Reconozco que llevo dos días sorprendentes: ayer recibí un correo de Fran Morales, «la voz» de Larache, donde, con unas palabras que me abrazaban cálidamente, me daba sus emocionadas impresiones tras leer el relato que he publicado en la edición de Iberdrola sobre el Protectorado en Marruecos. Y hoy me encuentro el que me ha enviado Víctor Pérez comentando mi visita del viernes al centro <Capitel> de Málaga, a donde mi invitó para hablar de mi última novela <El libro de las palabras robadas>, y he vuelto a emocionarme. Así que me veo en la necesidad de colgar este último comentario del poeta Víctor Pérez (y espero hacer lo mismo con en correo de Fran, cuando toque y él me lo permita, por supuesto), porque se hace necesario compartirlo. Gracias a los dos de corazón.
Sergio Barce, octubre 2013
Sergio Barce, en Capitel
por Víctor Pérez
Este viernes 25 tuvimos una nueva visita de Sergio Barce a Capitel. Ya el año pasado disfrutamos de su presencia con “Una sirena se ahogó en Larache” y ahora nos sorprende con su última novela “El libro de las palabras robadas” un intenso thriller en el que Sergio se atreve con una intriga donde alrededor de un códice secreto desarrolla una trama bien urdida donde sin aparecer (como en todas sus anteriores novelas) su sempiterna Larache, nunca se pierde el aroma marroquí de sus sueños literarios.
Entre Málaga y Tánger, entre tiempos presentes y pasados, entre recuerdos que transitan en la memoria perdidos y reencontrados por el protagonista Elio Vázquez gracias a la terapia certera de un psiquiatra llamado Moses Shentov, entre personajes como editores, periodistas y libreros, Barce compone una novela negra llena de amor por los libros, el cine y los ambientes llenos de humo. En la novela “El libro de las palabras robadas” el humo de los cigarrillos está presente en las escenas como el humo de aquel barco llamado Ibn Batutta que acercaba a la temida y siempre deseada Europa a las gentes de la otra orilla, de la otra banda, a aquellas que entre los sueños lentos y tranquilos del tiempo casi detenido de Tánger, Tetuán o Larache, asistían entre el miedo y la esperanza, al mundo avanzado y acelerado de la vieja España.
Recorrer la literatura de Barce es adentrarse en el dinamismo de un siempre joven escritor que trabaja como un orfebre cada una de sus palabras, de sus frases, de sus diálogos, de manera que reconocemos los ávidos lectores, una senda en la que es inevitable caminar con placer, es ahí donde radica la buena literatura, el territorio donde el deseo de avanzar es superior siempre al tiempo, es una forma de vencer a Cronos, una insolente manera de reencontrarnos con nuestro orgullo de seres humanos nacidos en libertad.
Así nos ocurrió con Sergio en Capitel, cuando miramos el reloj ya habían pasado casi dos horas, sin darnos cuenta, porque en Capitel los encuentros son siempre tranquilos pero intensos, es el encanto de un grupo que incluso arrancó de Sergio finalmente una dedicatoria de su libro hacia nosotros que es pura poesía. “Al grupo Capitel, esa bella isla en un mar de zozobra”.
Gracias Sergio, siempre nos tendrás contigo, todos los días del año, todos los años de tu vida.
Y como dijo Blas de Otero:
“Escribir es como vivir, viento ligero
Publicar son columnas arrinconadas»
Nunca dejes de escribir Sergio, nunca dejes de vivir y disfrutar compartiendo con nosotros tu serena alegría.
2 respuestas
Qué bonito este comentario de Víctor Pérez en el que no puede evitar desvelarnos el maravilloso poeta que es en cada palabra, en cada frase suya y todo dedicado a tí, Sergio. Sería fabuloso poder formar parte, alguna vez, de uno de esos encuentros «tranquilos pero intensos»… «para caminar con placer donde radica la buena literatura…»
Un beso
Como siempre nuestro amigo Sergio, introduce personajes de las tres culturas de nuestra tierra, poeta incansable dulce y tierno, y enamorado de su tierra, maravillosa presentación por parte de Victor Pérez.
Paco Selva, me ha encantado ponerle cara a tu nombre. Un fuerte abrazo y a seguir cosechando exitos.