De Ksar el Kbir (Alcazarquivir) pero hijo adoptivo de Larache, es el poeta Mohamed Mamoun Taha “Momata”, autor, entre otros libros, de Lágrimas de una pluma (Editions Marocaines et Internacionales – Tánger, 1993), aunque también se editó en Larache, o Susurros (Imprenta Najah El Jadida – Casablanca, 1995).
Tras vivir en Aislah, Momata estudió arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid. Desde siempre, cultivó la poesía. Comenzó publicando en la prensa marroquí de expresión francesa, que aceptó curiosamente sus poemas escritos en español, y después lo hizo en las páginas en español de L’Opinion (Rabat) y en el periódico La Mañana (Casablanca). Tras instalarse definitivamente en Larache, esta ciudad y la de Asilah, se convierten en sus máximas fuentes de inspiración. Influenciado por la poesía española, Momata es uno de los poetas marroquíes más importantes que han escrito su obra en castellano. La muerte, el paso del tiempo y el cansancio, las ausencias, la amistad… son los temas recurrentes de su obra, así como el amor o su visión de temas actuales del momento. No tuve la oportunidad de conocerle personalmente, pero mantengo una entrañable amistad con su hijo con el que, cuando nos vemos en Larache, mantengo largas charlas sobre los problemas de la ciudad y su decadencia…
En cualquier caso, hoy traigo el poema que escribió a Larache, en concreto a las ruinas del Hospital Guebibat, y que Mohamed Mamoun Taha «Momata» tituló
DESPOJOS DE UNA SILUETA
…Ya los vientos aúllan
en tus oscuros corredores,
las lluvias se derraman
sobre tus azoteas,
y las ventanas
por donde se asoman
los años fatigados,
la telaraña ha tejido
sus tupidas cortinas…
Tu maltrecho torreón
de donde se ve el Lucus
con sus aguas dormidas
y las olas del mar
al besar la orilla;
hoy, todo es agonía
cual náufrago solitario
que tiende sus brazos a la nada,
mientras el tiempo
con mano despiadada
arranca sus almenas
para esconderlas luego
en la sombra del olvido.
Tus indefensas ruinas
donde el tiempo, con saña,
va ahondando las heridas,
y tu figura gris
asomada al vacío
cual piedra caballera,
que desaparece
durante la noche
y se vuelve a erguir
con la aurora;
se irán al mar un día
dejando en su lugar
una marcada huella
de ladrillos y argamasa.
Cuando miro de frente
los despojos de tu silueta
que aún los años mecen,
me inunda la tristeza.
Quisiera ver un día
borrarse tu remanente
de silencio y agonía,
arrojando tu historia
a los abismos del olvido
que Larache no llorará
por tan poca cosa.
Como digo, no llegué a conocerlo, pero en el año 2006, en el transcurso del II Festival Musical de Larache y Terceras Jornadas Culturales, que organizamos “Larache en el Mundo”, “Larache Al Mada” y la “Asociación Al-Khazaba”, rendimos un merecido homenaje, tanto a Momata como al otro poeta larachense por excelencia: Dris Diuri. Y me siento orgulloso de que lo hiciésemos.
Estimado Sergio, he llegado a conocer a MOMATA, en alguna que otra tertulia en casa de España de LARACHE, junto con Mohamed Sibari, Mohamed Laabi y el cuñado de MOMATA nuestro amigo Driss Chahboun, era una persona especial en paz descance.
Sr. Mohamed, le agradezco mucho, que hayas relatado poéticamente, un monumento histórico, de nuestra querida LARACHE. Deseamos que esté presente, como también, cuidar otras cosas relativas a nuestra ciudad natal….. Porque nos enorgullece – mucho – tenerlas vivas entre nosotros y para los que vienen …… LARACHE … querida …..!
Mohamed Mamoun. Merecido recordatorio de un escritor que sin ser de Larache, digamos, abrazó a esta ciudad e hizo de ella su patria chica. Era de un comportamiento elegante y era un gran conversador. Lo conoci la primera vez creo que en Chaouen; después en Tetuan y por último en Larache. Descanses en paz Si Mohamed Mamoun.
En los años ochenta y gracias a Said Jedidi el diario francófono, portavoz del Istiklal, empezó a publicar los domingos un par de páginas en español. Allí me deleité por primera vez con los versos de Momata. Como en casa del pobre, la alegría dura poco, en unos meses se suprimieron las dos páginas. Fue triste porque había poetas y poetisas de todo el país, e incluso del extranjero, que colgaban allí sus tesoros más preciados. Algunos de ellos eran muy buenos. Mi esperanza es que la producción literaria, que como el agua es difícil de contener, pueda encontrar un mecenas que la libere de sus cadenas. Y que algún joven pueda hacer un recopilatorio de lo que allí se sembró. En cuanto a Momata, quisiera hacerle llegar al Paraíso de los Poetas, donde seguramente estará, mi agradecimiento por los buenos ratos que pasé con sus poesías. Cuando se ausentó, el café Perico perdió una de sus joyas más preciadas. Y Larache, también.
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Estimado Sergio, he llegado a conocer a MOMATA, en alguna que otra tertulia en casa de España de LARACHE, junto con Mohamed Sibari, Mohamed Laabi y el cuñado de MOMATA nuestro amigo Driss Chahboun, era una persona especial en paz descance.
Sr. Mohamed, le agradezco mucho, que hayas relatado poéticamente, un monumento histórico, de nuestra querida LARACHE. Deseamos que esté presente, como también, cuidar otras cosas relativas a nuestra ciudad natal….. Porque nos enorgullece – mucho – tenerlas vivas entre nosotros y para los que vienen …… LARACHE … querida …..!
Mohamed Mamoun. Merecido recordatorio de un escritor que sin ser de Larache, digamos, abrazó a esta ciudad e hizo de ella su patria chica. Era de un comportamiento elegante y era un gran conversador. Lo conoci la primera vez creo que en Chaouen; después en Tetuan y por último en Larache. Descanses en paz Si Mohamed Mamoun.
En los años ochenta y gracias a Said Jedidi el diario francófono, portavoz del Istiklal, empezó a publicar los domingos un par de páginas en español. Allí me deleité por primera vez con los versos de Momata. Como en casa del pobre, la alegría dura poco, en unos meses se suprimieron las dos páginas. Fue triste porque había poetas y poetisas de todo el país, e incluso del extranjero, que colgaban allí sus tesoros más preciados. Algunos de ellos eran muy buenos. Mi esperanza es que la producción literaria, que como el agua es difícil de contener, pueda encontrar un mecenas que la libere de sus cadenas. Y que algún joven pueda hacer un recopilatorio de lo que allí se sembró. En cuanto a Momata, quisiera hacerle llegar al Paraíso de los Poetas, donde seguramente estará, mi agradecimiento por los buenos ratos que pasé con sus poesías. Cuando se ausentó, el café Perico perdió una de sus joyas más preciadas. Y Larache, también.