


La alcazaba o castillo, que está por parte de tierra al sur de la ciudad, es un pequeño cuadrado de bastiones con orejones, rodeado de fosos, todo bien bastante conservado, a excepción de parapeto, que se haya ya muy deteriorado. Por desgracia, la ciudad carece de agua; la que beben viene de un manantial situado a la orilla del mar, a ciento ochenta toesas de la muralla, en un sitio a cubierto de los fuegos de la plaza (Nota: se trata de la fuente de Sidi Álláh Ibn Ahmad en la vertiente exterior de la barranca rocosa). Se saca también de otro manantial que dista una legua. A un extremo de la ciudad, en la embocadura del río, hay un castillo que me dijeron fue construido por Muley Yezid (Nota: Se trata de una edificación más antigua que el reinado de Muley Yezid /1790-1792/. Este sultán visitó cuatro veces Larache durante su reinado, según relata ad-Du´ayyif, pero que no señala que se dedicara en esas breves etapas de visita a la construcción o reparación de las fortalezas. Este castillo, llamado de San Antonio por los españoles, es más antiguo que el de la parte de tierra o de las Cigüeñas). La fortaleza cuadrada está guarnecida por varias pequeñas culebrinas. Defienden la embocadura del puerto dos baterías colocadas al sur y otra batería o castillo por el mismo lado con cañones y mortero, situada a trescientos cincuenta toesas de distancia (Nota: se trata del Castillo de Nador, llamado de los Genoveses en el siglo XVII). Al norte del río o del puerto no hay especie alguna de fortificación.










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4 respuestas
Este libro promete, tengo que leerlo. Gracias por este adelanto.
Un beso
un buen libro, está traducido al árabe, habla de larache al final de su viaje por marruecos, dice que el zoco chico era el mejor mercado de todo el pais, el más organizado
Abderrahman Lanjri
12 de marzo de 2011 0:16
Dicen que a veces la realidad supera a la ficción, y realmente la vida de Ali Bey es un buen ejemplo.
Dice Ali Bey al principio de este libro de viajes:
-Por abril de 1803 me embarque en tarifa en una pequeña lancha; y después atravesando el estrecho de Gibraltar, en cuatro horas entre en el puerto de Tanger.
La sensación que experimenta el hombre que hace por primera vez esta corta travesía, no puede compararse si no al efecto de un sueño. Pasando en tan breve espacio de tiempo a un mundo absolutamente nuevo, y sin la mas remota semejanza con el que acaba de dejar, se halla realmente como transportado a otro planeta.
Sergio gracias a personas como tu, que nos acercas tanto a ese “otro planeta”, estamos conociendo mejor ese hermoso país que es Marruecos.
Un beso.
Sergio , mil gracias por tu trabajo , tan prolífico y enriquecedor , divulgando tantas cosas de Larache, yo cómo paisana te lo agradezco enórmemente