
En el mes de Marzo de 1889, Pierre Loti llega a Marruecos. Su experiencia en el país la detalla en «Viaje por Marruecos» (Au Maroc, 1890), uno de los libros de viajes más hermosos que he leído. En España, lo ha publicado la Editorial Abraxas, Barcelona, en 1999.
Es un libro lleno de realismo, pero también de lirismo. Sus descripciones del Marruecos de fines del siglo XIX se demoran en el ambiente, en los colores, en los detalles, y dota a su relato de una vitalidad increíble. Cruzamos el país a su lado, y sus palabras nos convierten en compañeros de su viaje.
El día 6 de abril de 1889, Pierre Loti escribe lo siguiente al llegar a la zona de Larache:
“Vamos a cambiar de tribu por lo que parece, para entrar en el territorio de El Aric. Ya está allá a lo lejos, esperándonos, en lo alto de una colina, un centenar de jinetes. A través de la lluvia cegadora, se los divisa en grupo casi fantástico, erizado de largas espingardas delgadas, todos de blanco, envueltos en sus albornoces, calado el capuchón, sin hablar, sin moverse. Es chocante verlos inmóviles, como momias, sabiendo como sabemos que ahora al punto va a acometerlos un vértigo de velocidad y que en su carrera furiosa el viento flameará en torno de ellos mil cosas revueltas: albornoces, turbantes destrozados, sueltas crines y largas colas.
Al frente de los jinetes, encapuchados y momificados aún, avanza el caíd para alargar la mano al ministro. Posee un rostro de santo profeta, regularmente hermoso, dulce y místico. Lleva un caftán de paño rosa, con un albornoz blanco sobre otro azul, y el caballo que monta es gris rodado, con amases de seda verde reseda, bordados de oro. El lugarteniente que lo acompaña ofrece por contraste un rostro cruel, de pequeña nariz ganchuda. Su caballo es albazano, con silla azul; su caftán de paño castaño y su albornoz de color de pizarra. Es tal la luz de estas tierras, que hasta en un día triste y lluvioso como el de hoy, la combinación de estos matices comunica un brillo a los trajes que jamás lo alcanzaría bajo nuestro cielo de Europa.
A pesar del aguacero, es menester presenciar la gran corrida de pólvora de bienvenida.
Todos a la vez, los jinetes se despojan de sus capuchones y espolean a sus caballos, que, alta la cabeza, se disparan con saltos furiosos… ¡Alah! Y entre relinchos y alaridos comienza la carrera, revuelan los ropajes y giran por el aire las espingardas…














8 respuestas
Pues sí,es una bella descricción…me gusta,y te doy las gracias una vez más por hacernoslo conocer…
Se podrá encontrar en librerias ?
Un abrazo
Hola, Mari Carmen: Sí, creo que no hay problemas en encontrarlo.
Un beso,
sergio
muy interesante, gracias sergio
De nada, Abderrahman, ya era hora de que te dejaras caer por mi blog!!! Shukram, jay
Un abrazo muy fuerte
sergio
Une description riche et magnifique de Pierre Loti autant pour parler de la merveilleuse lumière de Larache que pour parler des belles femmes de Fez.
De nouveau une belle façon de voyager au Maroc: lire son livre!!
Me encanta, Sergio, tu capacidad para concentrar toda la cultura que concierne a Larache; una capacidad que no puede sino provenir de un inmenso amor por esa ciudad en la que tantos de nosotros dejamos trozos de alma. En mi época universitaria me encantaba Pierre Loti «Pecheur d`Islande», «Mon frèe Yves», pero nunca caí sobre esta descripción. ¡Gracias una vez más por ofrecérnosla!
Es encantador todo lo escrito por este hombre que francamente no conocia. Es encantador por lo que dice pero tambien por referirre a nuestra querida Larache. Gracias Sergio y un abrazo.
Interesante toda la información. Muchas gracias desde Canarias. Mercedes.