Ayer viernes, 1º de mayo, se presentó mi nueva novela La emperatriz de Tánger en la Feria del Libro de Málaga, de la mano del escritor José A. Garriga Vela. Es siempre un lujo que un autor de su talla (galardonado con los Premios Jaén de novela, Alfonso García Ramos, Café Gijón 2013 o el premio Dulce Chacón a la mejor novela publicada en lengua española en 2008 por Pacífico), y para mí aún más porque, en mi opinión, es el mejor narrador actual en nuestra lengua. Por supuesto, su presentación no defraudó a nadie y dejó a los asistentes con ganas de hincarle el diente a la novela.
Hubo mucho público, y, por lo que luego nos dijeron, los asistentes se lo pasaron francamente bien. Tomás Calvo, un tangerino hasta la médula, se desplazó desde Extremadura ex profeso para estar presente. Otro pequeño lujo.
Ahora sólo hay que esperar a que, como dijo Jesús Otaola, director de Ediciones del Genal, los lectores aprecien la novela en su justa medida.
Sergio Barce, mayo 2015
Texto íntegro de la presentación de
José A. Garriga Vela:
LA EMPERATRIZ DE TÁNGER
Acabo de realizar un viaje vertiginoso y secreto por el espacio y el tiempo sin moverme de casa. Me acompañaban Sergio Barce y La emperatriz de Tánger. Nada más pisar la otra orilla, descubrí que no estábamos en el presente sino a mediados del siglo pasado. Cuando Tánger era una ciudad seductora y enigmática instalada en el centro del mundo y la gente regresaba o la visitaban los que nunca habían estado para ver lo que se decía en los libros, el cine y los periódicos. Enseguida me sumergí en la vida cotidiana de unos personajes de ficción que, como sucede siempre en las buenas novelas, acabaron convirtiéndose en seres reales de carne y hueso. Anduve con Sergio por las callejuelas de Tánger igual que anteriormente habíamos caminado juntos por el Zoco Chico de Larache. Sergio posee la facultad de abstraerme del presente y llevarme al mundo de la ficción.
Desde el inicio del viaje confundí al protagonista con el autor de la novela. Augusto Cobos se convirtió en Sergio Barce. Yo era incapaz de distinguir quién de los dos suplantaba al otro. No acababa de creer que Sergio fuera el hombre solitario que vagaba por los bares y los cabarés de Tánger tratando de escapar de la realidad con alcohol, drogas y sexo. Las tardes en el Café de París. Las largas y frenéticas noches en el Kurssal, el Casino, La Mar Chica, el Lucifer. ¿Qué fue lo que me impulsó a relacionarlos hasta el extremo de confundirlos?, quizás que ambos se refugiaban en la misma novela para actuar impunemente. El personaje real suplantando al ficticio y viceversa. Desde el inicio del viaje, tuve la sensación de que Sergio me había invitado a protagonizar una película de cine negro: Casablanca en Tánger. Allí estaban Augusto Cobos, Yamila, el inspector Barrada que suplantaban a Rick Bogart, IIsa Bergman y al mismo capitán de policía Louis Renault, perdón, quiero decir Claude Rains.
Cuando leo una novela suelo tomar una posición que me mantiene en un discreto segundo plano, como si fuera un espía que se dedica a investigar los recursos del narrador. Me fijo en la trastienda que permanece oculta y en la cual se almacenan las armas y estrategias utilizadas por el escritor para alcanzar sus deseos. Me refiero a las armas literarias, no al arma de fuego que se dispara en la novela. Sergio Barce consiguió involucrarme en la trama desde el inicio, desde que me presentó a Yamila y caí seducido ante ella, e inmediatamente después conocí a Esther Lipman en el mismo hotel Minzah en el que yo me alojaba. Después me cautivó Carmen y también la joven Miriam. Nunca me había enamorado de tantas mujeres en tan breve espacio de tiempo. Luego fui descubriendo a otros personajes que buscaban su lugar en el mundo y de todos y cada uno de ellos me fui sintiendo cómplice de una u otra manera. Hay momentos que no se olvidan. Recuerdo los paseos por el Boulevard con Sergio Barce y Paul Bowles. Aquella noche que nos quedamos estupefactos al pasar por delante del cine Roxy y ver en la fachada el cartel de La emperatriz de Tánger, a veces suceden cosas que parecen sueños. Nos detuvimos a mirar el escaparate de la Librairie des Colonnes y vimos expuestas las novelas que todavía no habíamos escrito pero que ya revoloteaban en el interior de nuestras cabezas. Cómo voy a olvidar las tertulias en el Cafetín de Isa hablando de las novelas perdidas y los amigos comunes, y el más cercano de ellos, el que tenemos más presente, el inolvidable Pablo Cantos, personajes entrañables que habitarán siempre en las profundidades oceánicas de la memoria.
Ahora voy a desempeñar el papel de espía. A través del tiempo vislumbro al novelista Sergio Barce andando por las calles cuando La emperatriz de Tánger aún no había cobrado cuerpo. Lo sorprendo con la mirada atenta y tomando notas mentales, como el director de cine que busca las localizaciones de la película. Hasta que el mundo de Sergio adquiere forma y nos permite traspasarlo e irrumpir en la intimidad de los personajes. Las imágenes se van proyectando en la imaginación de cada lector, como si Sergio Barce tuviera la facultad de rodar los sentimientos y plasmarlos desnudos delante de nuestros ojos. La sencillez y soltura con la que cuenta la vida cotidiana de la ciudad cosmopolita de Tánger logra trasladarnos en el tiempo y acudir a los lugares de la novela como si viviéramos el presente en nuestra propia ciudad. Entonces descubrimos personajes que nos seducen y otros que nos inquietan, como si los protagonistas de la novela formaran parte de un grupo de viejos amigos y conocidos que desvelan gestos maravillosos y actitudes inconfesables. Esos gestos y actitudes que se guardan ocultos igual que la identidad de sus autores. Como los secretos de las parejas que la propia pareja desconoce.
La emperatriz de Tánger nos atrapa y nos conduce hacia donde Sergio desea, después nos deja a solas para que cada cual saque sus propias conclusiones. La voz del narrador en tercera persona posee un ritmo absorbente, un metrónomo que va marcando el compás de cada una de las historias personales. La voz escrita y la imaginación del lector se encargan del resto. No voy a hacer ninguna sinopsis de la novela. Les dejo en el puerto de Tánger, recién desembarcados. Enfrente tienen el hotel Continental y más arriba el Minzah. Reserven habitación, cierren los ojos y dispónganse a presenciar lo que es capaz de hacer un amigo por salvarnos la vida bajo el cielo protector de Tánger.
José A. Garriga Vela
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14 respuestas
Me ha gustado mucho la presentación. Enhorabuena buena Sergio por este nuevo éxito.
Gracias, María. Pues sí, la verdad es que estoy teniendo muchísima suerte con quienes me presentan mis libros: Oubali, Najmi, Garriga Vela y tú. Así es fácil atrapar a los lectores. Un saludo cariñoso.
Todas las presentaciones que hasta ahora he ido leyendo o comentarios de diferentes autores acerca de tus novelas me han parecido extraordinarias, pero hoy, puedo decir mucho más de las palabras de Garriga Vela… es algo verdaderamente especial, que yo también he sentido leyendo La Emperatriz de Tánger.
He llegado a confundir autor y protagonista, me he sentido fascinada por esas mujeres -porque esta fascinación no tiene límites de género, Yamila atrae irremediablemente, aunque la causa es la forma en que tú nos hablas de ella… o de Carmen… o Miriam…- pero el momento en que no me puedo resistir a este texto es cuando Garriga Vela transporta Casablanca a Tánger… ha sido la clave, el punto desencadenante de esta total rendición a una presentación que también me he perdido. Aunque sé que alguna vez recuperaré todo cuanto me voy dejando por el camino… lo necesito!
Sergio, eres muy afortunado de poder contar con una presencia como la de José A. Garriga Vela, sus palabras han sido muy hermosas.
Un beso
Es verdad. Pero mayor valor para mí es la amistad que ha ido surgiendo con el tiempo entre Jose Garriga y yo, eso sí que no tiene precio. En cualquier caso, veo que sus palabras también te han cautivado, otro plus a favor del libro del que ya estabas enamorada. Un beso muy fuerte, Joana.
no se si has leído que ya tengo el libro» la emperatriz de tanger».Si como dices vienes a SEVILLA LO LLEVARE,TE CONOCERE Y ME LO FIRMAS
te recuerdo que allí conoci el primer travesti que vi paqseando por la calle
Sí, Joaquín, lo sé. Y por esa anécdota que cuentas y por otras muchas, sé cómo fue aquella ciudad increíble.
Un abrazo, y gracias
Enhorabuena ,como siempre,llegas a transportarme a esos momentos donde tus personajes cobran vida,donde los recuerdos se mezclan con tu narración ….
Que el éxito de » La emperatriz de Tánger » te colme de dicha querido amigo
Mi gratitud por todo lo que me regalas con tus novelas ,mi cariño y abrazo
MC
El agradecido soy yo, Mari Carmen.
Muchos besos
Ya te dije que me atrapó desde el pricipio. Ahora lo confirma la estupenda presentación del señor Garrigas. YA ES UN ÉXITO, La emperatriz.
Un abrazo.
Qué bien, Carlota. Muchas gracias.
Un beso
En los libros que he leido de Sergio, siempre se palpa su alma larachense, su implicación emocional es completa, muchos de sus personajes son reales, y los ficticios, rozan muy de cerca a personas que existieron o existen. Gracias Sergio siempre es un placer leerte.
Gracias, Carmen.
Sólo apuntar un par de cosas: la primera es felicitar al éditor por el trabajo que ha hecho con el libro: maquetación, tamaño letra y manejabilidad del libro son excelentes.
La segunda es una mini confesión personal: soy admirador de G.Simenon y uno de los aspectos que me parecen elogiables de su obra es como construye personajes a veces despreciables que no somos capaces de enjuiciar e incluso acabamos queriendo.Creo que esta es también una de las virtudes de tu obra.
ah y gracias por firmarme el libro.
Jaime Rosendo.
Muchas gracias, Rosendo, es todo un elogio leer lo que dices. Y un detalle que precio el que te acercaras desde tan lejos a la presentación.
Un abrazo larachense.