Es una foto de Larache en blanco y negro hecha por un amigo y paisano, por un fotógrafo admirable: Achraf Etaaqafy.
Llevo días con ella en la pantalla de mi ordenador. Me fascina.
Veo el acantilado, parte del Balcón del Atlántico, la parte más deteriorada, la más ruinosa. Veo la silueta del Castillo al-Nasr, también conocido como Castillo de San Antonio y Castillo Laqbíbat o Castillo de las Cupulitas… Ahora es una ruina. Fue hospital y sin embargo se desangra solo y sin asistencia. En esta foto de Achraf se me aparece como algo tenebroso, una representación shakesperiana, y me hace pensar en la soledad, me hace oler su aroma antiguo, me hace oír su quejido, su lamento de guerrero traicionado y abandonado a los chacales.
Veo a la izquierda parte de la Medina. Escucho los ecos de los niños corriendo por las callejuelas, la voz del almuédano planeando monótonamente, la sirena de la almadraba.
Veo las nubes cernirse sobre el paisaje como un aura de melancolía.
Todo me conmueve. Es como si me acercara en una barca y las olas que rompen en el acantilado me advirtieran de algo terrible. Todo me inquieta. Es una imagen tan sugerente como tenebrosa, de una belleza espectral y huidiza. Es una foto tan hermosa que duele mirarla.
Veo Larache y veo el miedo en mis manos tecleando estas palabras. Temo perder algo que no sé describir, tal vez temo no ver el Larache que sigue en mi corazón. Achraf ha capturado con su cámara ese dolor que no merma porque el peso del recuerdo presiona la herida que llevamos abierta. Y me remuevo en mi asiento escrutando los detalles de la fotografía. Me embarga la angustia de sentirme tan cerca de esa bajada del Balcón y estar tan lejos, incluso mis ojos se humedecen inesperadamente al ver por un segundo la silueta de mi madre bajar por allí a paso lento, camino del puerto. Otra sombra que se aleja y que no puedo retener, ni siquiera puedo llamarla porque no me escucharía. Y aunque sé que estaría por allí, no contaba con verla. Eso me ha desconcertado.
Estudio de nuevo el desolador esplendor de mi pueblo, con el abatimiento de este terror insospechado a que Larache desaparezca entre el presagio de los tonos grises de Achraf, a que desaparezca como desaparecieron las risas brillantes e inolvidables de mi madre, a que desaparezca como ha desaparecido la ilusión en la mirada de mi padre, a que todo desaparezca para siempre.Sergio Barce, febrero 2014
14 respuestas
La foto y tus palabras,tus palabras y la foto….cuantos sentimientos….cuantos recuerdos y sensaciones…. sensaciones imborrables….. Gracias !
Mi abrazo, mi cariño
Gracias a ti, MCarmen, y también mi cariño.
Tus palabras visten de color y sentimientos a esta bella foto en blanco y negro de Achraf, y la hacen aún más hermosa.
Tu último párrafo despide tanta tristeza… que me ha nublado la mirada…
Sergio, qué preciosa tu descripción!
Un beso
Gracias, Joana. Pero es lo que me transmite.
Un beso para ti
Dear Segio , my name is Alan I was born in Larache . I visited this historical city not long ago , I was seventeen when I left for Spain to study ,then I immigrated to Australia ,I’m now sventy .Lara he and my friends were with me everyday of my life. Was sad and unhappy to see the ravages of time when I saw the black and white photo ,also sad because of your true description , I felt that something had died inside me . I’m grieving.
Dear Alan: Wellcome. And thank you for your nice words. Our Larache is gone and lives in our hearts. This is the truth.
Querido amigo Sergio,
Sí veo la foto sin identificarse que es Larache, no la conocería como tal; pensaría que es uno de tantos lugares del mundo que desconozco.
Sin embargo es verdad que el Castillo de San Antonio, al que yo visite alguna vez cuando fue hospital, sigue con la misma traza.
Como ya te he comentado otras veces, yo viví Larache entre mis 13 y 16 años (1943-49), y la verdad, alguna vez a escondidas de mis padres me he bañado entre las rocas que hay o había abajo del Balcón del Atlántico que es donde me parece que ha sido tomada la fotografía.
Por ahí estaban las ruinas de una bárbacana, con 4 o 6 cañones ahí arrumbados, en donde he jugado algunas veces, y que después me he enterado que se llamó el Castillo de los Genoveses, y por el que te pregunte varias veces, pero que ahora posiblemente ya no exista por la «Campaña de Barrenos» que posteriormente habéis dicho que ahí se hizo.
Estoy de acuerdo con lo que decis el colega australiano y tu mismo, que el Larache propio vive idealmente en los recuerdos de nuestra cabeza, y el amor que la tuvimos en esos tiempos los guardamos fielmente en el corazón.
Un abrazo
Andres
Querido Andrés: Creo que todos nos hemos bañado en esas rocas y en Ain Chakka. Todo es inolvidable.
Un abrazo
Querido Sergio, con la descripción que has hecho de la foto (bellísima por cierto) he sentido que mis ojos se humedecían, porque he sentido esa pena de ver algo que has querido y que no se borra de tus recuerdos está pereciendo poco a poco.
Yo también me bañé alguna vez entre las rocas debajo del Balcón Atlántico. Son cosas que nunca se pueden olvidar.
Gracias y un beso.
Gracias, Esperanza. Esto demuestra que compartimos todos recuerdos muy parecidos vividos en momentos diferentes, pero eso nos une un poquito más.
Un beso
Cuando las lineas se escriben desde el corazon nacen articulos como este, Felicidades, tu descripcion aumenta la belleza de la foto. un beso para tu padre y un abrazo para ti. Desde Bolivia, Luis y Nini.
Gracias, Nini. Besos para vosotros.
Preciosa foto tomada desde una perspectiva nueva y tu comentario muy bonito t sentido.
Gracias, Maribel.
Un beso