Hay gentes que siembran sus sueños en invierno
para que, cubiertos de hojas, den flores en primavera.
Otros hay que los siembran en verano
para que nazcan en las riberas con el sol.
Pero yo
siembro mis sueños en otoño, entre brasas,
para recogerlos con mis dientes
de las llamas.
Estos preciosos versos pertenecen a uno de los más grandes poetas marroquíes: Mohammad Sabbag. Y forman parte de su libro Del fuego y de la luna y otros poemas.
Mohammad Sabbag, nacido en Tetuán en 1927, colaboró con Trina Mercader, y, entre sus obras, destacan: Aroma ardiente, publicado en su ciudad natal en el año 1953, que tuvo un gran eco en todo el mundo árabe; El árbol de fuego, aparecido al año siguiente en español, y más tarde lo haría en árabe; Del fuego y de la luna y otros poemas…
EL LOCO
Durante los diez primeros años de mi vida,
escribí sobre mi traje escolar:
Mi pueblo es mi canción.
Y seguí cantando…
Pasó el tiempo. Sopló el aire. Y se llevó mi canto.
Durante los segundos diez años de mi vida,
tracé sobre mi libro, con mi pluma:
Mi pueblo es mi juventud.
Pasó el tiempo. Sopló el aire. Y borró mi escritura.
Durante los últimos diez años de mi vida,
escribí con mi propio sudor, sobre mi frente:
Mi pueblo –y vuestro pueblo– se ha dormido en vuestros brazos.
Y pasa junto a mí mi propia gente, espantada, diciendo:
¡Ese es el loco! ¡Alejaos de él!
De El árbol de fuego. Versión de Pedro Martínez Montávez.
Un comentario
Qué hermosos, qué bellos los poemas de Mohammad Sabbag!
Me han hecho recordar intensamente unos versos que un día me hicieron vibrar…
«Lleva una flor en la mano, es una de esas rosas que florecen en otoño…
Al llegar a su altura quedamos uno frente al otro y nos miramos con una ternura mágica, con la certeza de algo imposible…»
Un beso