El pasado 14 de junio, intervine en el Ateneo de Málaga, invitado por Pepe Ponce, que se había encargado de organizar las jornadas sobre el Protectorado en Marruecos. Como ya contaba hace días, en el mismo acto se presentó el libro “Álbum de la memoria compartida”, un hermoso catálogo de fotos de Marruecos durante el Protectorado, que se acompaña de varios textos, entre los que se encuentra uno mío titulado “La luz de Larache”.
Como el libro ya está editado, os muestro algunas de las imágenes que Pepe Ponce ha seleccionado para el libro, todas ellas bellísimas. Hay fotografías de aquella época tanto de Tetuán como de Larache, Tánger, Xauen, Ras el Ma, Mar Chica, Nador o Alhucemas.
Aprovecho para dedicar el texto “La luz de Larache” a la memoria de Herminia González, hija de Facundo, una larachense alegre y luminosa.
Sergio Barce, junio 2013
LA LUZ DE LARACHE
Fotografiar Larache. Imágenes en blanco y negro e imágenes en color, imágenes que se superponen, que se pisan en el torbellino desordenado de la memoria.
La luz de Larache es azul y blanca, es húmeda y salada. La luz de Larache estalla deslumbrante en su Balcón del Atlántico, límpida, transparente, casi pura; desde ese lugar te absorbe los sentidos y te deja embelesado frente al océano inmarchitable, con el verde esmeralda bajo los penachos de las olas, con el azul del mar y con el celeste del cielo. Y luego la misma luz, al atardecer, abrasada por las llamas del sol, cae pesada y lentamente en ese horizonte familiar y lejano, y se torna dorada entiznando la ciudad de oro. Cómo apartarse entonces de la balconada que asoma al acantilado. El efecto es hipnótico. Te olvidas de la cámara y el dedo se queda agarrotado sobre el disparador. Quedas atado de por vida. Tantos colores en ese blanco y azul, tantos colores en el mágico crepúsculo que se repite cada día en Larache…
La paleta se multiplica en los puestos de la Plaza, especias, frutas, pescado o carne, son el rojizo azafrán, los melones amarillos, la plata de las sardinas o la roja sangre del cordero; en el Zoco Chico refulgen los escaparates de los joyeros, tientan los tejidos verdes, turquesas, negros y cobaltos de los vendedores de caftanes. Pasa el afilador y el aguador, y se oyen los colores de sus voces, confundidos ahora con las canciones que suenan en antiguas radios y en viejos reproductores. Se asoma el susi con su bata añil, se detiene una mujer con chilaba blanca, y otra entra en el almacén ataviada de verde y con el itam negro cubriéndole el rostro. Cerca, campesinas sentadas en el suelo con sombreros de paja decorados con borlas multicolores. Hay carros de verduras, de naranjas, de brevas, de uvas. Y de pronto todo se detiene por un segundo cuando la voz del almuédano llama a la oración desde la mezquita Anwar, la voz escapando de los altavoces del minarete en un eco ancestral. Pero también hay en Larache otros ecos de otros rezos en sinagogas y en iglesias que resuenan en la memoria.
Cómo captar estos cien colores en una sola imagen congelada… Huyen quizá ante la amenaza de verse constreñidos en un daguerrotipo.
Pero hay otras tonalidades más profundas. Y es que los colores de Larache, mis colores de Larache, tienen nombres y rostros. El glauco de los ojos de mi abuelo, que me mira mientras me enseña a pescar y me conduce metido en el sidecar de su moto por las callejuelas, una aventura entonces. El negro del cabello rizado de mi padre, al que me sujeto con mis pequeños dedos cuando me transporta sobre su espalda por la orilla de la playa, en la otra banda, allí en la desembocadura del Lucus. Más difícil es describir el color de la sonrisa de mi madre, endiamantada decía un hebreo, llevándome de paseo por la plaza de España y por la calle Chinguiti, para de regreso comprarme en un bakalito garrapiñadas y un paquete de caramelos. La piel oscura y brillante de Mina cocinando el cuscús o preparando aquellas galletas de almendras y dátiles que yo observaba con la barbilla clavada en el borde de la mesa. De qué tonalidad son los amigos, Luisito, Lotfi, Gabriela… Qué tipo de cámara captaría ese arco iris invisible que ahoga los grises tristes y amargos…
Fotografiar Larache. Javier Lobo, otro amigo de aquella infancia imborrable, tuvo más paciencia y, ya adulto, regresó, y en la avenida Mulay Ismail pulsó el disparador de su cámara y capturó en la sonrisa de una niña (tal vez se llame Salwa o quizá Fatima) ese algo que nos hizo soñar entonces, ese algo que sólo él supo ver en ese segundo en concreto y que luego, al revelar la foto, tituló con una palabra desnuda pero rotunda: felicidad. Y Larache seguía allí, toda su luz blanca y azul, húmeda y salada, tras la instantánea de esa niña que tal vez se llame Salwa o quizá Fatima…
Sergio Barce
20 respuestas
Sergio, soy Isabel de Ámbito Cultural de El Corte Inglés. No te lo podrás creer pero Javier Lobo es mi primo hermano, es hijo de mi tía Rosita, hermana de mi padre. Un abrazo.
Isabel, no me lo puedo creer… Pues que sepas que Javi es una de las personas a las que más cariño le tengo.
Un beso
sergio
Precioso como todo lo que escribes.
Gracias, Palmi.
Querido Sergio, donde puede comprarse este libro maravilloso?
La luz de Larache la llevamos todos los que tuvimos la dicha de conocerla, de vivir aunque sea un poquito de nuestra vida allí….
La luz de Larache somos musulmanes, judíos y cristianos….todos los que amamos ese pedazo de mar y tierra.
Hermoso relato, hermoso libro…..
Raquel, os diré si se puede adquirir, pero es una de esas ediciones especiales del Centro Hispano Marroquí de Málaga y el Ateneo. En cuanto lo sepa te informo.
besos
sergio
Larache tiene todos los colores de mi arco iris…
Precioso texto, Sergio.
Un beso
Gracias, Joana
un beso
que mas se puede decir de LARACHE despues de leer lo que dices de ella.Muchas gracias
De nada, Joaquín. Pero gracias a vosotros que lo leéis.
un abrazo
Que bien escribes Sergio…
Un beso
Dori
Muchas gracias, Dori.Si os gusta, es suficiente.
Un beso
Gracias Sergio y todos los que escribís de Larache, también me gustaría saberlas de mi calle , la calle real, si alguien esta dispuesto a recordar por favor ponerlo , un abrazo desde Toronto,,Vicente ,,.
Bueno, como dicen nuestro amigos ¿Qué decir, Sergio? ante tus frases construidas de bellas palabras y ante las luces, colores y sensaciones de nuestro Larache…
tan solo… me puse a llorar de pura emoción.
Hola Sergio, como todos yo tambien pienso que todo lo que escribes es precioso y emocionante y sobre todo , lo que escribes por Larache .
Hace mucho que no entre al Blog pues estaba de vacaciones en Espana …Madrid Toledo y Andalucia . Muy bonito texto muchas felicidades.
Un abrazo ,
Nurita
Nurita, me alegra ver que tu reencuentro con el blog te ha emocionado.
Muchas gracias,
sergio
ESTIMADO SERGIO
PRIMERO DARTE LAS GRACIAS Y TODO MI CARINO POR DEDICAR TU FLAMANTE RELATO A NUESTRA QUERIDA PAISANA HERMINIA Q.E.P.D.!!!!
ESTOY LEYENDO EL ALBUM DE LA MEMORIA COMPARTIDA, LO ACABO DE RECIBIR DE MI AMIGA LUISA QUE TE SALUDO EN MI NOMBRE EN EL ENCUENTRO EN EL ATENEO.
ESTOY DISFRUTANDO MUCHISIMO CON ESTE ALBUM, HECHO CON TANTO AMOR Y RESPETO HACIA TODOS AQUELLOS QUE NACIMOS EN EL PROTECTORADO ESPANOL!!
SI TIENES CONTACTOS CON TODOS LOS QUE DEDICARON SU PRECIOSO TIEMPO EN ELABORAR ESTE ALBUM, DARLES LAS GRACIAS POR SU ESMEROSO TRABAJO.
A TI SERGIO, GRACIAS POR TENER ESTE BLOG QUE NOS UNE A NUESTRA TIERRA.
BELLA
Muy amable, Bella. Fue un placer saludar a Luisa, con la que tengo pendiente tomar un café.
Un beso
¿Donde tenías esto escondido??
¡¡ ESPECTACULAR !!!
Jajajaj gracias…