Este sábado, 4 de Julio, en la Galerie VANESSA QUANG de París, a las 17:00 horas, se inaugura la exposición colectiva del grupo de arte SinEangulo-La Espiral, del que forma parte el escultor larachense Emilio Gallego.
Me alegra tanto que mi hermano Emilio Gallego exponga en esta reconocidísima galería parisina, que no he podido soslayar la noticia, imposible no dedicarle mi tiempo, mi pequeño homenaje al amigo, y por eso la traigo a mi blog.
Con Emilio, también expondrán los artistas pertenecientes al grupo: Salima Abdel-Wahab, Aziz Amrani, Laone Boaz, Stefan Bohnenberger, Charley Case, Najib Cherradi, Robin Kolleman, Sandra López Rodríguez, Fernando Malo, Michy Mano, Esteban Moulin, María Emilia Nerla, Rafiy Okefolahan, Theo Ronse, Frédéric Tomaltcheff, Jérôme Ugille, Toma Wa y Youssef el Yedidi.
Entre las obras de Emilio Gallego, se expondrá la titulada “Danza de Hermes (y el dragón)”. Sarmiento, plomo, oleo y cepa. © Emilio Gallego, 2014. (Foto: Charley Case)
Según me explica Emilio, “esta obra sugiere algo importante del proyecto: que la naturaleza y nosotros somos lo mismo, estos son simples sarmientos y a la vez son formas humanas. Una cepa (vid) con forma de dragón, ante la que danza una bailarina cuya falda es de plomo (sugerencia de alquimia) y que está hablando de un espíritu misterioso de la naturaleza y sus infinitas capacidades de transformación y sugerencia. Estas formas materiales pretenden encontrar el espíritu o la energía de la creación, común a personas y al resto de todos los materiales y los seres que existen y conocemos o no.”
Ahora soy yo quien, ajeno al artista, al escultor, observo como espectador sus obras.
La bailarina, y el dragón. La composición de la imagen de las dos figuras, fotografiadas por Charley Case, con una iluminación opuesta, como si cada una de ellas proyectara la propia luz sobre la otra, me sugiere sin embargo algo más cercano a la sensualidad, a un rito ancestral de danza y muerte o de danza y vida. La bailarina aguarda a que el dragón la arrastre en ese movimiento de tornado, más fuerte y viril, y su espera se torna sumisa, casi como de esclava, al destino insoslayable. Hay una atracción entre la fragilidad femenina y la rudeza masculina, pura naturaleza pues, ya que hablamos de lo primitivo y de lo salvaje, de tierra y de fuego. El dragón impelido a poseer a la bailarina, sexualidad imaginativa y provocadora, erotismo natural, salvaje, morbosamente sugerido.
Título: «La divina natura», técnica: escultura, dimensiones aprox.: 55x60x20 cm., material: madera de vid (Sarmiento), año: 2015.
Me explica Emilio Gallego de esta otra escultura, lo siguiente: “Basada en la forma Espiral que refleja el movimiento continuo, la divina proporción y el ancestro natural de la forma de vida primitiva. Forma parte de
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mi proyecto «Danza de Eros y Thanatos» donde ramas de vid (sarmientos) y cepas del paisaje donde habito, conforman un conjunto de cien piezas de escultura, con materiales naturales, formas trabajadas semi naturales y composición antropomorfa, que pretenden sugerir una danza de vida y muerte.
Se corresponde con el modo en que han sido trabajadas, donde los elementos esenciales toman su papel, especialmente el fuego, quemando y carbonizando partes.
También forma parte de este proyecto, una serie de vídeos que contextualizan las piezas, mostrando la naturaleza y el trabajo de taller, poniéndolas en relación a los elementos de la naturaleza (fuego, agua-hielo, etc) y en el límite de lo humano.
Es sinEangulo por cuanto busca un camino para encontrar la sencillez y alaba el propio caminar.
Estas siete piezas admiten montajes diferentes, se pueden subdividir en dos instalaciones o incluso exponer individualmente, aunque en esta ocasión intentaremos que vayan todas juntas, también pertenecen al proyecto, «Danza de Eros y Tanatos». “
Título: «In vino veritas (danza de los pies desnudos)». Materiales, sarmientos de vid y pasta de madera. Dimensiones variables. Año: 2015.
Continúa Emilio: “Esta pieza es bastante importante dentro del proyecto porque expresa con la máxima sencillez y de un modo muy minimal, la esencia del mismo.
La forman figuras que podrían recordar a Giacometti en una composición clásica de danza primigenia (Matisse entre otros) y que indican un movimiento orgánico, muy ligado a la naturaleza, donde se respetan sus formas esenciales pero donde éstas son conducidas a insinuar una danza de bailarines, que no dejan de ser ramas (sarmientos).”
Cierto. Ahora soy el espectador de nuevo, y rebato a Emilio desde el otro lado. Las dos obras de las que habla son danza, sugerencias de giro y movimiento, música muda.
Pero voy a ser atrevido, voy a jugar a adivino y a echador de cartas. No veo en estas obras un baile de la naturaleza, es decir, un baile que pudiera nacer del viento, del mecer de las ramas o de los arbustos, de la melodía silbante creada por el aire que sabe cómo tocar la tuba creada entre troncos y follaje. No. Mi osadía me lleva a pensar, a querer creer que los fantasmas de M´Zora han visitado a Emilio Gallego en sueños, y que, de forma mágica, han removido los recuerdos que guarda como yo de las danzas de los derviches, del movimiento hipnótico de los danzarines de las cofradías de nuestra tierra marroquí, girando una y mil veces hasta el éxtasis… “In vino veritas (danza de los pies desnudos)” invita a verlos bailar lentamente, como arrancando al son de alguna chirimía, son giros magnéticos, y ya “Divina natura” es la explosión del instante anhelado, la llegada al momento del delirio, de la pérdida del contacto con la realidad, el paso a la espiritualidad expresada en esa espiral imposible, infinita, casi religiosa.
Sergio Barce, junio 2015
Podéis ver los trabajos de los integrantes del Grupo SinEangulo-La Espiral en el siguiente enlace: