Un relato del escritor larachense MOHAMED SIBARI de su libro RELATOS DE LAL-LA MENANA

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Sidi Mohamed Sibari, nuestro querido Sibari, me envió “Relatos de La-la Menana”, editado en Tánger en mayo de 2011, con portada de Manuel Balaguer; y colgué en este blog una pequeña presentación del libro y la leyenda de nuestra patrona que María Sibari introduce al comienzo del libro.

Es una recopilación de relatos de Sibari, típicos de su narrativa, llenos de socarronería, y con el primero de ellos me reí bastante con la anécdota real que cuenta, porque la experiencia la vivimos juntos.

Así que llamé a Sibari y estuvimos charlando de aquella pequeña aventura en la que lo mejor de todo fue estar acompañados por varios amigos y que Paloma Fernández Gomá nos agasajara con su compañía. Y personalmente, además de Paloma, guardo también un buen recuerdo del trato que recibí de José Luis Tobalina, que me presentó en el acto.

También rememoramos aquel fantástico encuentro que organiczamos, siendo yo presidente de LARACHE EN EL MUNDO, en Málaga, en el año 2007, y que tanto éxito tuvo gracias a las intervenciones de los escritores, paisanos y amigos Mohamed Akalay, Carlos Galea y el propio Sibari, que es más familia que otra cosa. Y, además, gozamos con la música de Ramón Tarrío.

El resto de lo acontecido, tras aquel encuentro en Málaga, lo cuenta muy atinadamente Sibari en este primer relato titulado “Jimena de la Frontera”, que quizá por ser algo personal resulta ameno y ágil. Pero lo llamativo de lo que relata Sibari en la segunda parte del cuento es que, efectivamente, casi nunca te pagan cuando intervienes en un acto literario, la mayoría de las veces porque lo haces por amistad, otras, aunque te prometen cubrir los gastos del viaje, es difícil que lo cumplan.

Jimena de la Frontera: Sergio Barce presentando mi novela «Sombras en sepia» junto a José Luis Tobalina

De mis intervenciones y presentaciones de libros, sólo en dos ocasiones han cumplido con lo prometido, y ambas han sido Universidades: la de Murcia y la de Tetuán, y de ambas guardo gratísimos recuerdos, especialmente de la de Tetuán porque ahí sí que me sentí afortunado, un privilegiado de poder intervenir ante sus profesores y alumnos.

Y como Sibari me ha dado permiso para reproducirlo, lo hago a continuación.

Sergio Barce, agosto 2012 

JIMENA DE LA FRONTERA

Recibimos con inmensa alegría la invitación del escritor Sergio Barce Gallardo. Por nada del mundo hubiésemos perdido ese evento, pues se trataba nada más ni nada menos que del día de Larache en el Corte Inglés de Málaga.

Mi humilde persona y mi colega Simo nos habíamos levantado muy temprano esa mañana.

Llegamos a las ocho en punto al puerto de Tánger. El día era magnífico, soleado y de una agradable temperatura. Al pagar los billetes en una agencia de viajes y llegar al puerto, fuimos directamente al control de policía.

Ayudado por mi colega, conseguí subir la empinada cuesta y sellar nuestros pasaportes. Luego pasamos al Control de Aduanas, donde nos registraron el pequeño equipaje, y fuimos a sentarnos para esperar la llegada del barco en la sala de espera. Estuvimos sentados más de una hora esperando y mi amigo, intrigado, fue a preguntar al Agente de Aduanas.

-¿A qué hora llega el barco?

-Me deja ver los billetes, ¿por favor?

Al otear los billetes, le señaló con el dedo un lejano muelle de embarque.

-Tendrán que embarcar en aquel muelle.

-¿Por qué no me informaron al principio?

-Haber preguntado antes.

-¡Será posible! ¿Cómo vamos a llegar hasta ese muelle? Si está muy lejos; además, mi compañero se vale de dos muletas para caminar.

-Eso tiene solución, pida una silla de ruedas.

-¿Dónde?

-Allí, donde están sentados esos dos agentes de aduanas.

Se trataba de una señora de baja estatura, muy blanca, demasiado agraciada en tejido adiposo, rubia de brocha y dos ubres que hacían juego con sus dos michelines y su trastienda de mula. En cuanto a su colega, moreno, también bajito, que de pie creo que sólo podía ver la punta de sus zapatos a causa de su Michelín anterior. Entre los dos formaban una de esas tiendas de la frontera de Ceuta, es decir, mortadela, chocolate, queso de bola, etc…

A mi paisano, al coger la silla de ruedas, el agente le dijo:

-¿Qué hace usted?

-Ya lo ve, coger la silla para llevar a mi compañero al otro muelle.

-Tiene usted que dejarnos en depósito su pasaporte y, cuando nos devuelva la silla, se lo devolvemos.

-Menos mal que he acompañado es este viaje a mi amigo…

-¿Por qué?

-Porque él no hubiese podido devolverles la silla.

Año 2007 – Día de Larache en Málaga, organizado por Larache en el Mundo

El agente comenzó a titubear, y le dijo:

-Es… que… a veces… no la devuelven y, a veces, la roban.

-No entiendo cómo la pueden robar, si parece una silla de ruedas de esas de la primera guerra mundial.

El bonachón de mi amigo me ayudó a sentarme en la dichosa silla después de dejar su pasaporte en esa casa de empeños.

Como la carroza imperial no tenía frenos, nada más que el chirrido de las ruedas, la máxima autoridad y Doctor en las “Maqamat” (picaresca) me condujo hasta el muelle.

De pie y apoyado en mis muletas, esperé la vuelta de mi amigo.

La puerta del garaje del barco estaba abierta. Sólo había un policía, un agente de la naviera y un viejo marinero. Este último, me invitó a sentarme en unas escaleras de hormigón pintadas de cal blanca, llenas de grasa y aceite.

-Si va a esperar de pie se va a cansar, ¿por qué no se sienta?

Viendo su buena voluntad, le dije:

-Muchas gracias señor, pero este salón inglés de puro cuero no me gusta. Hubiese preferido un salón árabe para acomodarme a mis anchas.

El viejo lobo marino soltó varias carcajadas y los otros le secundaron.

Sonó el teléfono del policía y, durante la conversación, pude oír:

-El que nos devolvió la silla es un profesor universitario.

-Entendido, gracias.

El señor me ayudó a subir la rampa del garaje y una vez dentro de éste, el oficial de la naviera me subió en un montacargas hasta la cafetería del barco.

Al llegar sudando mi amigo, pidió dos botellines de agua fría y nos acomodamos en dos butacones cercanos a una ventana desde donde se podía ver el mar y la bahía de Tánger.

Estuvimos sentados sin entablar conversación durante un buen rato y, al final, para romper el silencio, nos entró un ataque de risa.

En menos de treinta minutos llegamos al puerto de Tarifa.

Un joven de la tripulación nos reconoció y, sin pedírselo, nos trajo una silla de ruedas. El muchacho nos acompañó hasta la puerta de la pequeña aduana y nos dijo:

-Siento no poder acompañarles hasta la salida.

-¿Por qué? –preguntó el Si Mohamed.

-Porque está prohibido.

Después de una larga espera en la cola para sellar el pasaporte en la policía, en la pequeña sala no había ni una silla donde sentarme. Me acerqué a la ventanilla donde una señora con uniforme de policía sellaba los pasaportes. Intenté llamar su atención, pero fue en vano. Así que me quedé el último en sellar mi pasaporte, y una vez sellado le dije:

-Señora…

-¿Sí?

-¿Los minusválidos no tienen ningún derecho en Tarifa?

Agachó la cabeza y no me contestó. Creo que era el principio de la crisis económica.

Gratis fue el autobús que nos condujo hasta Algeciras, donde, en el puerto, nos estaban esperando nuestro paisano Antonio Mesa y su distinguida esposa para llevarnos en coche a Málaga.

Una vez en el hotel, y después de una buena ducha, almorzamos y echamos una pequeña siesta. Al levantarnos, en menos de diez minutos, llegamos al Corte Inglés de Málaga.

En 2007: Día de Larache en Málaga – Mohamed Sibari, Mohamed Akalay, Sergio Barce y Carlos Galea

Fuimos recibidos por más de un centenar de amigos y amigas, hijos de nuestra querida Larache. Fue muy emocionante porque había paisanos a los que no habíamos visto desde la infancia.

Intervinieron los escritores Barce, Galea, Akalay y mi  humilde persona. Fue una tarde noche maravillosa.

A la mañana siguiente, el presidente de la Asociación Larache en el Mundo, nos llevó al puerto de Algeciras, donde subimos en el barco de vuelta.

Una semana después, escritores españoles y marroquíes fuimos invitados por el Excelentísimo Alcalde de Jimena de la Frontera a un encuentro cultural. Lo de la silla de ruedas y el pasaporte fue otra “repetición de la jugada”.

En el puerto de Algeciras, un señor muy simpático nos estaba esperando para llevarnos a Jimena de la Frontera. Una vez en ésta, fuimos directamente al hotel, donde el personal nos trató de forma exquisita. Hacía mucho calor, pero el agua estaba bastante fría.

En una pequeña iglesia rehabilitada, donde tuvo lugar el encuentro, el calor desapareció y la brisa del monte comenzó a refrescarnos. Después de la alocución del señor alcalde y largarse alegando que su progenitor se había puesto enfermo, comenzaron las ponencias de los escritores.

Durante la cena, el administrador señor Diego nos preguntó:

-¿Tienen ustedes cuenta bancaria en España?

-No. No tenemos cuenta. (Aunque la mayoría de los altos funcionarios de nuestro país sí que las tienen).

-Entonces tienen que darnos el número de sus cuentas bancarias en Marruecos.

-Normalmente, se nos paga con un cheque, con el cual retiramos el importe del viaje y la conferencia, en un banco de la ciudad en la que hemos sido invitados –les dijo uno de los escritores.

-No se preocupen. El importe del viaje y sus honorarios les llegarán a sus respectivas cuentas bancarias de su país.

Regresamos a nuestra tierra, y volvimos a dar conferencias en varias ciudades de la península, donde siempre nuestros gastos eran pagados por las personas que nos invitaban, bien sean universidades o ayuntamientos.

Uno de nuestros colegas, animado por nosotros y por sus hijos, optó, por fin, por obtener su permiso de conducción.

El día del examen, nervioso, el ingeniero de Obras Públicas de Larache, dijo al escritor:

-¿Dónde no puede usted parar o aparcar?

-En una curva. En una cuesta. En…

-¿Y en qué más?

-En Jimena de la Frontera…

-¿En qué? ¿En qué sitio?

-En un pueblo de unos diez mil habitantes situado al este de Cádiz, a 195 kilómetros. Limita al Norte con Algar, el Sur con Marchenilla y Castellar de la Frontera, al Este con San Pablo de Buceite. Al Oeste con Medina Sidonia. Es un pueblo muy bonito y su gente muy acogedora.

Pasaron los años y, como dice la canción que cantaba la actriz Sara Montiel: fumando espero, del Excelentísimo Ayuntamiento de Jimena de la Frontera, nuestro dinero…

MOHAMED SIBARI

Entre la profusa obra de Mohamed Sibari destacan “El babuchazo” (La-la Menana y AEMLE, Tánger, 2005), “El caballo” (EMI, Tánger, 1993), “Cuentos de Larache” (AEMLE, Tánger, 1998), “Pinchitos y divorcios” (La-la Menana, Madrid, 2002) o “De Larache al cielo” (AEMLE, Tánger, 2006).

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13 respuestas

  1. Jaa jaaa- Mucho me he reído con los escritos y más con la propuesta de Sibari al reclamar que le sea otorgado el número de obras , la rebaja no es justa- En Marruecos si están en crisis , no se nota porque las calles están llenas de gente con muy buenas caras y no con amarguras como se ve nada más llegar a Madrid- Después de nustras vacaciones hemos notado que los titulares de los escritores españoles , me refiero a periodistas , son algo amargos- La anécdota de la silla está contada muy real , como si la viera- Un abrazo a los dos desde Canarias-Mercedes Muñoz-

  2. Simo,

    Cada vez escribes mejor y tus obras siendo muchas . efectivamente aun siguen creciendo en numero y calidad.
    H a sido una suerte volver a verte y leer tu ingeniosa prosa. Un acierto de Sergio traerte hoy a essta su Web. de tanta visibilidad. Enhorabuena!!!
    Aqui vamos pasando un verano de calor axfisiante. Pero la lectura de tus cuentos costumbristas nos refresca.
    Sigo esperando una direccion email para poder contactar ágilmente La que me paso nuestro amigo MA veo que no ha servido.

    con un abrazo

    Jose ramon remacha
    Embajador de España

  3. Embajador: soy funcionario del Estado como usted. Pero ante todo soy ciudadano. Me gustaría ver su nombre en la lista de la petición para que no se cierre en Consulado (o Cancillería) de España en Larache. La presencia oficial de nuestra representación, igual que la del Colegio «Luis Vives», sigue haciendo posible una interculturalidad que la obra del Sr. SIBARI debiera bastarle como ejemplo. Posiblemente le baste, y quizás haya tomado otra vía para apoyar el que no cierren el citado Consulado. Pero no obstante, su firma virtual, sería de considerable valor y significado.
    Carlos TESSAINER- TOMASICH. DOCTOR EN GEOGRAFÍA E HISTORIA.

  4. Lo que me rei que excelente narrador es usted Sr Sibari me pude imaginar las varias peripecias de ese viaje. Y quien sabe el dinero estara en algun banco y perdieronla llave.
    me encanto ver la portado que hizo mi querido amigo de adolescencia Manuel Balaguer, te felicito mamel.
    abrazos

  5. Reitero las gracias queridos amigos por vuestros elogios hacia mi persona .
    Dr.Jose Ramon Remacha Tejada ,mi buen amigo y mecenas de la Ex AEMLE ,para saber de su estado de salud le envie dos cartas y este lunes le iba a mandar ,la tercera ,pues no recibí respuesta alguna .Adjunto remito mi E-mail
    sibari-2

  6. felicidades Sr Sibari,sus lecturas son muy amenas y le comento que algunas de ellas conocen mis alumnos y por supuesto mi familia en la que no se encuentra ya Salvador que gustaba leer su amena lectura .Abrazos

  7. Exquisita su manera de narrar los hechos, Sr Sibari, con esa fina y elegante ironía para describir los rasgos de cada personaje y destacar sutilmente – con humor – las diferencias de cada cual. He disfrutado mucho con la lectura de este ameno y chispeante relato.

    No quisiera pasar por alto las palabras que Carlos Tessainer dirige al Sr embajador por el cierre del Consulado de Larache. Ante este lamentable suceso que nos duele y preocupa a todos los que allí vivimos, me parecen las palabras más acertadas y oportunas que puedan decirse llegada la ocasión. Con lo cual,- respetando las distancias, pues no soy más que un simple paisano orgulloso de mi pueblo- subscribo cada una de estas palabras de principio a fin.

    Fran

  8. Fue todo un caballero,con su sonrisa y su simpatía hacia los demás,ni que decir su aprecio y su estima hacia todo que se mueve por larache,en paz descansa amigo Sebbari y que Dios te tenga en su mesiricordia

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