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«UNA ORACIÓN SIN DIOS», UN LIBRO DE KARIMA ZIALI

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 Una oración sin dios es la primera novela de Karima Ziali. No es un libro extenso, pero sí es de una gran intensidad. En alguna parte he escrito que es una novela envolvente. En efecto, estas páginas poseen algo que te emboza, que te engulle, como le ocurre a Morad, el protagonista, que es absorbido por una vida que no ha elegido. Con una estructura inusual, toda la primera parte es un recorrido casi lineal por el día a día de este joven que se quiebra en los últimos capítulos dando un arriesgado salto atrás, a los orígenes. Eso hace que la novela se balancee en un equilibro muy frágil, pero acertado, quizá como prolongación inevitable a la vida del protagonista, que es una vida llena de trampas y de desengaños, vivida al límite. Ser musulmán y ser un ferviente creyente o ser musulmán y transgredir el Corán y cuanto su madre le ha enseñado, ser musulmán y vivir el sagrado mes de Ramadán de forma estricta o ser musulmán e infringir lo aprendido en la madrasa. Ésa es la lucha interna de Morad, su búsqueda de la verdad, de su verdad.

«Morad empieza a sentir cierta inquietud. Algo le hierve por dentro. Su estómago ruge de hambre, se retuerce ante los efluvios dulces y calientes que emanan de todas las tazas. Una fuerza intangible y benévola dirige a Morad hacia la mujer. <¿No sabes que estamos en el mes de Ramadán?, ¿qué haces comiendo? Debería darte vergüenza>. A Morad parecen caerle las palabras del cielo. Siente la incomprensión de su gesto que surge de una forma tan fluida, tan sensata, tan llena de razón. Tiene la sensación de que todo proviene de un mundo inocente e imperturbable. Su tono y su velocidad mantienen el ritmo de una ceremonia iniciática de la que, por un breve instante, se cree maestro y artífice.

Morad permanece en silencio. La mujer lo mira sosteniendo la taza. Todo lo que viene después desencadena en él un sentimiento de caos que lo perseguirá todo el día. Ella esboza una ligera sonrisa, levanta la mano y dirige con impecable precisión la taza de café a su boca, tratándola como si fuera una ambrosía, ingiriendo su líquido sin apartar ni un segundo la mirada de los ojos de Morad.»

 Situar durante el mes de Ramadán toda esa primera parte del libro subraya aún más la incertidumbre y el desasosiego que atrapa a Morad en una tela de araña que lo asfixia. Quiere comprender y quiere encontrar, pero la falta de oxígeno es abrumadora. Su profesor Domènech, que hace acto de presencia en instantes cruciales, es como ese salvavidas que le lanzan a quien se ahoga pero que tarda en descubrirlo entre las olas y tarda aún un poco más en alcanzarlo a nado. Todo es un caos interno en Morad, una pelea entre sus dos yo. Y Domènech, como contrapunto a su madre, Farida, es quien le va dando las pistas para salir de su laberinto.

«…Domènech no dice nada. Parece estar ahí como quien pasea a solas. Morad se limpia las migas pegadas a sus labios enrojecidos y con la mirada pegada al suelo solo se le ocurre decir <es una mierda ser moro>. Domènech detiene el paso y Morad, que acaba de escuchar las palabras que han salido por su boca, es incapaz de articular un sonido más. Respira y levanta la vista hacia Domènech que lo mira con su calma particular. <Ser moro no es lo que hace que tu vida sea una mierda>. Morad asiente y en seguida se arrepiente de lo que ha dicho. Su pómulo derecho parece una pelota de papel de lija que pule su carne por dentro. <No pienses que por ser español las cosas te serían más fáciles>, sentencia Domènech que retoma el paso, <entre tú y yo no hay tanta diferencia. Eso es lo que mata al mundo, pensar que somos distintos.>   

Morad vive con una bolsa de plástico que le cubre la cabeza, y a manotazos, a bocados, a gritos, trata de librarse de ella. Quiere respirar y ver la luz, dejar a un lado las sombras, sacudirse la presión de una educación estricta basada en la religión. Ser libre. Por eso es una novela envolvente, porque esa asfixia del protagonista la experimenta el lector y hay que llegar al último capítulo para saber si al final esa bolsa de plástico se rompe y se vuelven a lenar los pulmones de aire puro. Los de Morad y los nuestros. 

Karima ha escrito una novela dura y sin concesiones, envolvente.

Una oración sin dios ha sido publicada por Ediciones Esdrújula.

Sergio Barce, mayo 2023 

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