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LARACHE vista por… MUSTAPHA EL BOUTHOURY y por ABDELGHANI EL AMRANI

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Escarbaba entre mis papeles. y me he encontrado con varias de las revistas que «Larache en el mundo» publicó hace unos años, sus Gacetas. Y entre ellas, he redescubierto dos pequeños artículos de dos amigos, de dos paisanos, y me han hecho revivir esos años, no tan lejanos aún. Al leerlos ahora, aunque sean del año 2005 y 2006, respectivamente, es decir, se escribieron no hace más de seis o siete años, su valor testimonial sigue siendo actual, pero algunas de las descripciones que se hacen de lugares o edificios de Larache, parecen mucho más lejanas, como si el tiempo hubiera volado excesivamente rápido. Pero traigo estos artículos de Mustapha el Bouthoury y de Abdelghani el Amrani porque me encantaron en su momento, porque me siguen gustando como están escritos -desde las tripas- y porque lo que escriben los amigos aumentan de valor con el tiempo. Y porque merecen ser releídos por sus paisanos.

Sergio Barce, marzo 2012

Larache

LA PENÚLTIMA VISITA A LARACHE

por Mustapha el Bouthoury

(publicado en La Gaceta Informativa de Larache nº 2

editada por Larache en el  Mundo, julio 2005)

   La verdad es que tendría que hablar de mi última visita a Larache puesto que todavía no he efectuado ninguna más, pero prefiero usar ese término porque no puedo evitar pensar que habrá muy pronto una nueva visita. Esto es que las llamadas de mi tierra nunca cesan. Tampoco hace falta ningún motivo especial para transformar los casi 80 kilómetros que me separan físicamente de ella en un agradable paseo. Además, en Larache, afortunadamente y a pesar de los pesares, sigue habiendo cosas bonitas.

Larache – Leones del Jardín de las Hespérides

Pero a parte de todo lo anteriormente citado, esta vez me llamó mi amigo Laabi anunciándome que estaba en Larache. Quedamos por la mañana del día siguiente en nuestro “café del té”. Y qué mejor que citarnos en ese rincón de nuestra querida ciudad estando los dos trabajando en Tánger. La verdad es que pensándolo bien, más bonito sería citarnos un día en Larache todos los hijos y amigos de Larache. También podrían ser siete días y volver a celebrar la Semana de Larache. ¿Quién, al asistir a la Semana de Larache, no disfrutó con ese mosaico de actividades culturales, y esos fuegos artificiales que le ponían el broche de oro, transformando el cielo de la última noche en una serie de obras de arte a base de luces y colores?

Al levantarme por la mañana, cogí la nacional bajo los suaves rayos de un sol radiante y me encontré con una carretera casi tan despejada como el cielo azul. Esto aumentaba considerablemente el poder disfrutar de los paisajes que alternaban el verde de los bosques de alcornoques, pinares y eucaliptos, frondosos en muchos tramos del recorrido, y el azul del mar cuando se interrumpía el bosque. En una de esas interrupciones, a escasos kilómetros de Larache, se ofrece al viajero una vista panorámica de la ciudad, antes de encontrarse con las ruinas de la ciudad antigua de Lixus.

Larache – Castillo Laqbíbat o de San Antonio

Luego viene el encuentro obligado y agradable, con esa enorme serpiente azul que da no sólo nombre a toda una región sino que también le lleva vida, en su movimiento sinuoso y gracioso hasta encontrarse con el mar. De este encuentro, entre el río Lukus y el Atlántico, sigue siendo testigo lo que queda del castillo Laqbíbat o de San Antonio. Un castillo que defendió a la ciudad a partir del siglo XIII hasta ser ocupado en 1911 y transformado en hospital militar por disposición del general Silvestre. Un esquinazo, tan injusto como incomprensible, ha hecho que ahora esté muy mal herido, por lo que no deja de ser un lunar en un paseo marítimo mejorable. Esperemos que la empresa que se hace cargo de convertirlo en hotel, respetando a la estructura exterior, actúe antes de que el lunar se convierta en un solar, y que las autoridades competentes le brinden todas las facilidades para no alargar aún más una triste lista de monumentos que ya sólo existen en fotografías o en nuestras memorias, y que desgraciadamente los más pequeños nunca podrán conocer por ellos mismos.

A la imagen triste del castillo, le siguió la de ese imponente balcón sobre el Atlántico, con esa preciosa panorámica que ofrecen sus 36 metros de altura sobre el nivel del mar. Luego cogí el primero de los ocho accesos a “la sartén”, como afectuosamente nos gustaba llamarla mi quinta y yo. Es la actual Plaza de la Liberación y el lugar de peregrinación cotidiano de los Larachenses. Sus cafés, con el Central como decano, siguen siendo un lugar privilegiado de encuentro, reencuentro o reuniones. En uno de ellos, famoso por sus tés, había quedado con mi amigo, y justo enfrente de él encontré un sitio para aparcar. Ahí estaba precisamente, puntual como siempre, junto a otro hijo de Larache, pintor y autor de los retratos que figuran en el libro recién publicado por Laabi. Otro autor más que ha sido inspirado por esta ciudad, como lo han sido Sergio Barce, Si Mohamed Sibari, Si Mohamed Akalay, Si Dris Diuri, Si Mohamed Choukri, Trina  Mercader, León Cohen y Jean Genet, entre otros. Este último ha sido, según su voluntad, enterrado en Larache como muchos otros, y es lo que me gustaría que pasara con mi cuerpo cuando llegue mi hora.

Sergio Barce & Mustapha el Bouthoury

Pero, de momento, mi única e inmediata preocupación consistía en sentarme frente a la plaza y disfrutar del sabor de ese buen té que sirven en ese café, en compañía de un querido amigo y de su acompañante, al que sólo conocía a través de sus obras artísticas. Después de los saludos y de las presentaciones, tomé sitio. Al sentarme, mis ojos ignoraron todas las personas que cruzaban por donde bueno les parecía y los coches a que estos sorteaban, y mi mirada se fijó en la última arcada de la derecha. Inmediatamente, mi mente inició un viaje en el tiempo. Me vi de niño, surgir de debajo de esa arcada, viniendo de mi casa en la calle Escala, y dirigirme hacia el centro de la plaza, ocupado por una fuente con unos preciosos pequeños azulejos ricamente decorados. Subí los peldaños que tenía en frente y me senté al borde para ver nadar unos preciosos pececillos rojos. No paraban de dar vueltas alrededor de un obelisco plantado justo en medio de la fuente. Unos bonitos recuerdos que desfilaban en mi mente como una película. Pero de repente, una silueta vino a formar una cortina ante mis ojos por lo cerca que se había puesto. Era un chico que, durante unos segundos y con una voz que no hacía honor a su estatura, nos ametralló por turno a mis acompañantes y a mí, con la misma pregunta:

– ¿Tsiri? ¿Tsiri? ¿Tsiri?…

Se trataba probablemente de otro limpiabotas de circunstancias, que formaba parte de alguna oleada más en busca de otros horizontes. Me recordó otro chico de la misma edad, muy correcto, que sacándole brillo a mis zapatos, me había revelado sus intenciones de cruzar el charco. Hace tiempo que no lo veo, y a veces me pregunto si logró llegar a su fin. No tuve tiempo de reaccionar porque el chico, en su posición, dificultaba la salida del camarero hacia la terraza para ponerle los tés a mis acompañantes.

A haíed a sahbi -le dijo el camarero al chico con una voz seca y con tono de recriminación.

El chico lo fulminó con la mirada, y balbució algo para sus adentros al mismo tiempo que se desplazaba hacia la mesa que estaba casi pegada a una columna. Lo seguí con la mirada, y una vez ahí reprodujo la misma escena desde su principio: el índice de la mano izquierda apuntando hacia abajo, la mano derecha agarrando una pequeña caja, un diminuto taburete debajo del brazo derecho, y la ráfaga a la cual tuvimos derecho nosotros también.

Larache – Plaza de la Liberación o de España, en enero de 2010

Al despejarse la vista hacia el centro de la plaza, pude entrever la nueva fuente que, con un simple plumazo, había usurpado el sitio de la anterior, llevándose por delante a ciertos azulejos que habían efectuado el viaje de Triana a Larache para hablarnos del Quijote. No sé por qué se reemplazó la fuente original por “eso” que está ahí, en mitad de la plaza y en estado continuo de deshidratación total. Así parece más bien un simple O.P.N.I. (Objeto Pegado No Identificado). Pero ¿no cabía una restauración si motivo había?

En Granada siguió la Alhambra en pie después de la Reconquista, y no se le dio esquinazo. Ahora, en verano, hay que esperar hasta una semana para poder entrar al castillo árabe. Y buena parte de los ingresos se destinan a conservar su resplandor. Bien es cierto que en Larache no tenemos castillos del renombre del de la Alhambra, pero son castillos nuestros y forman parte de nuestra historia, por lo que tienen su importancia. ¿O es que en Larache sobra la expresión “patrimonio cultural de la ciudad”?

Nada sería más justo y urgente que una buena toma de conciencia para preservar todo lo que sigue siendo original y distintivo de nuestra ciudad. Es un objetivo de nuestra asociación “Larache en el Mundo”, pero necesitamos conjugar todos los esfuerzos y ser solidarios en nombre de nuestro denominador común llamado LARACHE.

Puerto de Larache

SENTIRSE ORGULLOSO DE HABER NACIDO EN LARACHE 

por Abdelghani El Amrani

(publicado en La Gaceta Informativa de Larache nº 3

editada por Larache en el  Mundo, febrero 2006)

   Cuando un hombre conoce los sucesos de las generaciones pasadas, parece que ha vivido desde el comienzo de los siglos. Y si, además, recordamos un proverbio ya clásico que decía que «las ciudades cambian más aprisa que el corazón de los hombres» me viene a la memoria el pregón de la semana de Larache de 1971 del 13 al 22 de agosto, pregón que presidía mi difunto padre con otros miembros del comité organizador de dicha semana.

   En él se decia: «Pues bien, reflexionando un poco sobre esta idea, observamos que en nuestra querida ciudad hay algo que permanece constante, inmutable a través del tiempo, algo consustancial con Lixus: sus riquezas naturales -ciudad del mar, ciudad de la naranja-, su emplazamiento privilegiado; es ese tesoro respetuosamiente venerable que son sus Ruinas del Lixus -«nada es tan bello como las ruinas de una cosa bella»-, es la galanura y hospitalidad proverbial de los Larachenses… y algo que cambia tan aprisa como reza el pensamiento inicial: Nos enfrenta al binomio filosófico: lo constante y lo mudable, lo permanente y lo perfectible, lo que nos cimienta en nuestra valía y lo que nos hace laborar más y más por nuestra ciudad.

Larache

   Larache, playa y pino, simpatía y trabajo, estás en fiestas. Son las fiestas que premian tu labor, ya que, con tu esfuerzo, tu ciudad crece, se desarrolla, adquiere capitalidad. Y tú, forastero que nos visitas estos dias, no hagas bueno por una vez, por una sola vez, un antiguo proverbio árabe que dice: «Dios premia las visitas cortas», porque  ¡Larache Está En Fiestas!»

  Es de bien nacido el honrar y recordar: Mi padre Gali Merini, Hadj Yebari, Chemelal Mimoun, Kadiri Abdelhak, Daudi Abdellatif, Julián Aixelá, Modesto Pavón, Juan Paz, Damon Mohamed, Pepe Osuna, Isaac Ayaach, Mohamed Haouari, Ricardo Rios, José Gomendio, Shit Hassan, Bouhayachi Dehraoui, Lahbidi Idriss, Hadj Ben Sallah, Bendayan, Muñoz, etc… Judíos, cristianos y musulmanes, unidos en pro y a favor de algo tan hermoso como es el amor a la amistad, la convivencia y el respeto, todo ello basado en nuestra ancestral valía como personas, unidos por un destino común: Larache.

   Nada hay más dificil que rehacer la historia, en estos tiempos de confusion y prejuicios. Nos empujan a la ignorancia, al desconocimiento y al desafecto de nuestra generación hacia aquellas  gentes que son ya polvos de los siglos. Por eso, y por mi condicion de Larachense, felicito toda iniciativa y labor emprendida por TODOS Ustedes y en especial a mi amigo Ahmed y sus colaboradores. Soy testigo de sus inicios. ¡Debes creerme, su iniciativa está llena de amor y de esperanza para un futuro mejor, pero que necesita de ayuda y colaboracion ! Si no, Larache está perdida. Basta ver lo que están haciendo con ella. ¿estoy equivocado? Hacen falta más hechos que dichos. Por la memoria de nuestros antepasados y por el futuro de nuestras generaciones. Don Aurelio fue mi maestro, su hija es amiga intima de mi madre, Touria. Ahmed y su familia son mi familia. Deseo que mis hijos estén orgullosos de la ciudad que vió nacer a su padre. Que el faro de Larache nos ilumine y guie nuestros pasos. Deseo que la concordia entre los seres humanos sea una realidad y que el orgullo de ser de Larache sea nuestra fuerza y esperanza para lo mejor de este mundo. Un abrazo para todos desde mi corazón.

Larache
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9 respuestas

  1. Preciosos textos de Mustapha El Bouthoury y de Abdelghani El Amrani… y tus palabras, Sergio, «…lo que escriben los amigos aumenta de valor con el tiempo…» también lo siento yo así.
    Hoy ha nacido en Catalunya el hijo de Fàtima -larachense- un motivo más para sentir Larache aún más cerca, aún más viva.
    Un beso

  2. Yo también me siento muy orgullosa de haber nacido en Larache y así lo proclamo siempre que tengo oportunidad, igual que mi marido, Rafael Nuñez, y nuestras hijas que nacieron allí y les inculcan a sus hijos el cariño y respeto a Larache.
    Un beso a todos los paisanos

  3. Gracias por honrar y recordar a mi tio Pepe Osuna, porque Larache para él era lo mejor del mundo.
    Nunca lo abandonó, y disfrutaba con sus amigos y con sus cacerias.
    Gracias en su nombre.
    Un abrazo
    Adela Manso Osuna

  4. A pesar de que por desgracia hay personas que carecen de los sentimientos que se necesitan para amar su ciudad tratando de destruirla poco a poco con su ignorancia y su insensatez, yo tambien estoy orgullosisimo de haber nacido en Larache. La última vez que estuve allí a pesar de su abandono y deterioro me siguió pareciendo la ciudad mas maravillosa del mundo. Y lo sería si las autoridades correspondientes se preocupasen un poco para que los hijos de Larache fueran a visitar su ciudad. Pepe.

  5. saludos a todos aquellos que han estudiado con migo,inolvidables,en la grand escuela primaria numero uno,que no se olviden de aqellos idolos como don aurelio,gomez paños,y el grand valiente que curo a unos cuantos alumnos y gano el nombre de don selam,que los guarde en la gloria

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