El pasado domingo, 22 de abril, se celebró el Día del Balcón Atlántico, que organizaron Larache en el Mundo y Xenia, con la colaboración de otras asociaciones, organismos y empresas y negocios de la ciudad, Ecodel, Bazar Yebari, etc, etc…
Fue una jornada llena de color, de alegría, de música, de cante, de arte, de Balcón Atlántico.
Os aseguro que fue una jornada fantástica, en la que el presidente de Larache en el Mundo en Marruecos, Abderrahman Lanjeri, hizo un trabajo titánico, llevando el peso más importante, sabiendo cómo coordinar a todos los participantes y colaboradores, y demostrándonos que es un líder nato, por eso debe seguir haciendo todo lo que está haciendo por la defensa del patrimonio de Larache. Y Angeles Ramírez, como presidenta de Xenia, también demostró su saber hacer, siempre al lado de Abderrahman como apoyo incondicional.
Los protagonistas de la jornada, como veréis en las fotos que hice, fueron los niños, que se lo pasaron muy bien, haciendo sus sencillos, simpáticos y candorosos dibujos del Balcón Atlántico.
El Balcón Atlántico se reivindicaba en este acto como parte importantísima del patrimonio histórico y cultural de Larache, un lugar simbólico para todos los larachenses. Así lo manifestamos todos los que tuvimos la oportunidad de tomar la palabra para explicar qué significa este rincón de Larache para nosotros.
Fue emocionante poder hablar del lugar que forma parte de la vida de uno. Lo hice mirando de reojo a la que fue mi casa, y de verdad que esto te hace vibrar.
El grupo de apoyo con el que contó Abderrahman fue fantástico, y tanto Hanaa Nejjar como Sihan Sarroukh, como Qoqsya Soltani o Munir Kasmi, y el resto del grupo, estuvieron en todo.
Rachid Sarroukh instaló un buen expositor de libros de Larache, como las fotografías de varios artistas larachenses y la artesanía y cerámica que se exponía, las imágenes de Houssam Kelai…
Y luego la proyección al anochecer en el propio Balcón del ya “mítico” cortometraje de Mohamed Chrif Tribak “Balcón Atlántico” fue como presenciar una especie de ensoñación mientras se proyectaba contra el cielo oscuro de la noche larachense…
También la música de un grupo Gnawa y del grupo Reyes Lixus resonando hasta después incluso de que cesara la actuación, igual que un eco de ilusión…
Pero ya digo que fueron los niños los que protagonizaron esta inolvidable jornada en Larache, que disfruté cada segundo…
¡Qué bien me sentí en medio de tantos amigos! Siempre feliz al ver a Hanan Yakoubi, o reencontrarme de nuevo con Luisito Velasco que es como volver a casa, abrazar una vez más a El Hachmi Yebari, y hasta Mustapha Lamiri hizo cientos de kilómetros para estar allí. Y parecía que Larache renacía en algún momento…
Estos actos culturales son los que le dan vida a la ciudad, los que pueden hacer despertar a los jóvenes y sembrar en los pequeños la semilla de que merece la pena defender el patrimonio de su pueblo, porque eso les enriquecerá como personas y les hará más libres.
Otro acierto fue instalar los paneles con los datos históricos de muchos de los monumentos que encierra Larache.
Y que la gente leyera y conociera su propia Historia.
Abderrahman Lanjeri terminó agotado, eso lo sé, y aunque hay momentos de desfallecimiento, sólo espero que siga en la brecha porque está llevando a cabo un trabajo que merece ser reconocido. Habrá desilusiones, habrá momentos difíciles, pero todos, yo al menos, estaremos detrás de Abderrahman como presidente de Larache en el Mundo en Marruecos. Y Ange seguro que suscribe lo que digo.
Sergio Barce, abril 2012
16 respuestas
Es un placer ver como brilla el balcón con estas jornadas culturales. Muy importante la participación de los niños el futuro de la ciudad. Se ve que todos lo estaban pasando bien. Mis felicitaciones a los organizadores y gracias Sergio con este excelente reportaje con bellas fotos.
Saludos cordiales
verdaderamente precioso cuantos recuerdos gracias sergio y a todos los que hacen que estas cosas sean posibles
MARAVILLOSO EL BALCÓN COMO TODO LO DE LARACHE Y SUS HABITANTES, JUNTOS CON LOS QUE POR CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA NO ESTAMOS ALLI, PERO QUE NACIMOS EN ESA BENDITA TIERRA Y LLEVAMOS EN EL ALMA A LARACHE SIN OLVIDARLA NUNCA. YO PARTICULARMENTE A PESAR DE LOS AÑOS CADA DIA AMO MAS A ESE PUEBLO.
¡Fantástico, cuanto me hubiera gustado estar en mi Larache! El blanqueo de la balaustrada, precisamente por NIÑOS, es todo un símbolo de «sensibilización» que no olvidarán.Y lo de los paneles informativos, un acierto.
La labor que realizais es ejemplar. Os felicito, P.Vázquez.
Felicidades !!!!!!Qué envidia me dáis, mi Larache querido cuántos recuerdos y amistades inolvidables. Gracias a todos especialmente a tí Sergio
Genial! que jornada tan fantastica, irradiais felicidad, cuanto haceis por nuestra tierra, gracias, a ver si es osible comartir alguna vez una de estas maravillosas actividades con vosotros. Un fuerte abrazo
Sergio, te imagino «mirando de reojo a la que fue mi casa·»; me parece extraordinario que «(…) la gente leyera y conociera su propia Historia», porque en mi experiencia como profesor de muchos alumnos/as marroquíes aquí en España, te puedo asegurar que desconocen absolutamente todo lo relacionado con un pasado no tan lejano, y que fue común. Tanto es así, que no comprenden el porqué nací en Marruecos, y no aciertan a asimilar que no sea marroquí ni musulmán…
Me parece de gran importancia que los larachenses conozcan el patrimonio histórico y cultural de su ciudad, porque haciéndolo, lucharán con más fuerza por la conservación de lo que aún queda, sea de la etapa colonial o de la misma medina., muy anterior a la presencia española, y contribuirá a que valoren y quieran más a su pueblo.
¡Claro! que «Estos actos culturales son los que le dan vida a la ciudad (…)», tanto, que contra viento y marea, sería necesario que se celebraran con mayor frecuencia. Aunque comprendo las dificultades que conlleva.
Me quedo con lo que dice José Luis Vázquez, por su simpleza y por lo que en sí entraña: el «blanqueo de la balaustrada». Recuerdo cuando siendo niño -y no tan niño- todos los años la blanqueaban (o encalaban), sencillamente porque las autoridades municipales se encargaban como Dios manda del mantenimiento de la ciudad; y como ya dije en mi «Carta a Larache», Marruecos ya era independiente desde hacía bastantes años.
Un abrazo,
CARLOS
Carlos, la verdad es que eso que dices es algo que no entiendo, el que se haya perdido en Larache la costumbre de blanquear cada año los edificios, y yo también lo recuerdo con claridad, pero en fin, parece que se prefiere dejar que todo se deteriore. Algo incomprensible, pero así es.
Y respecto a que los marroquíes más jóvenes desconocen lo relacionado con un pasado no tan lejano, es también cierto; lo viví en Tetuán, pero te aseguro que cuando escuchan que uno es de allí y que nos sentimos tan enraizados, lo comprenden y ven las cosas con ojos nuevos.
Un abrazo,
sergio
queridos organizadores,
me alegro para vosotros de este exito. gerda de bonn
y saludos a senor yebari.
gerda de bonn
un exito y viva el balcon de la convivencia
Espléndido luce el balcón con su blanca balaustrada como espléndidas son las fotos, desde luego tu semblante no lo puede disimular… ahí eres feliz!!
Seguro que ha representado un gran esfuerzo hacer posible esta jornada pero se ve que ha dado sus frutos y no quedará ahí… esos niños han de ser los que sigan la labor de Abderrahman, de Angie, la tuya, Sergio…
Lo mejor para Larache, de todo corazón.
Mohamed Chouirdi
Es una estupenda actividad, de las que necesita LARACHE con más frecuencia, mil gracias, a los y las que se han implicado.
No tengo por mas,que daros la razon a todos.
¡Que labor Sergio!
Te admiro por ello
Gracias a todos por intentar conservar parte de nuestra historia tan querida y añorada por muchos de ese bello pueblo llamado Larache. La verdad es que como no se preocupe el pueblo, los políticos con preocuparse de lo suyo ya tienen bastante, bellas palabras y poco más. Un abrazo para todos Álex
Gracias Sergio. A tí y, a través tuya, a todos los organizadores.
Y como dice abderraman, ¡ VIVA EL BALCON DE LA CONVIVENCIA!
Un abrazo fuerte a todos/as
Mi más sincera enhorabuena.