Leyendo los ensayos del último número de la revista Dos Orillas, en la que participo, y de la que daba cuenta días atrás, me topé con un exhaustivo estudio del historiador e investigador Antonio Bravo Nieto, titulado Una guía desconocida de la ciudad de Tetuán: El Tetuán artístico y pintoresco de Juan Beigbeder y Antonio Got.
Y me di cuenta de que hacía mucho que no nos escribíamos.
En su día, fue muy generoso al enviarme planos, fotos y documentación relacionada con edificios de Larache, que conoce en profundidad, y que se pueden consultar y ver en este mismo blog.
De pronto me vino a la memoria un correo que me envió en mayo de 2013 en el que me contaba, detallada y exquisitamente, qué sensaciones le habían causado mis novelas Sombras en sepia y Una sirena se ahogó en Larache, que le había hecho llegar por entonces. Y al releerlo, le escribí y le pedí permiso para ponerlo aquí, a lo que ha accedido.
De lo que me escribía por entonces, me llamó poderosamente la atención que mis novelas hubieran sido capaces de atrapar a un lector tan contumaz y voraz, y quizá por eso agradecí tanto sus palabras y que ahora comparto con todos.
Esta mañana han salido para Melilla mis dos últimas obras: El libro de las palabras robadas y Paseando por el Zoco Chico, Larachensemente. Sólo espero que le causen el mismo efecto.
Para quienes no lo conozcan, Antonio Bravo Nieto es Doctor en Historia del Arte, académico correspondiente de las reales academias de Bellas Artes de San Fernando, de la Historia y de Bellas Artes de San Telmo, siendo nombrado Cronista Oficial de la Ciudad Autónoma de Melilla en 2004) Ha colaborado en diferentes proyectos de investigación con varias universidades e instituciones: UNED, Universidad de Málaga, Escuela Nacional de Arquitectura de Tetuán, Estudios Melillenses e Instituto de Cultura Mediterránea. También ha formado parte de varios grupos de investigación: del Proyecto Patrimoines Partagés (proyecto Euromed Heritage de la Unión Europea), de Modern architecture in the mediterranean sources, characterization, preservation, y de Architecture Beyond (proyecto COST).
http://www.architecturebeyond.eu/
Ha recibido varios premios de investigación y un diploma Europa Nostra por sus trabajos relacionados con la restauración del patrimonio, habiendo desarrollado investigaciones sobre la arquitectura de los siglos XIX y XX, la arquitectura militar y fortificaciones en la Edad Moderna y la historia de Melilla y el norte de África en general.
En fin, que una persona con su currículum dedique su tiempo a leer mis novelas es para sentirse satisfecho.
Sergio Barce, octubre 2014
Estimado amigo Sergio
Cuando uno se dedica a leer no por placer, sino por trabajo, que es mi caso, llega un momento que sólo devoras libros de ensayo y de los temas que se supone te «interesan» profesionalmente. El placer lo vas dejando y dejando y al final ya casi ni guardas tiempo para leer por el gusto de leer. Yo te confieso que estoy alineado en el primer «tipo» y sólo hago incursiones rápidas y concretas cuando mi mujer me recomienda alguna de las muchísimas novelas que lee.
Atrás queda mi imagen de lector compulsivo, capaz de tragarse El Señor de los Anillos en dos días de lectura de casi 20 horas diarias (dos días de desaparición física y mental), y todavía me asombro cuando lo recuerdo.
Esto, para decirte que esperaba un momento adecuado para leer tus novelas. Tenía que ser algo especial para que nada me interrumpiese. Y la excusa perfecta ha sido un viaje que inicié el día 23 a Ginebra (un Congreso tedioso y gris, como la ciudad), en cuyas idas y vueltas, y en los ratos de hotel, tenía pensado empezar a leer tus obras.
Comencé por Sombras en Sepia. Lo abrí en el avión de Melilla el 23, y me enganchó totalmente. Lo terminé el viernes 24. De esta novela me gustó la forma en la que afrontas el retorno a Larache y también la actitud personal ante el tema inmigratorio, sin contar la forma en la que el protagonista inicia la búsqueda. Hubo para mí momentos de intensidad como cuando se conocen Abel y Samir, y la forma que tienes de narrar la amargura de una ciudad que fue y ya no existe me emocionó.
Yo también he visto evolucionar a Larache desde el año 1990. No sé si te conté que la primera vez que estuve en Larache fue ese año. Me acababa de casar y conseguí convencer a mi mujer para hacer un viaje por todo el norte de Marruecos en coche. No había investigado aún nada sobre estas ciudades, pero algo me atraía de ellas por las narraciones de personas mayores que vivieron esa época y por los libros que había podido encontrar.
El viaje, enero de 1990, representó la firme decisión de volcar parte de mi trabajo en esa zona, por lo que es fácil adivinar que me atrapó totalmente. La entrada a Larache fue muy sugestiva (o casi tópica), porque veníamos desde el Sur y recalamos, como no, en la inefable Casa de España, donde al sentarnos con un Bon Jour y prepararnos para pedir el socorrido «Sole Menier «, se nos acercó un camarero (que luego supimos que llamaban Pelé) con una chaqueta de un verde fosforescente rabioso y nos dijo: «¿Qué van a tomar los señores, una San Miguel?” …entonces ya pudimos entender una cosa: habíamos llegado a casa.
La ciudad nos encantó, pasearla y vivirla varios días de estancia en el entonces más que decrépito palacio de la duquesa de Guisa. Luego Tetuán y Tánger fueron otra cosa, otras vivencias y otros impactos, pero Larache siempre se nos quedó grabado en los paseos nocturnos que hacíamos por la medina, bajando al puerto, y verla ir empeorando año tras año no deja de producirnos una gran tristeza.Y luego las aventuras de Tami (Una sirena se ahogó en Larache) la inicié el viernes 24 y la he terminado hoy en el avión Ginebra-Málaga, hacia las 9 de la mañana. Estos benditos viajes de trabajo que me han hecho levantar a las 3 de la mañana pero que me permiten volcar las horas que sean necesarias para leer una novela.
Aquí vuelves a la ciudad, pero de una forma más poética porque los sueños del niño se mezclan de una forma extraordinaria con un entorno hostil pero al mismo tiempo amable: Tami tiene ángeles y demonios en su vida, como todos, pero él en su corta experiencia ya va determinando qué tipo de vida será la que pudiera vivir, si se le permite hacerlo, claro.
Te felicito por tu compromiso social que está desnudo en tus dos obras, y casi te agradezco que el pederasta de la novela se llame Pierre y no Pedro, cosa que en estos momentos de falta de optimismo nacional casi no te hubiera perdonado. Al final con esta obra me pasa como con La Vida Perra de Juanita Narboni (verdadero motivo de mi primera visita a Tánger en ese recordado 1990). En ambas tuve la añoranza posterior de haberme hecho un croquis geográfico de las andanzas de Tami por una ciudad viva, y en permanente transformación: las idas y venidas, que en el caso de Larache también deberían haber incorporado un plano de secciones por las terribles pendientes.Te acercas a Larache mediante la elaboración de tus recuerdos y la búsqueda de la realidad. Yo me acerqué mediante la búsqueda documental, más como investigador, pero en el fondo mi Larache también es una creación en la que encajan perfectamente edificios con nombres de autores, épocas, planes de organización y que siento como mía de alguna manera. Esto lo comparto con otras ciudades, Melilla por supuesto, y sobre todo Tetuán, y Tánger, cosa que no he conseguido nunca en las otras ciudades españolas que conozco y donde he vivido como Málaga, Badajoz y Oviedo.
Me temo que soy un norteafricano compulsivo, y que mi vida y mi casa están de este lado del océano. Tal vez se me ocurre que Melilla tendría que ser también objeto de tu curiosidad y dedicarle una de tus novelas, seguro que eres capaz lo que tantos pretenden y no consiguen nunca: llegar a su verdadero espíritu.
Quiero agradecerte que hayas convertido este gris viaje ginebrino en una suma de sentimientos tan reales y tan intensos. Mi sincera enhorabuena y muchos ánimos para seguir contándonos a tu forma ese tiempo que ya no existe pero que sigue presente en nosotros.
Antonio Bravo Nieto – mayo 2013
5 respuestas
Querido Sergio
como ves no soy el unico que se deileto en tus novelas sobre Larache ambas te enganchan y quisieras que nunca se acabara el texto en ambas historias enhorabuena por ello pues seria interesante que tocaras a fondo tanto Tetuan como Melilla hay tanto que contar de aquel dorado durante el protectorado
un fuerte abrazo
Luis
Querido Luis: Pues mira, aunque no se ambienta en la época del protectorado, sino en los años ochenta y en la actualidad, ando escribiendo una nueva novela ambientada en Tetuán. A ver qué sale… Gracias, Luis, por seguir mis trabajos. Un abrazo
Que Antonio BRAVO NIETO se «enganchase» a tus novelas, dice ya mucho de ti – Sergio – como escritor, y mucho de él como lector.
Pero que haya visto a «nuestra» ciudad evolucionar desde 1990. El que se le haya quedado «grabado», que «(…) verla ir empeorando año tras año (…)» tanto a él como a su mujer, les produzca gran tristeza; el que sienta » (…) mía de alguna manera» la ciudad en la que algunos nacimos y todos vivimos y crecimos, hace de él , y lo digo con rotundidad, un paisano, pero también otro de los «Hijos del olvido».
CARLOS
Precioso correo el que te envió Antonio Bravo Nieto… y coincido con él también en una cosa. Tus libros, Sergio, nos acompañan, muy a menudo, volando siempre muy alto. Atravesando países y continentes y océanos. Más de uno de tus títulos también me acompañó viajando y siempre fueron la mejor compañía.
Lo sé, Joana, me lo has contado siempre, y te lo agradezco, ya lo sabes. Un beso