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«Máscara de bronce de Oceanus, hallada en Lixus, cerca de Larache», por Antonio García y Bellido

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Ruinas de Lixus - Larache
Ruinas de Lixus – Larache

Antes de entrar en el detallado artículo de Antonio García y Bellido, sólo a modo de recordatorio, o de complemento, dejar constancia de dos hechos que, tal y como me indicaba Mariano Bertuchi, no se mencionan en este artículo: la primera es que, actualmente, la máscara de «Oceanus» se encuentra en el Museo Arqueológico de Rabat, y la segunda es que su descubridor fue el arqueólogo español Sr. Montalbán, según se menciona en la Revista África de 1º de noviembre de 1927.

Sergio Barce, enero 2014

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Cabeza de Neptuno. Ruinas de Lixus (Larache) Hallada por el arqueólogo Sr. Montalban. Revista África 01-11-1927. Museo Rabat

Máscara en bronce de «Oceanus» hallada en Lixus, cerca de Larache

por Antonio García y Bellido

Aunque de modo provisional e insuficiente, publicamos aquí este valioso relieve en bronce que fue hallado, hace algo más de un decenio, en las ruinas de la ciudad romana de Lixus, sucesora de la vieja colonia fenicia, que, gracias a las excavaciones tiempo ha emprendidas, se va poniendo al descubierto.

La máscara broncínea de Lixus representa una hermosa y severa faz de divinidad marina, finamente modelada, y cuyo perímetro tiende a llenar un círculo. Su movida y flotante cabellera, su poblada barba y largos bigotes de retorcidos rizos, parecen movidos, al modo como se agitan las hierbas submarinas por las ondas salitrosas del Océano. Entre la húmedas guedejas de la divinidad nadan y saltan unos delfines, trenzando sus graciosos giros con las espirales y volutas de los mechones del severo dios del Mar. Su duro gesto, sus anchas facciones, su boca entreabierta y anhelante, recuerdan plásticamente la terrible y constante amenaza de la mar, la amplitud inmensa del Océano y el fuerte aliento de las brisas marinas. La piel de su rostro no es humana. Como corresponde al carácter oceánico de la divinidad, frente y pómulos se ven cubiertos por una epidermis de anchas hojas de alga. En consonancia también con la fauna que habita su reino frío, la corona no es otra que las dos potentes pinzas, abiertas, de un cangrejo de mar.

Estos bellos simbolismos nos llevan fácilmente a ver en la máscara broncínea de Lixus, no una divinidad fluvial, sino la majestuosa y severa corporización del Okeanós griego, del Oceanus latino, cuyas olas batían constantemente las playas litorales de Lixus, asomada al dilatado y misterioso Atlántico en los confines del Mundo entonces conocido.

Su paralelo más próximo y más importante es la cabeza de la sala Rotonda del Museo del Vaticano. Salvo la doble mandíbula de cangrejo, que no tiene la colosal testa de Roma, y algún otro detalle que no presenta la de Lixus, en general los mismos simbolismos (piel de algas, boca entreabierta, delfines nadando entre las húmedas guedejas) aparecen tanto en una como en otra figura. La del Vaticano, sin embargo, no muestra esa expresión dura y magníficamente expresiva del relieve discoideo de Lixus.

Es, por el contrario, tranquila y paternal, como la del Nilo yacente del mismo Museo. Parece como si la figura del Vaticano, que fue hallada en Puteoli, simbolizase al plácido Mediterráneo o a la bahía azul y serena de Baiae, y la figura de Lixus al profundo Océano, bravo y misterioso, que rompe en las costas mauritanas. El tipo es creación eminentemente griega helenística. El hermoso busto marmóreo del Vaticano no es sino un apreciable trasunto de un original perdido y datable en aquella época. La figura de Lixus, sin embargo, parece haber sido versión de un original, quizás más grandioso que el que inspiró al copista del busto vaticano.

Máscara de "Oceanus" encontrada cerca de Larache, en las ruinas de Lixus
Máscara de «Oceanus» encontrada cerca de Larache, en las ruinas de Lixus

En la época romana imperial se hicieron muy frecuentes las representaciones de Oceanus, unas veces con los atributos dichos y otras con otros similares derivados del tipo paralelo, aunque más antiguo, de Acheloús, la divinidad mugiente de los ríos, el toro androkephalos, corporización de la fuerza arrolladora de los torrentes y las avenidas fluviales. Este tipo es el llamado Ωκεανός ταυρόκρανος, que por no tener relación plástica o somática con el nuestro prescindimos de sus ejemplos. En general, en lugar de las pinzas de cangrejo suele llevar como atributo la cornamenta del toro. Del tipo del de Lixus son, por ejemplo, el del mosaico de las termas de Medeina, los de Bir Chana, Sidi-el Hani, etc., etc., en Argelia; la máscara de bronce del Museo Wallraf-Richartz, de Colonia (núm. 1.087), muy semejante a la nuestra por sus atributos, pero muy inferior a ella en arte. Una cabeza de Oceanus de cierto altar de Diana (Roscher, Lexikon d. Myth., III, 818) presenta la mezcla curiosa de los cuernos de toro y las mandíbulas de cangrejo.

Gran analogía en su inspiración artística presentan también las innumerables representaciones de Medusas, de las cuales debemos destacar, por su similitud técnica y conceptual con la figura de Lixus, la magnífica máscara que, procedente de las naves de Nemi, guarda el Museo Nacional de las Termas.

No sabemos de qué formó parte el hermoso relieve broncíneo de Lixus. Pero, sin duda, fue en su tiempo una pieza decorativa de aplicación. Lo mismo pudo exornar el peto de una coraza, como un mueble o un objeto de uso. La calidad del relieve, obra de un artista nada vulgar, hace de él una verdadera obra de arte y, hasta en lo que hoy recordamos, es sin duda el mejor ejemplar en bronce llegado a nosotros de este tipo concreto. Su fecha no debe distar mucho de la segunda mitad del siglo I después de J.C., si no cae dentro de este mismo período.

De la web: Historia y Arqueología de las Civilizaciones

http://www.cervantesvirtual.com/

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5 respuestas

  1. Magnífica descripción de la valiosa máscara descubierta en las ruinas de Lixus… Larache, de esta forma, adquiere aún más interés para todos los amantes de la Historia y la civilización.
    Gracias por enseñarnos y compartir tanto!
    Un beso

  2. Gracias por puntualizar ,sacando de las nieblas del olvido ,la verdad. Don Cesar Luis de Montalbán documentó ese y otros muchos hallazgos mas con textos y gráficos . El interés por hundir sus trabajos para poder apropiárselos originan estas pérdidas de datos ,no por mano del arqueólogo que las sacó a la luz.

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