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RESEÑA DEL PROFESOR Y POETA JOSÉ LUIS PÉREZ FUILLERAT AL RELATO «LA VENUS DE TETUÁN», DE SERGIO BARCE

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Una vez más, he de celebrar que mi admirado José Luis Pérez Fuillerat, poeta y profesor, dedique su tiempo y su talento a destripar una de mis obras. Ya lo ha hecho con alguna de mis novelas y con mi último libro de relatos, y ahora le ha hincado el diente al cuento que he publicado en el libro colectivo de la Generación BiblioCafé Por amor al arte (Jam Ediciones – Valencia, 2014). Sólo puedo dejar constancia de mi agradecimiento y de mi gratitud por sus palabras.

                       Sergio Barce, enero 2015

Jose Luis Pérez Fuillerat
Jose Luis Pérez Fuillerat

Comentario al relato de Sergio Barce

“LA VENUS DE TETUÁN (*)

por José Luis Pérez Fuillerat

Relato breve e intenso de este narrador de raíces larachenses y malagueñas.
Y otra vez la leyenda de Pigmalión. No ha sufrido apenas ningún cambio, ninguna metamorfosis, desde aquella de Ovidio, pues todas las versiones que se han realizado, ya sea como narraciones, teatro o cine, coinciden en la contemplación de la belleza ideal, corporeizada en la mujer, musa inspiradora del artista a la búsqueda constante de la obra perfecta.
No obstante, ¿qué añade el autor de este relato al mito del escultor Pigmalión y su modelo Galatea, en la historia del arte? Tal como está narrado, es quizás ese placer de la clandestinidad, tan natural en las pulsiones y pasiones humanas. Hay un momento de la historia narrada en que el personaje, el pintor Rivanera, posa su mano en la entrepierna de la modelo venusiana, incluso llega a tocar con sus dedos el sexo de la diosa aprovechando su sueño.
Pero no, no es cobardía, sino un paso en ese devenir, en esas escalas de amor que estaba recorriendo, como artista enamorado de la perfección de su modelo. En ella había encontrado lo que buscaba. Pero se conformó con tocarla. Eso sí, clandestinamente.
El artista, enamorado de su modelo ideal, una vez puesto en camino por medio de la palabra (la sharia), practicó la tariqa, actuó, pintó a la amada en diferentes posturas, manteniendo la admiración y el deseo, sin llegar a la consumación carnal, pues esa pasión nunca debe desequilibrarse, ya que su última aspiración es llegar a la haqiqa (la paz interior), dentro de los estados místicos descritos por la filosofía amorosa de los sufíes.
Esta idea de la clandestinidad puede malinterpretarse en el relato de Sergio Barce. Cabe la pregunta que la misma Paloma (la Venus de Tetuán) se hace desde su regreso en el ferry: por qué Rivanera (Pigmalión) no lo intentó de nuevo, ya que, al parecer, fue la llegada inesperada al estudio de Hadiya la que obstaculizó la entrega final, deseada también por ella. Es decir, no es el caso de la enamorada de la jarcha que se niega al último momento cuando gozosa y asustada dice:

¡Non me mordás, ya habibi, la!,
no qero daniyoso!
Al-gilala rajisa! ¡Basta!
A todo me refyuso!

***

No me muerdas, amigo, ¡No, / no quiero al que hace daño! El corpiño es frágil. ¡Basta! A todo me niego.

(Versión de estos versos, de Emilio García Gómez: “Las jarchas romances de la serie árabe en su marco”).

Pero si el deseo se hubiera hecho realidad, el cuento no hubiera sido posible. El narrador heterodiegético asume y “consume” la historia del amor idealizado, más auténtico (más literario) que cualquier otro, que se considera menos puro, al menos en la tradición literaria ascético-mística. Así el andaluz Ibn Arabí, en un verso de sus Odas tituladas El intérprete de los deseos nos dice:

“Converso con ella, mañana y noche,
con el lamento de un hombre que languidece
y el gemido de un sediento”.

La ceguera final del pintor Rivanera es también un acertado motivo literario. Ceguera física tal como se nos cuenta, pero ceguera también simbólica del amor mantenido en secreto. “Busca algo”, dice Hadiya mientras el artista mira insistentemente el cuadro de Velázquez. Una vez encontrada la belleza ideal, su Venus de Tetuán, ya nada le queda por ver… ni por vivir.

——————————————-

(*) Incluido en el libro de relatos “Por amor al arte”, Generación Bibliocafé, Málaga, 2014.

POR AMOR AL ARTE - portada

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2 respuestas

  1. … Porque el que piensa que todo lo que pudo pasar y no pasó fue por timidez del pintor… es que no se ha enterado de nada.
    El comentario de José Luis Pérez Fuillerat era necesario, analiza tu relato, Sergio, en toda profundidad y nos hace ver cuán maravilloso es.
    Recordaba una escena de un beso entre dos amantes. Entre ellos un mueble bar -un impedimento para un momento de pasión- y él diciendo… No rompamos la magia del momento…
    Un beso

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