Tras el éxito del post con las páginas del suplemento deportivo del <Larache> de 1947, hoy cuelgo el ejemplar completo del semanario <Larache> correspondiente al 27 de Octubre de 1978.
En la portada, destaca como noticia que el Bajá de la ciudad, entonces El Kadiri, se marchaba de peregrinación a La Meca, la inscripción de los jóvenes larachenses en la Guardia Real y el panorama local, donde se destacaba ya entonces el anhelo de los larachenses por conseguir el resurgimiento de la ciudad, entre otras noticias.
En la página 2, la Guía de Larache nos trae a todos nombres imborrables de negocios y establecimientos que nos llevan de regreso a nuestra tierra… Café Central, Recober & Ruiz, Hotel España, Galerías Aron, Bazar Yebari, Hermanos Aliaga, Taller Ben Osman Mohamed, Pastelería Rabah, Hostal Flora, Farmacia Coliseo…
En la página 3, los deportes, donde se da cuenta de la derrota de nuestro equipo El Chabad frente a El Hassania de Tánger, y demás eventos de la jornada.
En la página 4: los turnos de las farmacias, anuncios de otros establecimientos de grato recuerdo como Auto Lixus, Dris Ahmed Garnati, Atlas… Y noticias curiosas bajo el título de ¿Lo sabía usted?.
En la siguiente página, un artículo de Luís G. Blanco titulado «Añoranza», y varias noticias, como la finalización de la conmemoración de la Pascua de la Cabaña, celebrada en la Sinagoga Bendayán, o el nombramiento de Sid Mohamed Cherkaoui Semmouni como nuevo director de Cerámicas Lixus.
La última página del semanario de ese día, dedica su espacio, entre otras noticias, al anuncio de la proyección de una nueva película en el Cine Club o el <apalabramiento> entre los prometidos Asmaa Douay y Sid Abdelaziz Hannach.
Saludos a todos mis paisanos/as.
Fue precisamente en ese año 1978, cuando mi familia y yo dejamos Larache, de manera que en el mes de octubre, cuando se publicó ese nº del Larache, ya estábamos experimentando la diáspora forzosa, que tantísimos de mis paisanos saben cuán amarga resultó ser, sobre todo, al principio, en los primeros tiempos del desenraizamiento, porque aunque el tiempo, poco a poco, contribuye a que la herida cure, sin embargo, la cicatriz permanece, en la añoranza de los amigos de toda una vida.
Supongo, que al igual que mi familia y yo, cada cual, cada larachense que se vio obligado a alejarse de Larache, rehizo su vida, cómo y en donde pudo y también supongo, que en cada uno de ellos, permanece dicha cicatriz, así como la añoranza, de los gratísimos recuerdos, de aquellos maravillosos años, vividos en nuestra amada ciudad.
A veces, cuando pienso en todo ello, me da la sensación, como de que tan sólo se trató de un sueño, efímero sin duda, porque tal como dicen, pareciera como si el tiempo transcurriese más veloz, cuando eres feliz y yo fui muy feliz en Larache,
A las personas que no residieron en Larache, les resulta muy difícil de entender, porqué los larachenses, en la diáspora, recordamos tan grande y apasionadamente, aquellos bellos años que vivimos en nuestra ciudad, pero nosotros, los larachenses, sabemos muy bien, a qué se debe, el entrañable cariño por nuestra amada Larache y consecuentemente, que los recuerdos de aquellos felices años, resulten sernos especialmente gratos. Decididamente, hace falta ser larachense, para poder llegar a entender de ello, en todo su amplio sentido,
Podemos sentirnos muy afortunados, de haber vivido en uno de los mejores lugares del mundo y no lo afirmo esto de manera gratuita, pues ya los antiguos griegos, mencionaban en sus registros históricos, a un bellísimo jardín, el cual ubicaban, en un apartado lugar del occidente, a orillas del Océano, que circundaba el mundo conocido en aquel entonces y cercano a la cordillera del Atlas. Ah, por cierto, para llegar a dicho jardín, era preciso cruzar un río, que sin dudarlo, los larachenses lo identificamos con nuestro río Lucus y obviamente, también identificamos la ubicación del Jardín, con la región del mundo que nos vio nacer.
Os envío a todos/as mis paisanos/as, un sentido abrazo.
Alfonso Santamaría
Sito, cuanta razón tienes. Hace falta ser larachense para entender ese antes en nuestras vidas. Hay un antes y un después en nuestras vidas tras la partida. Un fuerte abrazo.
Amamos mucho a nuestra tierra y todo cuanto nos hable y nos traiga recuerdos de ella produce en nosotros una avalancha de momentos inolvidables guardados en nuestra memoria. Jamás olvidaremos sus calles y sus gentes, su aroma quedó impregnado en nuestra piel hasta el fin de nuestros días.
Muy hermoso comentario el de Alfonso Santamaría.
Un beso
Sitote, cuanto compartimos nuestras familias allí ! no dejo de lloriquear pues cada párrafo me transporta a aquellos años. LLevo ya muchos años yendo a nuestro Larache en Julio y en otros momentos que pueda ,me lo paso genial .Un fuerte abrazo
6 respuestas
Saludos a todos mis paisanos/as.
Fue precisamente en ese año 1978, cuando mi familia y yo dejamos Larache, de manera que en el mes de octubre, cuando se publicó ese nº del Larache, ya estábamos experimentando la diáspora forzosa, que tantísimos de mis paisanos saben cuán amarga resultó ser, sobre todo, al principio, en los primeros tiempos del desenraizamiento, porque aunque el tiempo, poco a poco, contribuye a que la herida cure, sin embargo, la cicatriz permanece, en la añoranza de los amigos de toda una vida.
Supongo, que al igual que mi familia y yo, cada cual, cada larachense que se vio obligado a alejarse de Larache, rehizo su vida, cómo y en donde pudo y también supongo, que en cada uno de ellos, permanece dicha cicatriz, así como la añoranza, de los gratísimos recuerdos, de aquellos maravillosos años, vividos en nuestra amada ciudad.
A veces, cuando pienso en todo ello, me da la sensación, como de que tan sólo se trató de un sueño, efímero sin duda, porque tal como dicen, pareciera como si el tiempo transcurriese más veloz, cuando eres feliz y yo fui muy feliz en Larache,
A las personas que no residieron en Larache, les resulta muy difícil de entender, porqué los larachenses, en la diáspora, recordamos tan grande y apasionadamente, aquellos bellos años que vivimos en nuestra ciudad, pero nosotros, los larachenses, sabemos muy bien, a qué se debe, el entrañable cariño por nuestra amada Larache y consecuentemente, que los recuerdos de aquellos felices años, resulten sernos especialmente gratos. Decididamente, hace falta ser larachense, para poder llegar a entender de ello, en todo su amplio sentido,
Podemos sentirnos muy afortunados, de haber vivido en uno de los mejores lugares del mundo y no lo afirmo esto de manera gratuita, pues ya los antiguos griegos, mencionaban en sus registros históricos, a un bellísimo jardín, el cual ubicaban, en un apartado lugar del occidente, a orillas del Océano, que circundaba el mundo conocido en aquel entonces y cercano a la cordillera del Atlas. Ah, por cierto, para llegar a dicho jardín, era preciso cruzar un río, que sin dudarlo, los larachenses lo identificamos con nuestro río Lucus y obviamente, también identificamos la ubicación del Jardín, con la región del mundo que nos vio nacer.
Os envío a todos/as mis paisanos/as, un sentido abrazo.
Alfonso Santamaría
Suscribo tus palabras, Alfonso.
Un abrazo
Ese es mi chitote… Me alegra saber de ti. Un fuerte abrazo amigo…
Juan Yankovich.
Supongo que te acordarás de mi, no??
Sito, cuanta razón tienes. Hace falta ser larachense para entender ese antes en nuestras vidas. Hay un antes y un después en nuestras vidas tras la partida. Un fuerte abrazo.
Amamos mucho a nuestra tierra y todo cuanto nos hable y nos traiga recuerdos de ella produce en nosotros una avalancha de momentos inolvidables guardados en nuestra memoria. Jamás olvidaremos sus calles y sus gentes, su aroma quedó impregnado en nuestra piel hasta el fin de nuestros días.
Muy hermoso comentario el de Alfonso Santamaría.
Un beso
Sitote, cuanto compartimos nuestras familias allí ! no dejo de lloriquear pues cada párrafo me transporta a aquellos años. LLevo ya muchos años yendo a nuestro Larache en Julio y en otros momentos que pueda ,me lo paso genial .Un fuerte abrazo