La vida es agridulce, está salpicada de risas y de lágrimas, y quizá lo que voy a contar lo ejemplifica de alguna manera, mejor que cualquier otra historia que pudiera inventarme. Son estas pequeñas anécdotas, que luego recordamos con una sonrisa, las que en definitiva endulzan la cruda realidad.
Hace unos años, quizá unos diez años ya, recibí en mi despacho de Torremolinos una carta con matasellos de Málaga capital. No tenía remitente, pero mis datos aparecían tecleados con una máquina de escribir. Abrí la carta y me encontré un anónimo. Alguien había tenido la santa paciencia de recortar, de revistas y periódicos, varias letras para luego pegarlas en un folio en blanco, formando una frase enigmática y casi amenazadora: SÉ QUE ERES TÚ.
Debajo de esta frase, había igualmente pegado un reclamo que el autor del anónimo había recortado de los anuncios por palabras de la sección de “Relax” del diario Sur de Málaga (este detalle lo sabría más tarde, claro). El anuncio decía:
<Sergio. Bombero. Apago tu fuego con mi manguera. Llámame. Teléfono: 111… > (En el original que me enviaban había un número de teléfono real que, por supuesto, y lo dejo ya bien claro, no era mío).
Inmediatamente pensé que era cosa de algún amigo, y llamé a los que creía capaces de gastarme una broma de este tipo. Pero ninguno de ellos, después de reírse un rato a mi costa, era el autor de tan chocante mensaje.
Pasaron los días. Casi había olvidado el incidente cuando, semanas después, recibí una segunda carta: matasellos de Málaga capital, destinatario –yo- escrito a máquina, sin remitente. Y, de nuevo, su autor le había dedicaba bastante tiempo a recortar palabras de revistas y periódicos para escribirme en esta ocasión otro mensaje lapidario: Y SÉ DÓNDE VIVES.
Caí entonces en la cuenta de que podía ser otro de mis amigos. Sí, esta vez iba a acertar. Pero, una vez más, erré. Fuera quien fuese, sin duda se trataba o bien de un cachondo mental que me llamaría en un par de días para descubrirse o bien se trataba de alguien que me confundía con ese bombero capaz de apagar cualquier tipo de fuego pasional. Pese a mis presunciones, los días pasaron sin noticias de ningún tipo.
Dicen que a la tercera va la vencida y, sí, llegó la tercera carta. Habían vuelto a pegar en la nueva hoja anónima el anuncio de contacto: <Sergio. Bombero. Apago tu fuego con mi manguera. Llámame. Teléfono: 111… >. Pero su amenaza, en esta ocasión, en caracteres más grandes, recortada cada letra de los anuncios de cabecera de los periódicos, ya no podía ser más elocuente e inquietante: PRONTO TODOS SABRÁN QUE ERES TÚ.
Ya no me hizo tanta gracia la broma, y comenzaba incluso a molestarme… Miré entonces el sobre, que repetía las mismas pautas anteriores: los caracteres taquigrafiados, el matasellos… y, de pronto, me di cuenta de que, en esta ocasión, el remitente fantasma había cometido un pequeño pero trascendental error: al escribir a máquina mi nombre y la dirección de mi despacho, se había equivocado al teclear el código postal, y aunque se había percatado de ello, quizá sin darle más importancia, con un bolígrafo azul, había tachado el número incorrecto para escribir al lado el código postal de mi dirección de Torremolinos: 29620.
Me quedé unos segundos mirando esos números, inclinados levemente a la derecha, como si fuesen árboles mecidos por el viento. El nueve era peculiar, y el dos también. Me resultaban números de alguna manera conocidos, como si ya los hubiese visto antes. A medida que los estudiaba, más convencido estaba de que conocía a la persona que los había escrito… Los miré durante mucho tiempo, casi extasiado, buscando en mi memoria dónde guardaba la copia de esos números. Y, al fin, el fogonazo, como cuando uno lleva un buen rato tratando de recordar el nombre de alguien que acabamos de ver y no nos acordamos de cómo se llama: ahí estaba. Por fin sabía de quién era esa manera de escribir inclinando los números a la derecha…
Pero no podía creerlo, era imposible. Sin embargo, cuanto más lo analizaba, más convencido estaba de que acababa de desenmascarar al autor de las cartas, de que no me equivocaba de su identidad por muy descabellado que me pareciera… De manera que, decidido a terminar con esta historia, descolgué el teléfono y marqué un número. Cuando escuché la voz que contestaba a mi llamada, disparé a bocajarro:
-Sólo os llamo para que me digáis si sabéis algo de esto… ¿Me habéis estado enviando unos anónimos?
Mi madre rompió a reír a carcajadas. Y yo, lacónico, aún sorprendido, pero ya medio riéndome, añadí:
-¿Papá me ha escrito estas cartas?
Las mentes más retorcidas que se habían dedicado a construir con paciencia unos anónimos aparentemente tan enigmáticos (y tan cinematográficos), eran ni más ni menos que mis padres.
Cuando les expliqué cómo los había descubierto, mi madre, entre risas, le reprochó a mi padre que hubiera cometido tamaño fallo de principiante… ¡De principiante! Y noté que se sentían frustrados porque, para mi sorpresa, ya tenían preparado el cuarto anónimo dirigido a mi despacho…
Así son mis padres, aparentemente personas serias y prudentes, pero en la intimidad se muestran tal y como son, sorprendentes y divertidos.
Ayer lunes, mi madre se sometió a otra nueva sesión de quimioterapia, y lo pasó realmente mal. Lleva días pasándolo muy mal. El pasado domingo celebramos su 75 cumpleaños, y nos hemos conjurado para que siga adelante y venza a este enemigo silencioso e invisible. La noto cansada, pero es el calor que nos tiene a todos abotargados, que se une a esas sesiones maratonianas de cada lunes que la dejan extenuada. En cuanto pase este mes de agosto, remontará vuelo…
En Larache, de izquierda a derecha: Mercedes, mi madre, Ange y Maribel
El domingo se emocionó mucho con varias llamadas, pero especialmente con la de Ange y sus nietos, que le cantaron el feliz cumpleaños por teléfono, y con la de Mercedes, que, desde Canarias, le dijo que no volvería a Larache hasta que ella pueda viajar, porque sólo volverá si van juntas… Luego mi madre nos dijo que es verdad, que se muere de ganas de regresar con sus amigas a su pueblo. Larache le da la vida. Y tiene la maleta preparada desde hace varias semanas.
24 respuestas
Sergio es precioso que recuerdes cosas tan graciosas de tus padres. Son maravillosos y tengo prueba de ello. Dale un fuerte abrazo sobre todo a tu madre y dile que voy a buscar un día una tarde para estar con ella y reirnos un rato.
Se lo diré, Palmi.
Muchos ánimos para tu madre. Dile que querer es poder. Yo lo superé porque quise y pude gracias a Dios. Un fuerte abrazo.
No sabía que hubieras pasado por esto, José Miguel, pero me alegro muchísimo que salieras airoso.
Mis padres siempre se acuerdan de vosotros. Le daré tu recado. Un abrazo,
sergio
No sabia lo de tu madre. Seguro que lo supera. Tiene que superarlo. Y lo va a hacer porque se lo merece. Seguro.
Un abrazo. Sabes de sobra que soy algo más que «despegado», pero debes saber también que siempre te llevo en el recuerdo.
Fuerza para tu madre y un abrazo fuerte y mucho ánimo para ti
Lo mismo te digo, Pepe. De hecho, el otro día me acordé de tu cumpleaños, que ya pasabas a ser un hombre serio y formal como yo. Gracias por tu mensaje. Un abrazo,
sergio
Unos padres divertidos con ganas de gastar bromas. Que sigan usando su imaginación durante muchos años más. Deseo todo lo mejor a tu mamá Sergio. Y que ese viaje a Larache le traiga muchas ilusiones. Un beso «dulce» a vosotros tres. Con cariño,
Danielle
.
Gracias, Danielle. Otro beso para ti.
sergio
Muy simpático tu relato, me tenía tan intrigado como a ti, me alegro que haya sido sólo una broma de tus padres.
Espero que tu madre se recupere pronto.
Un abrazo.
Carlos
Muchas gracias, Carlos.
Un abrazo
Mucho ánimo a tu madre y por supuesto, ese viajecito a Larache le va a ir de maravilla para reponer fuerzas con una gran inyección de felicidad, alegría y muchísimos y bonitos recuerdos. Un beso Sergio.
Le daré tus ánimos a mi madre.
Un beso, Vicky
sergio
Sergio me ha encantado el relato y muchos ánimos a tu madre.
Un abrazo,
M.Carmen
Gracias, Mari Carmen. Se lo daré. Un beso,
sergio
Maruja es muy fuerte y lo va a superar…. estoy segura… pienso mucho en ella y de saber que fue su cumpleaños el domingo la hubiese felicitado… pero nunca es tarde!!
Todo mi cariño para ella infundiéndole fuerzas para continuar adelante porque este mal no podrá con sus ganas de luchar.
Un abrazo inmenso querida Maruja… hasta muy pronto!!
Realmente, Sergio, muy ingeniosos tus padres!!
Un beso
Muchas gracias, Joana, y sí, mis padres son así… Un besazo
Maru tiene un don especial – Me sorprendió mucho conocerla rodeada de gente muy humilde y sinceramente me saltaron las lágrimas cuando nos despedimos de una familia en una aldea del sur de Larache a la que ella nos aconsejó que la acompañásemos-Son muchos los recuerdos del agosto pasado junto a ellas , nuestras risas , lágrimas y paliqueos.-
No volveré hasta que ella me avise y desde luego en ese momento me brinco a la agencia a por un pasaje para Tanger-
Sergio tienes una gran familia -¡suerte la tuya!-
Un abrazo de corazón
Mercedes-
Sí, son fantásticos, Mercedes. Y gracias por tu llamada, le hizo mucha ilusión. Un beso
Que tu madre vaya mejorando .Un abrazo
Muchas gracias, Angela. Un beso
Maru: ya te habrá dicho Sergio que nos vamos a ver muy pronto… No te preocupes por el malestar que sientes, pues la «quimio» con estos calores, es insufrible. Te lo digo por experiencia de alguien muy próximo.
¡Ya verás cuando nos veamos! Hablaremos de lo que no está escrito, y nos reiremos más aún… ¡Yo nunca te olvidé!, y bien que lo sabes.
Te quiere mucho,
CARLITOS
Carlos: esto le va a gustar.
Un abrazo
Sergio acabo de leerlo, porque me lo ha comentado mi hermana. Dale un beso muy fuerte a tu madre de mi parte, mucho ánimo que es lo principal y de eso yo se un rato. Por desgracia los ciclos son terribles pero una vez pasados , la fuerza de voluntad y las ganas de vivir lo superan todo y tu madre tiene
muchos motivos para seguir luchando.
Repito dale a Maru muchos muchos
besos y también a tu padre
Espero que podáis disfrutar de vuestra madre, mucho tiempo. Solo cuando se van, nos damos cuenta de cuanto la echamos de menos.
Un abrazo para ella y para ti un besote