Tras la llamada Batalla de los Tres Reyes y de la victoria del río Mejazen, el nuevo sultán Ahmad al-Mansur dio muestras de una gran generosidad al devolver el cadáver del rey don Sebastián y poner en libertad a don Juan de Silva, representante de Felipe II ante el derrotado rey portugués. El rey Felipe II envió pues una embajada en 1579 que encabezaba Pedro Venegas de Córdoba, al que acompañaba el padre Diego Marín, no sólo para mostrar su agradecimiento al sultán y ganarse su amistad, sino también para tratar de que le cediera la plaza de Larache y obtener la libertad del duque de Barcelos, hijo de los duques de Braganza.
Sin embargo, pese al buen recibimiento, Al-Mansur fue dilatando las negociaciones, y no fue hasta 1580 cuando puso por fin en libertad al duque de Barcelos junto a otros ochenta caballeros portugueses que mantenía presos, pero no cedió en modo alguna la plaza de Larache. Al-Mansur volvía pues a acercarse al rey español o a los turcos según le conviniese en cada momento.
Dice Tomás García Figueras:
“Larache, baza esencial de este duelo diplomático entre ambos reyes, a la par que objetivo declarado de Argel, sería durante los últimos años del siglo XVI tema que iba, asimismo, a ocupar lugar de privilegio en las chancillerías europeas. Inglaterra, especialmente, según hemos de ver más adelante, desarrollaría una actividad manifiesta para influir en el ánimo de al-Mansur en contra de los deseos de España.
Tal era la confianza que Felipe II había depositado en los resultados de su Embajada a al-Mansur que, ya desde finales de 1579, don Alonso Pérez de Guzmán, Duque de Medinasidonia, tenía preparado en Cádiz el contingente necesario de hombres y barcos con los que atender la ocupación de Larache y dispuestos a partir con la primera señal que se recibiera de que el sultán había consentido en ceder la plaza. Esta reserva de fuerzas estaba predestinada a mantenerse durante mucho tiempo en estado de alerta, sin que llegara nunca a entrar en acción…”
7 respuestas
La historia que yo conocía decía que el cadáver de dom Sebastián nunca fue encontrado y que algunos le habían visto vagar por los campos de Larache vestido con andrajos de mendigo durante muchos años. Un cordial saludo
Efectivamente, Tiyani, eso es lo que yo también había escuchado o leído, pero según García Figueras el cadáver se recuperó. En fin, supongo que habrá versiones para todos los gustos, de hecho hay muchas leyendas sobre el rey don Sebastián. Un abrazo, jay.
Muy interesante esta parte de la historia.Sobre todo el interes del Rey Felipe II por la posesion de la ciudad de Larache.Algo que me resulta completamente desconocido.
Jamas en los libros de historia (en los que estudiabamos) habia leido nada referente a este tema.
Gracias Sergio
Gracias Sergio por compartir con nosotros esta parte de la historia de Larache …Muy interesante.
Saludos desde Israel
Nurita
Un placer hacerlo, Nurita. Un abrazo muy fuerte
Realmente coincido con Tiyani, no está claro que fuera el cadáver del rei don Sebastiao, de hecho nadie de los que regresó a Portugal dijo haber visto el cuerpo ni la muerte. Añado que el cuerpo que entregó el sultán estaba totalmente desfigurado con lo cual no hay certeza clara, de hecho el sebastianismo nació por este hecho, por la no certeza cierta, valga la redundancia, que murió en el campo de batalla.
Efectivamente, el sebastianismo es una de las leyendas más fascinantes de la Historia. Por eso me ha sorprendido que García Figueras afirme tan tajantemente que fuera su cadáver el que fue hallado. Un abrazo