay que dar la enhorabuena a D. Luis María Cazorla por la intensidad y veracidad de su narración, y a los lectores que hemos podido disfrutar de estas páginas.
    Gracias!
    María Osorio

  11. Muchísimas gracias or este documento histórico, increíble libro de Luis Maria Carzola de la historia microscópica
    de un periodo muy importante en la historia del norte de Maruecos. Gracias por el enorme trabajo !

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