Nueva reseña de mi novela La emperatriz de Tánger (Ediciones del Genal – Málaga, 2015). En esta ocasión, firmada por la escritora y artista plástica Fuensanta Niñirola. Y, por lo que leo en ella, la novela sale airosa de nuevo. Lo cierto es que, hasta el momento, el libro me está dando muchas satisfacciones.
(Recomendable su blog: http://lamiradadeariodante.blogspot.com/)
La reseña se ha publicado en “El placer de la lectura”:
http://www.elplacerdelalectura.com/2015/05/la-emperatriz-de-tanger-de-sergio-barce.html
Sergio Barce, mayo 2015
LA EMPERATRIZ DE TÁNGER, DE SERGIO BARCE
Por Fuensanta Niñirola
«Es desperta, de sobte, com un vell huracà, ( Se despierta de pronto como un viejo huracán
i ens tomba en terra els dos, ens ajunta, ens empeny. ( y nos tumba en tierra a los dos, nos junta, nos enlaza)
El nostre amor és un amor brusc i salvatge, ( Nuestro amor es brusco y salvaje
i tenim l’enyorança amarga de la terra, ( y tenemos la añoranza amarga de la tierra
d’anar a rebolcons entre besos i arraps» ( de andar a revolcones entre besos y abrazos)
Vicent Andrés Estellés, Els amants.
Ambientada de modo impreciso, en los años del Tánger internacional -cuarenta, cincuenta-, la ciudad era en esa época un continuo bullir de todo tipo de figuras: literarias, con el grupo formado alrededor de Paul y Jane Bowles, que atraía personajes de toda índole y procedencia a su alrededor. Políticas, puesto que en Tánger se refugiaban muchos exiliados españoles, gente de izquierdas, pero también muchos aventureros y “buscadores de recompensas”. Artísticas, con muchos de sus miembros atraídos por el clima libertario tangerino, organizando encuentros y soireés, plenas de alcohol y marihuana, que compartían con sus colegas literatos.
No sabría decir si el protagonista de esta narración es Augusto Cobos, escritor tangerino de origen español, o la Mujer (así, con mayúscula) cuyo imperio ejerce, dominante y pleno sobre el escritor, llevándole y trayéndole, haciendo de él un esclavo del sexo. Tánger es también la otra protagonista, puesto que respiramos su ambiente, sentimos su viento y lluvia en la piel, vagamos por sus calles, cafés y tugurios, miramos las gentes que lo pueblan y el mar que lo circunda. El Hombre/la Mujer/la ciudad.
Es esta una novela en la que su autor se moja. Y cuando digo que “se moja” no me refiero tanto a que a lo largo de todas sus páginas resuene continua la lluvia sobre Tánger, creando un clima no tanto meteorológico, sino de una tensión, un estado de ánimo muy especial, tanto en los personajes como en el lector. Es curioso, la primera visita del pintor Matisse a Tánger, allá por 1912, se desarrolló durante casi un mes de lluvia constante, como ocurre en esta novela. El recuerdo sensual de Matisse persistirá entre estas páginas.
Sergio Barce, insisto, se implica mucho en el texto, no tanto en plan autobiográfico -que también, imagino- como en los aspectos literarios, humanos, emocionales. El autor llega muy hondo en su recreación de Augusto: diríamos que cala hasta los huesos, (siguiendo con el símbolo de la lluvia), abre al lector las entrañas del hombre, del escritor, del amante. Reflexionando sobre su vida, en los momentos de lucidez, de racionalidad entre una u otra pasión.
La narración desarrolla la acción aproximadamente durante un mes -aunque el tiempo, en esta historia, es algo subjetivo, gomoso, impreciso y muy personal- un mes en el que la lluvia es continua: a veces suave y silenciosa, a veces violenta y ventosa, huracanada, creando un “pathos” especial en Augusto, y por simpatía, en el lector, que acaba por sentir la humedad en su cuerpo al cabo de horas de lectura. Las sensualidad, incluso escatológica, es constante a lo largo de estas páginas. Olores, sabores, sensaciones táctiles, oscilando entre el calor y el frío, entre lo suave y lo pegajoso, entre lo dulce y lo amargo, si algo produce esta novela es una inmersión en el mundo físico, cotidiano, y a la vez un mundo en el que lo azaroso predomina sobre lo previsto. La naturaleza, el lado natural del hombre, triunfa sobre el racional, y el protagonista sufre esos vaivenes, transmitiendo al lector una impresión de debilidad, de incoherencia, mezclada con una gran voluptuosidad…y a la vez de una terrible soledad. No sé si el autor conoce los versos que cito más arriba, de V.A. Estellés, pero creo que esa es la pasión que impregna al protagonista.
Augusto Cobos es un escritor del círculo de los Bowles, un hombre en la cuarentena, solitario, inestable, convencido de su independencia; sin embargo, está dominado por continuas dependencias: adicto al alcohol, a las drogas, al café, a la escritura compulsiva (por cierto, muy curiosa la historia de cómo llega a sus manos la Olivetti)…pero sobre todo, adicto al sexo femenino, es incapaz de reprimir sus impulsos cuando una mujer le atrae. Y le atraen muchas, aunque en la novela se concentra en tres: Yamila, una bailarina marroquí, con la que mantiene una relación de fuerte atracción sexual desde años atrás; Carmen Montes, una madura española funcionaria consular, que le lleva unos quince años y con la que ha iniciado una relación con un atractivo especial; y finalmente, Miriam Benasuly, una esplendorosa adolescente de catorce, una “Lolita” que suscita en Augusto una pasión demoledora. La disección del personaje es despiadada, lo presenta como un hombre desnortado por completo.
Ese escritor presenta su flamante novela en Tánger, y el lluvioso día de la presentación ocurren muchas cosas a la vez, cosas que apenas es capaz de digerir. Su amigo, el político de izquierdas Pablo Cantos le anuncia que ha de escapar de Tánger. Al mismo tiempo, Augusto conoce a la adolescente Miriam, de la que se queda prendado. Tras el acto de presentación, se ve inmerso en una noche loca, coge una cogorza impresionante, de la que apenas recuerda cosas al día siguiente, pero lo poco que recuerda es inquietante: compartió la velada con una risueña dama polaca, un extraño desconocido con una pistola, y un jovencito, entre vapores de alcohol y humos perturbadores. Seguía lloviendo. Más tarde se enterará de la muerte, en circunstancias oscuras y turbias, de un falangista, y la situación se complica. Continúa lloviendo. A partir de ahí las cosas irán muy deprisa para Augusto, enredado en una trama inquietante.
Una excelente novela que mezcla sensualidad, intriga, ficción y realidad. Pero sobre todo, un retrato literario de Tánger, una investigación literaria profunda sobre la naturaleza humana, y una especial mirada masculina hacia el misterio femenino.
http://www.elplacerdelalectura.com/
6 respuestas
querido SERGGIO
Cada vez que leo una resena de tu nuevo libro cuento los dias para llegar a ESpana y poderme hacer con el enhorabuena por tu nueva obra
un abrazo cordial
Luis
Lo que dices es una buena señal, Luis.
Gracias. Otro abrazo para ti.
NB: Cuando lo tengas, dímelo. Y, sobre todo, dame tu opinión cuando lo leas.
Excelentes impresiones de Fuensanta Niiñirola. Me pregunto quién podrá resistirse a averiguar por si mismo, cuanto ella nos explica con todo lujo de detalles.
Y es que la mejor de las sensaciones, es leer y vivir esta gran aventura adentrándose en cada una de las magníficas páginas de La Emperatriz de Tánger.
No puedo dejar de felicitarte, Sergio, de nuevo, otra espléndida reseña a tu novela.
Un beso
No me puedo quejar, Joana. Por ahora, son todas positivas.
Un beso
Son las dos de la madrugada, no puedo dormir, trabajo, y como por un impulso he llegado hasta aquí, leo, me deleito…. quiero irme a Tánger …. y perderme en ella o encontrarme, empezar de nuevo o terminar mis días allí, lo que tengo claro es que antes de nacer fui marroquí, y haga lo que haga, vaya donde vaya, una y otra vez la vida me lleva a Marruecos…. acepto mi destino…
excelente reseña