<Se sentaron en el colchón y Mohammed le dio los pelos. Ella sacó una bolsa de tela y empezó a sacar cosas de ella: paquetes de yerbas y sobres llenos de uñas y dientes y trozos de piel seca. Echó las cosas en una hoja de papel, junto con los pelos de Mina. Luego, echó por encima unos polvos que parecían tierra. Lo envolvió todo en el papel y lo metió en una lata. De su boca salía sin parar una larga retahíla de palabras. Luego echó benjuí en las ascuas del brasero y puso la lata en el centro del fuego, revolviendo mucho rato hasta que quedó todo convertido en polvo negro. Cuando se enfrió, lo vertió en un papel y dobló éste formando un paquete.
Entregó el paquete a Mohammed.
Toma esto. Echa estos polvos a la puerta de su casa. Y cuando los hayas echado, no mires. Márchate.
¿Pero cuándo? dijo Mohammed. ¿De noche o de día?
Puedes hacerlo cuando quieras.
Mohammed se guardó el paquetito en el bolsillo y le entregó cinco mil francos.
Aquí tienes cinco mil, dijo. En cuanto dé resultado, te traeré los otros cinco mil.
Está bien, dijo ella.
Y si no resulta, volveré a por mis cinco mil.
La vieja se echó a reír>.
En esta novela, descubrimos uno de los temas más recurrentes de la cultura y de la leyenda marroquí: la brujería como medio para conseguir o para deshacer el amor; en este caso, obtener el de una mujer, pero también cómo la madre utiliza sus artimañas para desbaratar el embrujo… Narrado con cierta distancia, la lectura es rápida, concisa, no usa subterfugios ni un lenguaje elaborado; al contrario, la sencillez es la esencia misma de esta obra, ahora difícil de encontrar en las librerías.

<No se veía a ningún preso más en la terraza. Adonde iba Mohammed, el guardia le seguía.
Debes tener un buen trabajo, dijo el guardián.
Sí, contestó Mohammed.
He visto a esa chica, sabes, dijo el guardián. ¡Es muy guapa! ¿Por qué no quieres casarte con ella? No te entiendo. Además, es la única forma de salir de esto. Estarás aquí dos meses, hasta el juicio. Luego, pueden echarte dos años. El matrimonio no dura tanto, hombre.
Mohammed escuchaba las palabras del guardián y se sentía muy deprimido. Él había pensado que aquello duraría, como mucho, un mes.
Lo que te digo, es verdad, le dijo el guardián. Abajo tengo tus papeles. En ellos dice que dos meses hasta el juicio. Y después te mandarán a Casablanca o a Larache. No te dejarán aquí. Sólo te puedes salvar casándote. Te casas, sales de aquí, estás con ella uno o dos meses, y la pegas todas las noches. Acaban escapándose todas. En fin, lo siento por ti, que eres joven y fuerte, y vas a destrozarte picando piedra en un presidio. Te pasarás luego el resto de tu vida entrando y saliendo del hospital. Eso es lo que les pasa a los que están en estos sitios>.

Una novela sobre los avatares de personas marginales, en la que Mohammed, el protagonista, no tiene el menor reparo en convertirse en el amante de Mr.David, el dueño del hotel, y de mantener relaciones sexuales con él con tal de obtener dinero y conseguir contactos, y, jugando con su propia inmoralidad, puede a la vez mantener una relación con su mujer y con otras chicas, siempre como medios para alcanzar sus metas, aunque estas sean mezquinas o ruines.
<¿Qué es lo que pasa? ¿Qué ha sucedido?
¡Déjame en paz! gritó ella. Vete a dar un paseo. O vete a sentarte con tus amigos. Pero déjame en paz.
¿Pero por qué estás tan nerviosa? No tiene por qué gritar.
No me hables.
Está bien. Se fue a la otra habitación y se sentó en el sofá.
Cuando terminó de preparar la cena, Mina llevó comida para él, pero no para ella.
Ven aquí y come, dijo él.
No. No quiero comer. No tengo hambre.
Él se levantó de la mesa, se puso la chaqueta y se fue. Se sentó en el Café Fuentes y pidió un café solo. Miraba fijo al suelo y se preguntaba qué habría pasado. Era posible que la madre de Mina hubiera ido a consultar a un alfaquí y que hubiera descubierto el hechizo. De ser así, seguro que estarían ya actuando para anular sus efectos. O tal vez la madre hubiera estado hablándole mal de él un día tras otro.
Pagó el café y volvió a casa. Mina estaba en la cama dormida. Se puso el pijama y se acostó a su lado. Cuando intentó jugar con ella y besarla, tuvo la sensación de que era otra persona. Al final le besó, pero no como le había besado siempre hasta entonces. Faltaba algo. Por primera vez, durmieron juntos y no hicieron el amor, y para Mohammed la noche fue como un veneno>.

Como ya he dicho, la narrativa es tan simple, tan directa, tan sucinta que resulta llamativa. Aunque para mí Amor por un puñado de pelos está muy lejos de otras novelas y cuentos de Bowles, su historia, la truculenta existencia y los avatares de Mohammed no dejan indiferentes, es como un retrato descarnado de un ser amoral, al que su instinto de supervivencia le dicta la manera de enfrentarse a la vida. Es capaz de engañar y de manipular, de utilizar las armas de la brujería y de la impostura, incluso amorosa y afectiva, con tal de salirse con la suya. Por supuesto, eso tiene un precio, y Mohammed pagará por ello.

Como dice Juan Goytisolo: La intriga de Amor por un puñado de pelos se mueve a medio camino del relato moderno y el cuento oriental: la psicología de los personajes existe como en el primero, pero supeditada al influjo de factores mágicos, en una mezcla sorprendente de William Beckford y Madame de Lafayette. La sencillez lineal del relato, la finísima caracterización de las relaciones de Mohammed con Mr. David, la peculiar seducción del mundo tangerino en que se desenvuelve la trama, híbrido de elementos y rasgos marroquís y occidentales, confieren a la novela de Mrabet y Bowles una dimensión tan poética como amena…
En cualquier caso, también la relación que mantuvieron en la vida real Paul Bowles y Mohammed Mrabet ha dado para ríos de tinta. Pero esa es ya otra historia.
Mrabet no tenía más estudios que los coránicos, y sus libros fueron en realidad reelaborados, por así decirlo, por Paul Bowles, que grababa sus narraciones en marroquí dialectal y luego los transcribía. Mohammed Mrabet, nacido en Tánger en 1936, era de origen rifeño. Y aunque es más conocido como escritor, en realidad su verdadera pasión es la pintura.

De Paul Bowles, del que ya he hablado y escrito en este blog, es una de las voces narrativas fundamentales para conocer el mundo marroquí, con novelas como El cielo protector o La casa de la araña.
<Mohammed vivía con Melika, pero no era feliz. Seguía diciéndose que no quería enamorarse de ella. Iba por la calle hablando solo y diciendo: No quiero más problemas. No volveré a enamorarme de ninguna. Jamás. Es una chica que se gana la vida en la calle. Vio que yo estaba con un inglés que me lo da todo, ve que le doy dinero. Sabe cómo yo mimaba a Mina cuando estaba conmigo. Y quiere que me enamore de ella para ser otra Mina. Y en cuanto me descuide, me habrá atrapado. ¡Tengo que romper con ella! ¡Tengo que acabar con esto!>
Un comentario
Mustafá -tangerino-, mi muy querido amigo, incansable lector, me regaló este libro en el año 84 y entonces lo leí llena de curiosidad porque, de pequeña, había escuchado hablar de esos hechizos con los que se podía conseguir amor por un puñado de pelos…
Me alegra que aparezca este título, he vuelto a releer algunas de sus páginas y la dedicatoria de Mustafá escrita en árabe… y he sentido orgullo, ha sido un sentimiento profundo y hermoso.
Un beso.