Acaba de aparecer en la página web de <MELIBRO. Portal literario> (su web es www.melibro.com), la crítica y reseña sobre mi libro de relatos «Paseando por el Zoco Chico. Larachensemente», que firma Ariodante (seudónimo de la escritora, crítica, y profesora y artista plástica Fuensanta Niñirola).
El enlace para su reseña que reproduzco a continuación es: http://melibro.com/paseando-por-el-zoco-chico-de-sergio-barce/
Nacido en Larache, el autor, que hace años hubo de trasladarse con su familia a España, donde actualmente reside, guarda recuerdos imborrables, grandes amigos y miles de historias que contar. Este libro aúna muy diversos textos, escritos desde hace más de quince años: relatos, recuerdos, reportajes, memorias y sobre todo, un gran amor por la tierra que le vio nacer y donde vivió una infancia feliz. Algunos de estos textos ya han visto la luz en otras publicaciones, como en un anterior libro de Barce, Últimas noticias de Larache (2004), su propio blog y alguna otra publicación. Pero hay relatos inéditos, también.
El conjunto es variopinto, como digo. La unidad la pone el tema: la ciudad de Larache (Marruecos). Hay relatos bellísimos, emotivos, tiernos y muy impactantes. Otros textos son más del tipo memorias, en el que el autor se cita a si mismo, a sus amigos y conocidos con sus nombres reales, lo que le da otro matiz. Otros son del tipo reportaje de viajes.
Barce ha seguido manteniendo un contacto periódico con su ciudad natal y con lo que queda de sus amigos, y nos muestra, en muchos de los textos, la evolución que ha sufrido la ciudad y la decadencia de muchos de los sitios cuyo recuerdo perdura en su corazón.Percibimos en todo el conjunto del libro un tono de nostalgia muy fuerte, un regusto amargo en algunos textos, pero en otros una bella y vivísima remembranza de la infancia. De la infancia en general y de la infancia en particular, de su infancia. La inocencia, la ingenuidad, la imaginación, los sueños de los niños que vivían ajenos a los problemas de los adultos, al duro mundo de los mayores, a una sociedad en proceso de cambio. Ajenos a las diferencias sociales, raciales, religiosas; acostumbrados a convivir con ellas y a respetarlas.
Relatos como Mimo, Larachensemente, Mina, la negra, El hombre del carrillo, La cautiva, El nadador, Al otro lado del Estrecho… en fin, destaco solo algunos de los que más me han impactado. En ellos, sobre todo en Larachensemente capta y muestra el espíritu de unas gentes, si se puede hablar de ello, o al menos el clima social de una población, un pueblo resultado de una mezcla histórica que, al menos en la época en que el autor los conoció, eran tal que así. Y probablemente lo sigan siendo, creo que como una herencia andalusí.
En otros es la vida de los niños, lo que nos hace rememorar. Niños ingenuos, nada resabiados, niños que juegan, que imaginan, que con poca cosa tienen suficiente para crear mundos de ficción.
Otros relatos muestran a jóvenes cuyo deseo es salir, escapar de una sociedad caduca y anclada en el pasado y tratar de salir adelante en un país más avanzado. Pero esa huida tiene sus dificultades, y a veces resulta más duro decidirse, porque la tierra tira de ellos más de lo que pensaban.
Entre unos y otros textos, en todos ellos, Barce trata a sus personajes con mucho cariño. Con una delicadeza enorme. Con amor. Y mucho más cuando habla sobre personas reales, sus amigos, sus conocidos, con nombre y apellidos. Amigos de la infancia que lo será por siempre.
En suma, un conjunto de historias que harán al lector emocionarse, o sonreír, o quizá reflexionar, hayan o no estado alguna vez en Larache. Aunque probablemente, después de leerlo les brote el deseo de visitar esa ciudad.Ariodante, 31 de agosto de 2014
2 respuestas
Tengo interés por este libro. ¿Estará en alguna librería de Granada? También me paso cuando estoy en Tánger por les Colonnes y les Insolites; ¿está en alguna de ellas?
Manuel Ángel: El libro, ahora mismo, no está en Granada, pero sí probablemente en les Colonnes de Tánger en unos días. Avisaré cuando esté. Pero sí puedo hacértelo legar contra reembolso.
Un abrazo