SUEÑOS EN EL UMBRAL. Memorias de una niña del harén (Dreams of trespass. Tales of a harem girlbood) (1994) de Fatema Mernissi
“Yo pensaba, y aún lo pienso, que la felicidad es inconcebible sin una terraza…”
Libro escrito con una narrativa clara y aparentemente sencilla, entroncado directamente con el relato corto, es una obra que se encuentra a medio camino entre el estudio sobre las costumbres de la sociedad marroquí, en concreto en la situación de la mujer, y su análisis crítico, osado y sorprendente, probablemente y en especial para quien no conozca el país. Cada capítulo es como un cuento que, a su vez, y sólo a veces, se ayuda de las historias de Shahrazad (Sherezade) para ejecutar una certera disección de la realidad (de 1994) y el pasado. Su conclusión, sin embargo, es pesimista, pero Fatema Mernissi no pierde por el contrario su orgullo y su permanente lucha por hacer que las cosas cambien, que la injusticia sea abatida. Y pese a ese melancólico pesimismo, sus páginas rezuman hanan, esa cualidad que Mernissi destaca en el carácter marroquí, y que consiste en una corriente de ternura que fluye con naturalidad, despreocupada y siempre disponible.
“…decidí entonces que si alguna vez dirigía alguna batalla por la liberación de la mujer, no olvidaría la sensualidad. Como decía tía Habiba: <¿Para qué rebelarse y cambiar el mundo si no puedes conseguir lo que le falta a tu vida? Y lo que le falta más claramente a nuestras vidas es amor y lujuria. ¿Por qué organizar una revolución si el nuevo mundo va a ser un desierto emocional?>
Las mujeres de Las mil y una noches de Shahrazad no escribían sobre la revolución, sino que la vivían sin más, de manera peligrosa y sensual, y siempre conseguían solucionar sus problemas. No intentaban convencer a la sociedad de que las liberara, sino que se liberaban ellas mismas”.
Un comentario
Fatema Mernisi es una gran escritora marroquí y la única sui generis en Marruecos. Pero, es una desgracia imperdonable que sea desconocida en su propio país. Es gran resistente y defensora de los derechos de la mujer marroquí. Es una sultana que toma el lenguaje y las palabras como los mejores instrumentos para hacerlo con paz, seriedad y silencio sonoro. Buena suerte alfériza.