«LARACHE A TRAVÉS DEL TIEMPO» (2ª PARTE), UN RELATO DE DRISS SAHRAOUI

Driss Sahraoui sigue con sus largos y tranquilos paseos por el Larache que él recuerda, que es el mismo Larache que muchos recordaréis, aunque, según la generación que sea, hay detalles que ya no existían o que estaban a punto de desaparecer o que habían cambiado por otros negocios o por otros edificios. Pero hay un trasfondo común que Driss logra transmitir, y no deja de ser un placer acompañarlo una vez más en sus largos y tranquilos paseos. Hoy anda por la avenida Mohamed V, y el sol brilla.

Sergio Barce, febrero 2014

LARACHE A TRAVÉS DEL TIEMPO

2ª parte

Al salir de la Plaza de España, teniendo a la derecha el Café Central y a la izquierda la Librería-Kiosco de Guerra y los Almacenes Pulido, nos encontramos de lleno en la primera de las siete arterias que desembocan en la misma: la avenida de España, hoy avenida Mohamed V.

En su parte derecha, el Banco de Bilbao, en un tiempo (antes, estaba aquí un banco francés llamado Banque d’Algerie et de la Tunisie), y ya después de la independencia, este local albergaba al marcharse el B.B. el Casino Israelita y después el Casino de los Funcionarios, para luego quedar abandonado después de mucho tiempo. Seguido del pasaje de los Limpiabotas, la Casa Ros, la joyería Cabrera, el Bar Canaletas, la Pastelería Orozco, el Bar Mahou, que luego seria Bar Perico, la Bandera Española, hoy Bazar de nuestro amigo El Hachmi Yebari,  y el Banco Hispano Americano.

Al otro lado y enfrente, después de los Almacenes Pulido y la Farmacia Amselem, se encontraba un pasaje cerrado,  corto y ancho, donde estaba ubicado el Garaje de la Valenciana y los Almacenes de Montero, donde éste comercializaba fideos, pastas alimenticias y otros artículos producidos en su Fábrica de Alcazarquivir.

Junto a este pasaje, había un gran edificio, rodeado de jardines y de un gran terreno por detrás, en cuyo fondo se construyó un gran inmueble perteneciente a la Empresa Torres Quevedo, el edificio al que me refiero era la Comandancia de Ingenieros, cuya arquitectura y construcción era vanguardista en ese tiempo; era de dos plantas y contaba con balcones muy amplios y vistosos. No sé por qué ha sido demolido, para luego no hacer nada en su lugar, salvo un jardín. (Anécdota: En esta Comandancia de Ingenieros, a raíz de la guerra civil española, se celebró un acto para retirar la bandera republicana e izar la bandera actual. Se encargó de esta misión un coronel, mayor de edad, con el pelo totalmente blanco, quien durante el acto, no pudiendo contener la emoción, lo hizo con las lágrimas en los ojos. A este acto he asistido con la curiosidad de un chaval de siete u ocho años y me acuerdo perfectamente).

Al final de este inmueble, comenzaba la Calle Italia, la Gobernación, o Territorial del Lukus, que después de la independencia, volvió a ser Gobernación y actualmente Municipalidad de Larache, seguida del inmueble de la Administración de Correos, una discreta joya arquitectónica.

Esta administración se ocupaba de los correos, teléfonos y telégrafos, aunque de estos últimos se encargó después la empresa Torres Quevedo; se ocupaba también de los paquetes postales intervenidos por un servicio de la Administración de Aduanas. Al otro lado, y enfrente, el Banco de Estado de Marruecos, que después de la independencia se convertiría en el Banco de Marruecos.

Era de una impresionante arquitectura neo árabe. Seguido del pasaje y de la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar. Al lado, si no me acuerdo mal, y en el lugar del Banco de España, antes de su construcción y que luego sería Unión Bancaria (Uniban), estaba la Obra 18 de Julio, llamada también Auxilio Social, donde se servía comida gratuitamente dentro de su gran  comedor, otros venían solo para llevarse la comida a sus domicilios.

Esta Obra estaba atendida por muchas chicas y también mujeres que lo hacían benévolamente.  Cuentan que, en el fondo del pasaje, entre Uniban y el Banco Español de Crédito, estaba instalado el primer Cine en Larache, antes del Teatro España, denominado Cinema X. Yo no me acuerdo, ni tengo constancia. Se trata de otra generación.

Al otro lado, y enfrente, está el Jardín de las Hespérides. Durante el tiempo, este jardín ha sufrido modificaciones, pero siempre como jardín, bien entretenido en flores de toda clase, una pequeña biblioteca infantil, la mona Chita y los leones. Este jardín, después de pasar por una época de esplendor, donde se celebraba además bailes y verbenas, últimamente cayó en desgracia, sufriendo descuido y abandono total, al igual que el Balcón del Atlántico.

Se llegó a clausurar con alambrada y a abandonarlo a su suerte, por lo que fue refugio de malhechores, hasta que, recientemente, se ha restablecido no en la forma de antes, pero de una manera discreta, que por lo menos es algo. Debo recordar que estos leones del Jardín de las Hespérides estaban, antes de venir aquí, en un hueco detrás de la Mezquita Al Anwar, enfrente de la Comandancia General. Aquí he jugado de niño y he montado encima, porque me cogía cerquita de mi casa en la Alcazaba, donde naci y viví. En este mismo lugar también había un monolito, especie de tumba del Soldado Desconocido, al que se rendía honores todas las mañanas y tardes, por un trompeta y tres soldados, mediante la bajada y subida de la bandera.

Después del Jardín de las hermanas Hespérides se encuentra el santuario y el cementerio de Lala Menana Al Mesbahia, a partir del cual comienza la Avenida Mohamed V, la cual, durante el tiempo, ha tenido muchos nombres: Avenida de la República, Avenida de las Palmeras, Avenida Reina Victoria, Avenida del Generalísimo y, por último, Avenida de España, hoy Avenida Mohamed V. Esta avenida, que no existía, se trazó sobre el mismo cementerio de Lala Menana. No ha sido por gusto, y no había manera de evitarlo para enlazar la Medina y el ensanche con una carretera que llegaría a los Cuatro Caminos y por lo tanto a Alcazarquivir y Rabat. La historia nos dice que esta obra se realizó de una manera discreta y de noche para no herir sensibilidades. Su parte derecha también era cementerio, lo que era la calle Daisuri y calle Portugal. La otra carretera llamada del Aguardiente llevaría a Tetuán y a Tánger. A su izquierda, había una hilera de chalets muy bonitos, ajardinados por dentro y fuera, y a los que se llegó a llamar Ciudad Jardín. Estos chalets empezaban con el del Instituto de  Prevención y terminaban en el del General Mezian, ya en los Cuatro Caminos. Esta Avenida, desde el principio, era muy vistosa, alegre y un orgullo para la ciudad. El visitante se sentía entrar a una gran ciudad, al encontrar este paisaje, finamente adornado con palmeras y faroles que de noche le daba un aspecto maravilloso. Estos chalets siguen, pero el entretenimiento y el cuidado dejan que desear, algunos han sufrido modificaciones por dentro, y esos jardines por dentro y fuera ya no existen. Como tampoco existe la Escuela Francesa, frente al Baja Raisuni, que ha sido demolida y, en su lugar, se está construyendo un inmueble, sabrá Dios de qué manera y forma.

Los que hemos nacido, crecido y vivido, así como las demás generaciones, guardan estos recuerdos que son inolvidables, pero no han podido hacer nada, al encontrarse impotentes, para salvar la belleza y la armonía de su urbanización, al caer en manos extrañas y sin escrúpulos.

  Por Driss Sahraoui