Segunda entrega. Pasada la página 400 de esta maravillosa enciclopedia, cumplo mi promesa en este intento por resumir y abarcar todo el valor del libro del Al Tebib Pepe Edery.
Me he encontrado en estas otras doscientas páginas de “Viajando por el Magreb Hispánico” con tal profusión de temas, anécdotas y detalles históricos que no tengo más remedio que volver a quitarme el sombrero: chapeau! Y aceptar que mi desconocimiento en tantas materias comienza a ser preocupante. ¿O será que Pepe Edery sabe más de lo que debiera? Seguro que mi pregunta le hace sonreír.
Pero lo cierto es que se aprende, y se aprende mucho en este libro de viajes, de memorias, de anecdotarios, de Historia, de historias… ¿cómo calificarlo? Imposible. Ya dije en la primera entrega que es una especie de Summa, y sin duda lo es. Pero también es un mosaico lleno de humanidad y de afecto hacia el Magreb, y en especial hacia Marruecos, y más exactamente hacia Larache, que es la debilidad de Pepe Edery.
La parte central de “Viajando por el Magreb Hispánico” arranca con la Independencia de Marruecos, que nos relata a través de sus propias experiencias personales y familiares y a través de lo protagonistas que han escrito la Historia de ese acontecimiento fundamental del país. Su admiración por la labor del rey Mohamed V es evidente.
Fantásticas son sus anécdotas personales, como la que vivió con el doctor Omar el Khatabi, que recomiendo. Y entre una cosa y otra, mi querido Pepe Edery me enseña, como el extraordinario hombre-enciclopedia que es, el significado y protocolo de los saludos y de las bendiciones en la cultura magrebí, como el beso (confieso que alguna vez he cometido alguna imprudencia o torpeza con alguna amiga marroquí en público, de lo que uno se da cuenta en el mismo instante del error), o la blasfemia, la muerte y el entierro y los ritos funerarios, la leyenda de los Siete Durmientes, o de la diferencia entre Barakallahu fik y Chukram, el significado de los diferentes números para cada una de las tres religiones –a Pepe García Gálvez le encantará la parte dedicada al número siete-, y nuestro Al Tebib Harofé nos hace viajar también por la Historia llevándonos desde los califas Alí y Abd al Rahman I hasta el actual monarca Mohamed VI mientras a la vez nos explica las diferencias entre los sunnitas y los chiítas, qué supuso la Marcha Verde sobre el Sahara, nos habla de las monedas en el Magreb, de la actividad del padre José Lerchundi en Marruecos, o el origen y el significado en la cultura marroquí de personajes reales, como el famoso General Mizián o la Duquesa de Guisa, y ficticios, como Yoha, que es tan popular en tantos relatos.
Así como la leyenda de la patrona de Larache Lalla Menana… Porque hay además un extensísimo capítulo sobre los santos del Magreb, muy curioso y lleno de datos históricos y anecdóticos.
El capítulo de los rezos es amplio, curioso, aleccionador, pero es una buena enseñanza para acercarse a los pilares del Islam, a cómo se practican los rezos en cada lugar, a sus significados, cuáles son los rituales desde la ablución hasta el propio rezo; y muy detallista es también su relato sobre las manifestaciones públicas del Shavuot en Larache y los rezos de su padre, de Babá. Y también son curiosas sus explicaciones sobre la postergación, el acto de descalzarse antes de entrar en la mezquita o la Fatiha.
Hay una breve pincelada en esta parte del libro que me gustaría reproducir porque nos trae recuerdos a todos los larachenses, una imagen que está grabada en nuestra memoria, la del barquillero:
<En un local del Pasaje Moreno, Dris el Lahguar (el tuerto, pues debía tener una anomalía en un ojo) vendedor ambulante frente al Cine Ideal, con su carro de cuatro ruedas, de pipas, cacahuetes, camarones hervidos, almendras y demás comestibles, para entretenimiento durante la proyección cinematográfica, había instalad un depósito de chufas para preparar horchata. Con el tiempo instaló sucursales con sus carros ambulantes frente a los cines Teatro España, Cine Coliseo y Cine Avenida, y además junto al carro, un ayudante vendía barquillos. El barquillero es un personaje típico madrileño, con la venta o rifa de sus tradicionales barquillos de canela o de miel. En el Marruecos español del Protectorado, y en la región occidental de Argelia, se reflejaban y tenían su ubicación las mismas costumbres y actividades de las provincias españolas, en simbiosis con las tradiciones magrebíes.
Y una era el barquillero, sobre todo a la puerta de los colegios y de los cines, con su coloreada y dibujada bombona metálica coronada por su ruleta, y la cesta de mimbre repleta de barquillos. La numeración de la ruleta, de entre 12 y 20 números repetidos del 1 al 4, iban intercalados por cuatro, seis o más espacios llamados clavos, en los que si la hoja al girar se paraba, se perdía. Se podía optar por comprar directamente el barquillo, lo que era más barato y seguro, o bien jugar, que es lo que hacíamos la mayoría, ya que, aunque la jugada era más cara, había posibilidad de ganar cuatro deliciosos y crujientes barquillos. Dris, a las horas de la oración, extendía una pequeña estera en la puerta, dificultando en ocasiones el paso de transeúntes, para hacer sus plegarias preceptivas.>
Nos lleva al interior de un Hammám en Larache, al cementerio judío, incluso a la Plaza de Toros que se montó en Larache.
<En Marruecos fueron efímeras las Plazas de Toros de Uxda, quizás la más antigua donde Romerito toreó en 1912, la de Villa Sanjurjo –Alhucemas- inaugurada en 1951 y la de Larache. Sobre todo ésta, que se construyó en ladrillo y piedra, sin chiqueros, en los terrenos lindando con la Hípica militar y los bosques de los Viveros municipales por iniciativa del Ingeniero de montes Mariano Jaquotot Uzurriaga, amigo del Alto Comisario el teniente general Orgaz, quien le había destinado a Larache en 1943. El ejército español del Protectorado ayudó en su construcción en un tiempo súper record para celebrar una sola corrida, en la que participaron los cuatro hermanos Bienvenida. Es decir, Pepe, Antonio, Luis y Juanito –éste, que era el pequeño, cumplía su servicio militar en la ciudad-, estando la plaza en la actualidad totalmente en ruinas.>
Y es que, para mi sorpresa, he descubierto que el padre de Pepe Edery fue socio de la Plaza de Toros de Tánger, un monumento único en África que languidece como tantas otras joyas arquitectónicas del pasado de Marruecos que se están perdiendo absurdamente, cuando podrían ser heredadas como parte de la historia y del patrimonio del país y dedicarlo a centro cultural, recinto para conciertos y teatro, en fin, un monumento de incalculable valor.
Y aunque el libro es tan extenso como denso, cuando habla de Larache se detiene, toma aire y relata con parsimonia, casi acariciando las palabras. Sirva de ejemplo, una anécdota familiar de Pepe Edery, para mostrar su peculiar forma de explicar la forma de ser marroquí, en este caso el “conformismo” tan característico de nuestra idiosincrasia cultural:
<Recién terminada la Guerra Civil española, el que fue gran rabino sefardita de Haifa, en Israel, el entonces rabino principal de Meknes durante el Protectorado de Francia en Marruecos, Rebí Yusef Messas, visitó a su hermanastro Yamín <mi abuelo paterno> que residía en Larache, en la zona costera atlántica del Protectorado de España. Yamín llevaba una vida tranquila y sosegada, conformándose con las ganancias que obtenía de su tienda de ultramarinos en la calle Real y el arrendamiento de alguno de sus inmuebles. Por la mañana iba a su sinagoga, de la que era propietario, y luego unas pocas horas matinales las pasaba en la tienda charlando con los clientes; el almuerzo, la tradicional siesta, algunas lecturas de la Torá <había estudiado en un yechivá o seminario de Meknés>, breves paseos por el puerto, charlas con los amigos que se cruzaba, que eran muchos, otra vez sinagoga para rezos y charlas vespertinas, a cenar y a dormir. Su hermano, al observar lo exiguo de sus ganancias, y que de éstas gran parte se las llevaban los pobres y necesitados a los que solía vender de fiado y cuyos préstamos nunca cobraba, al igual que la mayoría de los alquileres de sus inmuebles, le aconsejó y propuso, con un inhabitual espíritu europeísta, quizá adquirido en Argelia, cómo aumentar las ganancia.
-Mira, Yamín, lo que tienes que hacer es trabajar por las tardes y muchas más horas. Con el tiempo ganarás más dinero, ahorrarás y podrás comprarte más casas, lo que a su vez te aumentará las ganancias y podrás continuar ampliando tus negocios. Así, cuando tengas sesenta años, es decir, dentro de unos veinte años, podrás vender todo y con los millones que has ahorrado y ganado podrás vivir como quisieras.
Mi abuelo Yamín le preguntó, al que acababa de dejar su puesto de gran rabino en Tlemcén en Argelia, para aceptar un puesto menor en su ciudad natal de Meknes.
-Jay (hermano) Yusef, y cuando tenga tantos millones, ¿qué haré?
A lo que le respondió su hermano, también pequeño de talla pero rubicundo y luciendo una abundante y prematura barba encanecida.
-Pues entonces pasearás cuando quieras, charlarás con tus amigos, podrás leer tranquilamente, alquilar tus casas, comprarte una sinagoga, dormir lo que se te apetezca, dar limosnas a todo el que te la pida, disfrutar de la familia y no preocuparte de nada de este holam (mundo).
Yamín, con su voz suave y tranquila, característica en todos los hermanos, pero con un pequeño fondo socarrón, le contestó:
-Ah, jay. ¿Para qué tanto trabajo, esfuerzos y ganancias? Y sobre todo, ¿por qué tengo que esperar veinte años para hacer lo que vengo haciendo todos los días?
Sorprendido Yusef ante esta lógica tan simple y conformista, muy propia del país donde ambos habían nacido y vivido, tras una espontánea carcajada, abrazó a su hermanastro y con expresiones cariñosas, mezcla de árabe y hebreo, le dijo entre otras frases de aprobación:
-¡Andek al hak, a jay la´aziz! -Tienes razón, mi querido hermano-.>
También nos lleva a la Zauía Kadiria y a la procesión de los aixauas, recuperando escenas que parecen hundidas en el olvido.
Cuando Pepe Edery nos habla de la Fatiha, también explica las similitudes que existen entre los rezos musulmanes, hebreos y cristianos, y de aquí le robo cariñosamente las estrofas o rezo musulmán que prueban lo anterior, que demuestra la convivencia e intercambio cultural existente, y que me sirve además para poner punto y final a esta segunda entrega de mis impresiones sobre su libro. Las estrofas dicen:
<Que los verdaderos creyentes, los creyentes de Al Kitab, el libro de las tres religiones, tanto ellas como ellos, son amigos los unos de los otros>.
Sergio, no sé si esperar a que acabes las páginas que te quedan para hacerme con este imprescindible -estoy segura- ejemplar de José Edery Benchluch o ya ir a por él… el caso es que con tu valiosísima apreciación acerca de todo lo que ya llevas leído no puedo evitar -y es que siempre lo consigues, atraerme hacia una lectura que por supuesto, luego me digo: volvió a acertar!!- sentir enorme curiosidad e interés por «poseer» esta enciclopedia.
De nuevo, gracias por tu recomendación porque realmente pienso que valdrá la pena las horas dedicadas a tal lectura.
Un beso.
He leido el libro, y me ha encantado, por varias razones. La primera porque está muy bien escrito y su lectura es muy amena, la segunda porque conozco a Pepe Edery de toda la vida: Estudiamos juntos en los Hnos. Maristas de Larache, siendo amigos en aquella bendita tierra , y en la actualidad, y la tercera porque puedoi aseguraros que me llenó de emoción, cuando al leer el libro, tuve la gran sorpresa al ver que me nombraba en su página 421.
¡Gracias Pepe Edery, por el detalle!
Qué interesante y ameno todo lo que cuenta este hombre. Te entran ganas de leer y leer, aprender y aprender, más y más…
Ofú, Sergio, al ritmo que llevo (si parece peloteo, me da igual) tendré que pagarte una especie de tributo o algo por entrar aquí tan a menudo y ocupar el espacio de los comentarios. Estoy tela de «enganchao» a tu blog ¿se nota? jajajajaj. La culpa es tuya por traernos tanto bueno e interesante, que lo sepas.
Un abrazo.
hola todos/as,
el relato de las ganancias, la jubilación y el cuento d la lechera es muy bueno, entenecedor y «auténtico».
gracias Sergio por tu dedicación y relatos de Marruecos,
Gracias Sergio por traer pasajes del libro de nuestro entrañable contador Pepe,
con atencion a los detalles. Gracias Pepe, sigo la peripecias con mucha atencion.
shalom u braja
7 respuestas
Sergio, no sé si esperar a que acabes las páginas que te quedan para hacerme con este imprescindible -estoy segura- ejemplar de José Edery Benchluch o ya ir a por él… el caso es que con tu valiosísima apreciación acerca de todo lo que ya llevas leído no puedo evitar -y es que siempre lo consigues, atraerme hacia una lectura que por supuesto, luego me digo: volvió a acertar!!- sentir enorme curiosidad e interés por «poseer» esta enciclopedia.
De nuevo, gracias por tu recomendación porque realmente pienso que valdrá la pena las horas dedicadas a tal lectura.
Un beso.
eso espero, Joana. Pero si algo no me gusta ya sabes que lo digo, obviamente no es el caso.
Te mando un beso muy fuerte
sergio
He leido el libro, y me ha encantado, por varias razones. La primera porque está muy bien escrito y su lectura es muy amena, la segunda porque conozco a Pepe Edery de toda la vida: Estudiamos juntos en los Hnos. Maristas de Larache, siendo amigos en aquella bendita tierra , y en la actualidad, y la tercera porque puedoi aseguraros que me llenó de emoción, cuando al leer el libro, tuve la gran sorpresa al ver que me nombraba en su página 421.
¡Gracias Pepe Edery, por el detalle!
Qué interesante y ameno todo lo que cuenta este hombre. Te entran ganas de leer y leer, aprender y aprender, más y más…
Ofú, Sergio, al ritmo que llevo (si parece peloteo, me da igual) tendré que pagarte una especie de tributo o algo por entrar aquí tan a menudo y ocupar el espacio de los comentarios. Estoy tela de «enganchao» a tu blog ¿se nota? jajajajaj. La culpa es tuya por traernos tanto bueno e interesante, que lo sepas.
Un abrazo.
Y que siga, Fran. Si no fuera por vuestros comentarios, ¿para quién haría esto? Gracias, jay
sergio
hola todos/as,
el relato de las ganancias, la jubilación y el cuento d la lechera es muy bueno, entenecedor y «auténtico».
gracias Sergio por tu dedicación y relatos de Marruecos,
tu amigo,
José Miguel
Gracias Sergio por traer pasajes del libro de nuestro entrañable contador Pepe,
con atencion a los detalles. Gracias Pepe, sigo la peripecias con mucha atencion.
shalom u braja