EL REGRESO DEL AYER por Paloma Fernández Gomá
Sergio Barce es un escritor comprometido con la interculturalidad. Es Presidente de la Asociación Cultural Larache en el Mundo, desde la cual no cesa de abrir vínculos entre los pueblos español y marroquí. Sergio Barce nació en Larache, después marchó a vivir con su familia a Málaga, ciudad donde ejerce la abogacía y la pasión por la escritura. Ha publicado los libros «En el jardín de las Hespérides» y «Últimas noticias de Larache»
Ha sido con este último libro que hoy presentamos, Sombras en sepia, con el que ha obtenido el Premio de Novela Tres Culturas de Murcia. El presidente del jurado que ha otorgado dicho premio, Luis Mateo Díez, ha dicho de él que se trata de una novela digna, una historia de amor silencioso.
A nosotros nos cabe resaltar estas palabras de Luis Mateo Díez como constatación del buen hacer de Sergio Barce y es más aún lo que cabe citar de esta novela escrita en vertientes de acciones paralelas que le dan al lector un ritmo de atención muy singular, el cual, enfrascado en las sucesivas secuencias de la novela, se adentra en la trama esencial de la misma: la diversidad cultural.
El ayer y el presente se ciernen en torno a un futuro que debe ser comprensivo con aquellas culturas distintas a la de uno mismo. De hecho, Sergio Barce revive el ambiente del Larache de su niñez; allí, cristianos, judíos y musulmanes convivían en un ambiente de auténtica cordialidad, recordando aquel Al-Andalus símbolo de la unión entre los pueblos de distintas culturas.
El lenguaje diáfano y directo, donde el diálogo suele hacer con frecuencia acto de presencia, así como las palabras en árabe o el vocabulario de Nadja, que intenta expresarse con gran dificultad en español, son aspectos que imprimen carácter a esta novela, que en todo momento hace que el lector mantenga viva su atención.
Las descripciones del Larache actual en comparación con las del otro Larache, el de su pasado, son un elemento de rigor histórico que invita a la búsqueda de las citas halladas en las páginas de Sombras en sepia.
Pero no sólo se encuentran nombres de lugares, calles o castillos, que invitan al recuerdo, el valor humano siempre está presente en esta novela. Aquellos amigos judíos, cristianos o musulmanes que son recordados, sus fiestas y el apego que siempre les unió, es un elemento que se fundamenta en la búsqueda de valores espirituales que trata de hacernos llegar el autor.
Y no podemos dejar de nombrar la enorme carga afectiva que representa esta novela en la atracción que siente el protagonista, Abel Egea, por Nadja. Un amor silenciado y respetuoso que se funde con el afán de protección. La edad no encuentra barreras en el amor, pero sí la realidad y el sentimiento de compromiso con las ideas y los recuerdos; éstos serán los parámetros por los que se regirá la conducta de Abel Egea a la hora de tomar una decisión.
También cabe destacar que Sombras en sepia es una denuncia a la marginalidad, al tráfico de personas y a los malos tratos a la mujer. Nadja (coprotagonista junto a Abel Egea) es todo un símbolo de sumisión ante la figura depredadora de Mustapha, de las mafias y de una sociedad que, entre permisiva y adulterada, deja pasar como “corriente” el maltrato al que se ve sometida.
Otro de los aspectos de denuncia social que alberga la novela es el referido al ambiente que impera en el tráfico de seres humanos que son conducidos como borregos hacia las pateras salvadoras. Humillados y explotados, dan todo lo que tienen por jugarse la vida para llegar a Europa.
Sergio Barce nos deja, además de buenos momentos y mejor literatura, un espacio para la reflexión con sabor agridulce. En Sombras en sepia encontraremos las bases para momentos de gran satisfacción en horas de lectura plena y agradable. No dejen de leerla.