HISTORIA DEL CINE (The story of film, 2004) de Mark Cousins, es un maravilloso libro en el que su autor recorre toda la vida del cine desde su nacimiento hasta nuestros días, pero siempre desde la perspectiva de la creatividad. Los films que enumera y analiza son importantes por lo que innovan o introducen en el lenguaje cinematográfico, y su narración es tan ágil como entretenida, con un perfecto <montaje> y un <enfoque> lúcido e interesante.
El libro está editado por Blume.
Mejor que analizar el libro en sí, que como digo es extraordinario, con mención a películas de las que reconozco, pese a mi pasión por el séptimo arte, que no conocía pero que anhelo poder ver pronto, es quizá leer algunos párrafos escogidos de diferentes épocas…
Sergio Barce, junio 2012
Del cine mudo…
(…) El actual Hollywood tiene su origen en aquellos primeros productores, como Laemmle, que fundó los Universal Studios en 1915 y, veinte años después, los vendió por cinco millones de dólares.
La Motion Picture Patents Company MPPC se presentó a sí misma como marca con el eslogan <Ven y verás una película MPPC>. La MPDSC se dio cuenta de que tenía que hacer algo que la distinguiese, así que modificó el modelo y en lugar de presentarse a sí misma como marca, decidió que su imagen fuera la de los actores que trabajaban en sus películas. Previamente, los actores apenas eran conocidos y el público no recibía ninguna información sobre ellos, pero en 1910, en lo más encarnizado de la lucha contra la MPPC, Laemmle anunció en la prensa que la Independent Motion Picture Girl <chica del cine independiente> de Estados Unidos, la actriz que había aparecido en muchas de sus películas, había muerto. Sin embargo, cuando la muchacha en cuestión apareció de nuevo milagrosamente para desmentirlo, Laemmle relató a los periodistas que la muchedumbre se había puesto tan histérica que le habían quitado la ropa. Esto también era falso, pero el escándalo que siguió hizo que su nombre, Florence Lawrence, quedase grabado en la mente del público, con lo que Florence se convirtió en una gran estrella con un sueldo de ochenta mil dólares de 1912. Dos años después, sufrido heridas de gravedad y su carrera se eclipsó rápidamente, hasta el punto de que, en los años treinta, trabajaba como simple extra en escenas multitudinarias. En 1938, cuando contaba con cincuenta y dos años de edad, se quitó la vida envenenándose.
Había nacido el star system, con toda su parafernalia de deslumbrante extravagancia, y mientras nos encogemos para librarnos de sus excesos, el cinismo de los primeros hombres fabricantes de estrellas sigue dejándonos sin aliento. Theodosia Goodman era una actriz muy trabajadora que hacía teatro de repertorio durante las giras de verano, pero Hollywood la rebautizó como Theda Bara, un anagrama de la palabra <arab death> (muerte árabe). Aunque había iniciado sus días en Cincinatti, el público creía que <había nacido a la sombra de la Esfinge>. Llevaba un maquillaje de color índigo y concedía entrevistas durante las cuales acariciaba una serpiente. La máquina publicitaria puesta en marcha, junto con tales clichés raciales, sexuales y clasistas, fue fundamental para seguir avivando la exótica y erótica imaginación de Hollywood, y la obsesión del público con los actores llegó a límites insospechados. Al mismo tiempo en que se producía el fenómeno Lawrence en Estados Unidos, en Francia surgía Mistinguett, aunque quizá fuera la actriz danesa Asta Nielsen la que consiguió una mayor fama internacional. Nielsen era tan popular en Rusia y Alemania como en Dinamarca. Y cuando la estrella de cine Mary Pickford y su marido Douglas Fairbanks visitaron Moscú, trescientas mil personas acudieron a recibirla. Pickford se convirtió en la mujer mejor pagada del mundo…
Años 50. Un realizador singular: el egipcio Youssef Chahine:
Si <Madre India> fue uno de los hitos del nuevo cine <no alineado>, el film Bab el-hadid / Estación Central, de Youssef Chahine (Egipto, 1958), no lo fue menos.
(…) <Estación Central> contaba con una rabia contenida similar a la de <Johnny Guitar> de Nicholas Ray, y se convirtió en todo un referente para el cine magrebí. Viene a ser una película coral en la que se suceden los personajes y las situaciones, todas ellas ambientadas en el metro de la ciudad. La historia principal la protagonizan un vendedor de prensa y una hermosa vendedora de bebidas gaseosas de la que se enamora, y junto a esa trama van circulando toda una serie de historias, como las de unas mujeres que se manifiestan en defensa de sus derechos, unos porteadores que reclaman mejoras e, incluso, la de una canción pop de los años cincuenta.
Todas estas situaciones se entrelazan entre sí rodadas con un objetivo limpio y transparente, que gracias a la intensa luz de la región dio lugar a unos encuadres de gran profundidad. En el centro de ese microcosmos de la sociedad egipcia destaca la soberbia interpretación del propio Youssef Chahine en el papel del vendedor de prensa enloquecido por sus deseos reprimidos. Alternó, pues, las funciones de realizador y actor, al igual que hiciera el indio Dutt en <Kagaz de Phool>. Nacido en Alejandría en 1926, estudió arte dramático en Estados Unidos durante dos años, en los que se quedó prendado de los musicales estadounidenses. Ya en Egipto, se estrenó como director en 1950, con tan sólo veinticuatro años. En 1954 dirigió la primera película, en la que el joven actor egipcio Omar Sharif, que con el tiempo se convertiría en una estrella internacional, interpretaba el papel protagonista. <Bab el-hadid / Estación Central> fue el primer film realmente original desde el punto de vista formal de Chahine. Cuando el vendedor de prensa descubre que el objeto de sus deseos mantiene relaciones con su brutal novio, Chahine expresa la angustia de su personaje de una manera semiabstracta: la cámara se va acercando a una botella de Coca-Cola de la que ha estado bebiendo, para luego alejarse de ella y atravesar la puerta tras la que la pareja está haciendo el amor; entremedio se introduce un primer plano de la rueda del tren.
Años 70. El maestro entre los maestros: la resurrección de Akira Kurosawa:
El caso de Akira Kurosawa ilustra hasta qué punto puede llegar a ser cruel la fortuna en la industria del cine. En 1950, era el realizador por antonomasia, el baluarte del cine como arte. Dos décadas más tarde, no encontraba a nadie que le financiase sus proyectos, situación que le llevó en 1971 a intentar suicidarse. Mientras tanto, en el otro lado del planeta George Lucas hacía un remake de su film <La fortaleza escondida> ambientado en el espacio y con el título de <Star Wars / La guerra de las galaxias>, cuya recaudación en taquilla marcaría un hito sin precedentes.
En cierto modo como muestra de agradecimiento, Lucas y su amigo Francis Ford Coppola ayudaron a producir <Kagemusha> (1980), la primera película rodada por Kurosawa tras cinco años de silencio. Durante ese largo lapso de tiempo (roto tan sólo por una incursión en el mundo de la publicidad, en concreto de una bebida, como hiciera asimismo Welles) tuvo tiempo de sobras para realizar cientos de esbozos y decorados para el film, que lógicamente se convirtió en el más costoso de toda la historia del cine japonés. El esbozo en el que aparece el cabecilla local sentado, un ladrón que guarda un gran parecido con un señor de la guerra muerto y del que se convierte en <doble> (kagemusha en japonés), es mucho más detallado de lo que cabría esperar de un storyboard. Además de especificar el encuadre exacto, la altura de la cámara y demás, Kurosawa anticipa con todo detalle la composición de la acción. Tatsaya Kakadai aparece en el centro, flanqueado de una forma simétrica por dos mujeres. Además se detallan cuestiones relativas al maquillaje, el peinado, el vestuario y el decorado en general. Akira Kurosawa controlaba hasta el más mínimo detalle asumiendo las labores de realizador, director de fotografía y responsable de los decorados. Temeroso de que la película nunca llegara a materializarse y nostálgico de aquellos tiempos en que todos esos detalles se estudiaban meticulosamente, dio rienda suelta a su creatividad en el storyboard…