Recién llegado de la Feria del Libro de Madrid. Además de la satisfacción del reencuentro con los amigos y con los lectores, además de estampar mi firma en los ejemplares de El mirador de los perezosos que tan amablemente han comprado quienes se acercaron a la caseta 29 de Librería Balqís, la feria te regala otros instantes que te dejan un dulce sabor de boca. Uno de esos momentos tan especiales fue la visita de mi amigo Alberto Gómez Font. Traía con él una preciosa y muy bien conservada antigua tarjeta postal con la imagen del Zoco Chico de Larache, que había adquirido en el Rastro madrileño, uno de los habitats recurrente de Alberto. Y me la regaló sabiendo lo que significa Larache para mí. Un gesto que dice mucho de su generosidad. También llevaba el ejemplar de El mirador de los perezosos que yo le había llevado a Tánger, pero que aquel día olvidé dedicárselo. Así que reparé en Madrid el olvido cometido en Tánger. Y hoy, Alberto me envía uno de los relatos que forman parte del libro que prepara para ser publicado más pronto que tarde. Ya me había hablado de este cuento en concreto, que lleva por título Cóctel póstumo. En él hay un personaje, Elías Jacob Guitta, que también aparece en uno de los relatos de mi libro El mirador de los perezosos titulado Beit Hahayim. La historia que narra Alberto tienen algo de mágica y te deja una sonrisa en los labios al acabar su lectura. Un buen aperitivo para un libro dedicado a los cócteles tangerinos.
2 comentarios
Fue un gusto visitarte en la feria y es un gusto compartir contigo ese personaje del cementerio, querido Sergio.
Lo mismo te digo, querido y admirado Alberto.